Vida y estilo

“No creo que esté sobrevalorado el amor; sí que lo esta el sexo”

Ha sido imagen y voz de muchos programas de televisión y radio. desde hace tres décadas es también un referente en el mundo de la novela negra y también en el del ensayo. Su verdadera pasión y necesidad es la escritura.
Marta Robles ha trabajado, y lo hace aún, en prensa escrita, radio y televisión.

Es una mujer muy versátil y ha contado historias de todas formas posibles: por escrito, prensa y libros, radio y televisión. Le gusta sumergirse en el mundo de la novela negra, un género que le permite narrar parte de la realidad social de una forma certera y real. Marta Robles ahora presenta un nuevo título que suma a su colección: Lo que la primavera hace con los cerezos.

PERSONAL

Edad: 59 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Trayectoria: Comenzó su carrera profesional en la revista Tiempo y desde entonces nunca ha dejado de colaborar en distintas publicaciones como Panorama, Man, Woman, Elle, Carácter, Wapa, XL Semanal, el Magazine de La Vanguardia, La Gaceta de Salamanca o La Razón. En televisión ha trabajado en distintos canales. Ahora lo hace en Espejo público. Desde hace tres décadas es una escritora que ha publicado novela y ensayo. El último acaba de publicar es Lo que la primavera hace con los cerezos.

Ha utilizado un verso de Neruda para titular el libro, Lo que la primavera hace con los cerezos.

Es el último de los veinte poemas de amor. El verso completo dice: Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos. Me parece que es muy motivador y es lo que mejor describe el buen amor.

¿Cuál es el buen amor?

El que saca lo mejor de ti, el que te ayuda a crecer. Es el amor que hace resplandecer.

¿De qué tipo de amor estamos hablando? Cuando hablamos de amor casi siempre lo hacemos en referencia al amor en pareja.

Al que nos suma, al que no nos resta, al que no nos duele, al que nos hace más felices... Cuando hablo de amor tengo claro que no solo hablo del amor de pareja. 

El amor mueve el mundo, eso dicen.

Está claro que sí. Pero no solo el amor de pareja. Es el amor padres e hijos, el amor entre amigos... Lo que mueve el mundo es fundamentalmente el amor entre las personas.

¿Qué le invitó a hacer este libro?

Yo quería hacer un relato de lo que supone el amor, el desamor, la pérdida y las relaciones entre personas. Es muy importante ir un paso más allá de lo que todos consideramos el amor romántico. Pero sí quería hablar del buen amor. Ese amor que cuando lo recibes y lo das te sientes francamente bien.

¿Cómo es su concepción de amor?

Es un poco contradictoria. Como estamos comentando, el amor puede ser diferente. Hay diferentes tipos y hay muchos que se acercan y se alejan de mi concepto. Una relación que me ha impresionado es la de Allen Ginsberg, homosexual, y Peter Orlovsky, heterosexual. Ellos se conocen, se enamoran, y mantienen una relación abierta, Ginsberg con hombres y Orlovsky con mujeres, pero establecen una relación amorosa y sexual durante toda su vida. Lo que demuestra que no se ama a los sexos, se ama a las personas.

Con cinismo o sin él, hay una corriente de pensamiento que dice que valoramos el amor el exceso.

No creo que esté sobrevalorado el amor; pienso que es fundamental. Creo que el amor es lo único que no está sobrevalorado, y sí pienso que lo está el sexo. 

Da la sensación de que este libro se escapa de su trayectoria, aunque es cierto que es bastante diversa.

Teniendo en cuenta que he escrito dieciocho libros, todos pueden considerarse diferentes. Esto está dentro de la pausa que he hecho con mi saga de novela negra. Escribí Pasiones carnales, basada en los Borbones, en la historia de España. Creo que este tiene un profundidad distinta al anterior.

¿Más ironía en el anterior?

Sí. Por supuesto. El otro tenía un aspecto de ironía y crítica. Este tiene la voluntad literaria de trasladar un mensaje o una reflexión sobre el amor en la creación.

