Política

“No es correcto reducir el fin de ETA a una cuestión de victoria o derrota”

Publicado en 2014 en inglés en Estados Unidos, ‘Endgame for ETA’ supuso una auténtica revelación por el modo en que aborda el final de la banda
Teresa Whitfield presenta estos días en Euskadi y en Madrid su obra sobre el fin de ETA.

Nueve años después, y tras una actualización tan documentada como el extraordinario trabajo de base, la experta en resolución de conflictos presenta la versión en castellano de la obra de la mano del Institut Catalá Internacional per la Pau (ICIP).

¿A quién se dirige el libro? ¿Estudiosos de conflictos, testigos y protagonistas de lo que cuenta?

—Yo creo que el libro fue, al principio, dirigido a gente que podía ser un poco como lo fui yo antes de estudiar el tema a fondo, interesados desde lejos que no entendíamos cómo después de tantas décadas de democracia en España seguía existiendo ETA. Cuando salió en inglés, intenté que fuera legible para personas que no conocieran la historia vasca o no fueran especialistas en resolución de conflictos.

¿Cuándo y por qué empezó a interesarse por ETA y por la política vasca?

—Fue un poco por curiosidad. Yo había pasado un año viviendo en España tras la universidad en los años 80. Después, la había visitado, pero no había profundizado, hasta que empecé a conocer más y a querer saber por qué seguía existiendo ETA y si era posible ponerle fin.

¿Qué cree que puede aportar su libro que no esté en las muchísimas obras que se han publicado?

—Tengo que ser humilde porque no soy de aquí y no he vivido todos los puntos de vista de ser víctima, militante o solo gente corriente. Pero, al mismo tiempo, el venir sin bagaje me da la oportunidad de hablar con todos y tener el punto de vista desde fuera. Puse mucho énfasis en que el libro estuviera muy documentado y contara con la participación de personas de todos los lados.

Buena parte de las obras sobre ETA están sesgadas hacia uno u otro lado. ¿Cómo lo ha evitado?

—La verdad es que no sé si lo he conseguido. Pero lo he intentado. Lo cierto es que quise escuchar a todos, desde Batasuna, presos de ETA, gentes del PP... Tuve muchos contactos con personas del Gobierno vasco, también del Gobierno español. Fue muy importante, por ejemplo, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Hay que destacar que su visión es la de una profesional de la resolución de conflictos.

—He aplicado la experiencia comparativa, que sirve para, de alguna manera, desdramatizar, en el sentido de que ETA no era el único movimiento terrorista del mundo. Se pueden extraer conclusiones de otros conflictos. Y al mismo tiempo, también se pueden extraer lecciones del vasco, aunque sea singular.

Entremos en la pregunta fundamental que da origen a su libro: ¿Por qué ETA duró tanto tiempo?

—Lo primero es que es muy difícil resolver un problema si no hay acuerdo sobre su naturaleza. Y aquí había una tensión y todavía la hay entre un plan de derrotar al terrorismo y resolver el conflicto vasco. Y las cosas son muy distintas. Yo creo que lo que ha pasado, en realidad, no es ni lo uno ni lo otro. Se ha quitado a ETA y lo que tenemos es una confrontación política normal.

¿Cree que es correcto establecer el fin de ETA en términos de victoria o derrota?

—Creo que no. Pero eso es un problema con el lenguaje que no solo se da en España. Ocurre en todo el mundo respecto a derrotar al terrorismo, según el concepto de guerra global al terrorismo. Y es una cuestión más compleja porque terminar con el terrorismo no depende solo de policía o fuerzas de seguridad.

¿ETA dejó las armas por convicción o por estrategia?

—Un poco por las dos cosas. Evidentemente, pesó la eficacia de la campaña antiterrorista en España y Francia. También influyó el cambio de contexto en el mundo después de los atentados de 2001. La reflexión llevó a pensar que la lucha política era más eficiente para alcanzar los fines. Pero, al mismo tiempo, hemos visto pasos como reconocer el daño causado, que son importantes aunque siempre habrá quien diga que no es suficiente.

¿Por qué ETA sigue estando hoy tan presente en el debate político español?

—Evidentemente, forma parte del contexto de una polarización muy seria a nivel nacional de la política española. Tiene que ver con las diferentes sensibilidades sobre el nacionalismo, y la cuestión se complicó con los sucesos de Catalunya en 2017, que estallaron cuando ya no existía ETA. Hoy se aprovecha para tildar a EH Bildu de terrorista y atacar a Pedro Sánchez por las relaciones que ha tenido con Bildu.

¿Qué le parece que las nuevas generaciones tengan muy poco interés por lo que ocurrió?

—De alguna manera, es normal. No puedo decir que me sorprenda. Eran muy niños cuando se terminó. Por eso es tan importante el trabajo sobre memoria, sobre convivencia, sobre justicia restaurativa... Es una labor muy valiente del Gobierno vasco, las organizaciones de víctimas, las de defensa de los Derechos Humanos para que los jóvenes, y todos, tengan la información para entender lo que pasó.

20/06/2023