¿Siempre le atrajo el personaje de Elkano?
–Yo empecé creyéndome todo ese discurso del Elkano Imperial y quise acercarme a aquel tiempo y aquellos hombres desde una mirada crítica, no lo voy a negar. Yo no empecé siendo un admirador de la figura de Elkano, pero me encontré con una persona que no era la que yo pensaba. Esto me obligó a cambiar muchas cosas en la novela (ríe), y lo que iba a ser una pequeña reseña histórica se ha convertido en un ensayo que me ha llevado tres años y medio de vida.
La imagen de los conquistadores es de bestialidad.
–Las conquistas siempre son una salvajada. Pero existen otras formas de contacto. La fenicia, por ejemplo, basada en el comercio, que permitía que las culturas y los bienes se mezclasen. Una segunda forma sería la griega, romana o española: he venido a civilizaros y, o lo hacéis y trabajáis para mí, u os mato a todos. La tercera forma es la anglosajona: llego a un sitio, mato a todos y me quedo con el territorio. Hay un caso de contacto con América que merecería la pena estudiar y que, en cierta medida, tiene que ver con cómo era Elkano.
¿Cuál?
–La llegada de los vascos a América. No se sabe cuándo lo hicieron pero sí cómo se comportaron allí. Eran balleneros, comerciaban, no mataron a nadie y nadie les mató. Si analizas el testamento de Elkano, en el que se ve, por otra parte, que no es una persona con grandes creencias religiosas, se nota cierta simpatía por la orden franciscana, que practicaba un tipo de moral comercial que se basaba en la idea del intercambio justo, la idea del comercio como forma de contacto entre los pueblos.
Llama la atención cómo los dos grandes protagonistas de esta historia, Magallanes y Elkano, fuesen tan distintos.
–Antes de salir de Sevilla, Elkano testifica a favor de Magallanes. Parece que se llevan bien, Magallanes además lo nombra maestre. En San Julián se enfrentaron pero es un enfrentamiento que se ha exagerado mucho. Sobre todo chocaban en su personalidad y en la manera de ver el mundo. Magallanes tampoco es un monstruo. Hay conquistadores mucho peores. Hablando de portugueses, Vasco de Gama fue un psicópata. Magallanes era un hombre de su época que entendía que la gloria se gana por la espada. Fue un hombre que fue a lo suyo, a salir de pobre.
Fue el primo de Magallanes el que le hizo saber dónde se encontraban las Molucas para buscar riqueza.
–Le escribió diciendo: “Ven, si quieres ser presto rico”. No le dijo “Ven para cambiar el mundo y llevar la civilización a los pobres salvajes”. Es lo que hace y para ello engaña al rey de Portugal, al de Castilla... a quien se le pusiese por delante. Magallanes fue un soldado que luchó desde niño en las colonias de Portugal y cuando volvió a su país se le negó un aumento en la pensión que le daban por invalidez. También le juzgaron por robo. Eso sí, era un hombre sin ningún tipo de escrúpulo para matar, aunque no lo hace por placer. De hecho, cuando llega a Brasil no se propone colonizar a los brasileños porque sabe que ahí no puede tener negocio. Es cuando llega al territorio que le va a ser concedido por Carlos V cuando él empieza a evangelizar y colonizar porque es lo que necesita para quedarse con el territorio y ser lo que quiere ser, alguien como los que le han jodido a él, un gobernante, un rey.
Su ensayo también da luz sobre la crónica de Pigafetta, al que siempre se ha acusado de animadversión hacia Elkano por no citarle.
–Parece que en este país nadie se ha leído la crónica de Pigafetta. No es que no cite a Elkano, es que tras la muerte de Magallanes no cita a ninguno que sea castellano. Fue Fernández de Navarrete el que dio publicidad al Manuscrito ambrosiano encontrado por Carlo Amoretti. Apareció en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, que está relacionada con la Universidad Católica de Milán. Amoretti aseguró que era la crónica original de Pigafetta, pero en la propia Italia comenzaron a ver que el lenguaje no encajaba. Amoretti acabó confesando que era una reescritura propia, que la había arreglado porque no se leía bien. En todo el mundo, basándose en el testimonio de Pigafetta, se cuenta que los castellanos eran los malos y que por eso no les cita.
¿Y qué se cuenta aquí?
–Que Pigafetta estaba enfadado con Elkano porque se unió a los rebeldes contra Magallanes. Eso no se sostiene. No solo no menciona a Elkano, tampoco menciona a González Espinosa, que fue uno de los que redujo para Magallanes el motín de San Julián. ¿Por qué ocurre esto? Porque llevan siglos copiándose unos a otros y llevan siglos sin leer a Pigafetta.
En Italia la conmemoración de la vuelta al mundo se conoce como ‘Pigafetta 500’.
–Andrea Canova, responsable de Pigafetta 500, publicó a finales de los 90 un libro, imposible de encontrar, para intentar solucionar las dudas que existían en torno al manuscrito ambrosiano. Canova está en la plataforma de divulgación científica Academia.edu y le pedí una copia del libro. No me respondió. La Fundación Elkano se puso en contacto con la editorial y respondió que no había stock, también contactaron con la Fundación Pigafetta 500. Nadie lo tenía.
¿Lo consiguió?
–Gracias a la Universidad de Barcelona. Lo trajeron a la biblioteca Ignacio Aldecoa de Gasteiz y me encontré con un libro que tenía las páginas pegadas: ¡En 23 años nadie lo había abierto y todo el mundo lo cita como referencia! Pues bien, Canova lo primero que dice en el libro es que el manuscrito de Pigafetta, no es de Pigafetta sino un manuscrito apógrafo. Canova evita decir que no menciona a ningún castellano, lo que dice es que no menciona a ningún capitán después de Magallanes, lo que es mentira porque, por ejemplo, menciona a Carvalho.
¿Qué es lo que busca Canova con este libro?
–Mantener la importancia del Manuscrito ambrosiano cuando se imaginaba que su cuestionamiento era un debate que estaba a punto de abrirse. Cuando ese debate se frustró en España, el libro desapareció y se convirtió en una referencia mítica.