¿En qué medida influye?

Influye de muchas maneras. Evidentemente, a cada creador de una forma diferente. El saber cómo una persona consigue hacer esas maravillas en la pintura, la literatura, la música, la escritura... me intrigó. Por eso me puse a averiguar cómo habían sido sus relaciones personales.

Son dos libros que se acercan al ensayo. ¿Va a dejar la novela?

¿Por qué? ¿Por qué me preguntas esto? Mi siguiente libro va a ser una novela, creo que será así, pero por el camino puedo cambiar. La realidad para mí es que escribo todos los días de mi vida, para mí, escribir es una necesidad. No entendería mi vida sin escribir, menos aún sin leer. Mi intención es hacer una nueva novela de Roures, mi detective, pero es posible también que después vuelva a hacer otro ensayo. Es que no tengo programada mi vida literaria, quiero que fluya. Quiero permitirme el lujo de escribir lo que me pida la tripa.

A usted la conocimos en medios audiovisuales, radio y televisión...

Empecé trabajando en prensa escrita, luego salté a la televisión y durante muchos años compaginé radio y televisión. Ahora hago una colaboración en televisión una vez a la semana y escribo. Tengo cuatro colaboraciones en prensa a la semana.

La escritura es lo que prevalece siempre, ¿no?

Es que mi vida siempre ha sido escribir. Mi primer libro lo publiqué en el 91, llevo toda la vida escribiendo. Como hice mucha televisión en su momento parece que lo eclipsa todo, pero lo que más he hecho siempre ha sido escribir. No hago televisión todos los días, a Espejo público voy una vez a la semana, pero sí escribo todos los días. Mi carrera literaria ha ido siempre pareja a mi vida periodística.

¿Echa de menos el periodismo activo, el de todo los días?

Está claro que sigo siendo periodista y que me gusta mucho la actualidad. Además, la actualidad nos afecta a todos, seas periodista o no. Yo siempre había querido escribir, lo había querido desde niña. Mi primera novela la escribí con dieciséis años.

¡Vaya! Era usted muy precoz.

Ja, ja, ja... Escribiendo sí. Por suerte, esa novela no vio la luz, era muy mala. Cuando era muy jovencita me presentaba a mucho concursos literarios y tuve la suerte de ganar algunos. Mi primer libro fue un ensayo, es del 91. Empecé a escribir ficción en 2001. 

¿Por qué cambió de chip y se inmiscuye en la novela negra?

Como buena hija de mi generación, empecé a leer con unos pequeños detectives, Los cinco, era hijos de Enid Blyton, también Los siete... Eso me acercó de una forma sustancial a las primeras lecturas de misterio. Con diez años, más o menos, empecé con Edgar Alan Poe...

Lo dicho, era usted muy precoz.

Ja, ja, ja... Igual sí. Era muy curiosa. Poe me influyó mucho y mis redacciones del colegio se tiñeron absolutamente de sangre, incluso las monjas llamaron a mis padres al orden.

¿De verdad? ¿Acabó en el psicólogo?

Querían saber qué le pasaba a la niña. Pues no, entonces no te sentaban a la primera delante de un psicólogo. Menos mal. Ahora me hubieran sentado delante de un psicólogo y no me hubieran vuelto a levantar nunca más. Lo cierto es que con Poe descubrí el género negro y empecé a devorar también a otros autores. Siempre he sido una lectora muy voraz y compulsiva. He ido de un género a otro.

Pero se queda con el negro, ¿no?

Sí. Desde que lo descubrí me enganché a él y de alguna forma sabía que quería escribir género negro y que formaría parte de mi vida.

¿Dónde está su punto de interés?

Ahonda en la psicología del ser humano, ese ser humano ambiguo. No hablamos de género policiaco, estamos hablando de género negro porque en él puedes utilizar un lenguaje más directo.

07/01/2023