Los pensamientos negativos recurrentes son algo con lo que todos convivimos en mayor o menor medida. “Tenemos que huir de ellos porque es como tener al lado a alguien que te menospreciara cada día y señalara cada uno de tus defectos, que te desanimara en tus proyectos y sueños”, explica Juan Carlos Carrasco, experto en coaching y en personas con sensibilidad de procesamiento sensorial. En Cuando la persona tóxica eres tú, su nueva publicación, desarrolla el método VEGA que enseña a sobrevivir a los autonaufragios que nos provoca nuestra voz crítica.
QUIEN ES
Juan Carlos Carrasco (Gijón, 1974) es coach personal y mentor especializado en personas con sensibilidad de procesamiento sensorial. También es monitor de director de la escuela de Coaching y Alta sensibilidad en academiadealtasensibilidad.com. Ha publicado Cuando la persona tóxica eres tú, un libro que es fruto de un viaje que comienza hace once años, cuando decide escuchar su interior y empezar el camino hacia la autorrealización.
Aficiones: Compatibiliza sus procesos de coaching y mentorías online, su amor a la montaña, la escritura y la pintura, con su pasión por la composición musical como guitarrista en el grupo asturiano ESVA.
Redes: @seraltamentesensible
Hay autores que hablan de la toxicidad desde fuera, pero usted presenta la propia toxicidad interna. ¿Es tan frecuente?
Es una voz que tenemos absolutamente todos en mayor o menor medida y, a veces, es tan sutil que es imperceptible. El hecho de que nos autolimitemos va un poco relacionado con la propia supervivencia a nivel biológico. Si doy un salto por la ventana probablemente me mate, entonces nuestros pensamientos van enfocados a ayudarnos, pero a veces esa voz se va un poco de madre y puede limitar nuestras relaciones cuando por ejemplo tienes una cita y te dices a ti mismo que no le vas a gustar al otro/a; si tienes un examen y piensas que vas a suspender; o que en el trabajo son todos más eficaces que tú... Así estamos viendo todo con una perspectiva distorsionada. Es la voz interna que nos machaca y a veces nos pueden esos pensamientos negativos, y nos los creemos con tanta profundidad que nos reducen muchísimo.
De una persona tóxica te puedes alejar, pero si la tienes en tu interior y te machaca tu propio yo, ¿cómo separarse de esos procesos?
En el libro planteo el método VEGA, basado en mi experiencia en mentorizaciones y asesorías, y en mi propia experiencia personal. Gira en torno a cuatro pilares: la voz crítica, el entreacto o descanso objetivo, la gratitud consciente y la autoindagación efectiva. Nos pasamos el día solucionando problemas y no vemos las cosas buenas que nos suceden en el día a día, incluso perdiendo un poco el sentido vital; no sabemos agradecer la suerte de estar vivo y la práctica de la gratitud es algo que recomiendan muchos terapeutas, sin embargo, la mayoría de la gente no lo sabe practicar porque lo ve como algo ingenuo. En el libro desarrollo algunas propuestas para hacer que esa gratitud pueda entrar dentro de ti y que podamos desmenuzar esos pensamientos que tenemos detrás de esa voz crítica para conocer si son reales o no y, en caso de necesidad, desvincularnos de ellos.
En la vida tenemos éxitos, hay momentos neutros y fracasos. ¿No es normal que estas últimas nos pasen factura menospreciándonos, desanimándonos?
Es normal y nos sucede a todos. Sin embargo, precisamente lo que tratamos de conseguir con el método es que seamos objetivos con esos fracasos y convertirlos en un aprendizaje y contextualizarlos, porque realmente esos pensamientos negativos, esa voz crítica, hace que los magnifiquemos. A todos nos ha pasado que después de un tiempo de haber vivido momentos difíciles o haber cometido un error vemos que no era para tanto y, por otra parte, también vemos que hay un aprendizaje, pero a posteriori. El trabajo con el método sirve para que seamos capaces de identificar los fracasos, los sucesos con más cercanía, mientras suceden y no a tan largo plazo.
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¿Qué propone para que esa voz crítica la evitemos, la dominemos, y que no entremos en autonaufragios autoinfligidos?
Planteo la figura del autonáufrago, exculpando a las personas que tienen los problemas. La idea del autonáufrago nos dice lo que ocurre cuando nos creemos todo aquello que pensamos en negativo; nos creemos nuestros propios pensamientos malos que nos sabotean, y obviamente nos estamos haciendo daño sin ser conscientes de ello. Se trata de tomar conciencia. Precisamente podemos mejorar nuestra vida allí donde podemos emprender acciones para convertirnos así en nuestros mejores aliados.
Propone un método como herramienta y cuatro niveles. ¿En qué se diferencia de Namasté, de la autorreflexión o del yoga?
Principalmente en el planteamiento de que hay personas, entre las que me incluyo, que no tenemos una incapacidad de meditar, porque la pretensión de la meditación es conseguir esa desvinculación de algún modo de lo negativo. Es algo parecido, pero cuando tenemos muy integrada esa voz, emprender esas acciones más tradicionales cuesta muchísimo trabajo. Y he visto que la fórmula es atacar primero de forma más consciente ese diálogo interior que luego va a permitir que cada persona encuentre su forma de meditación más tradicional.
En Bilbao se ha habilitado en un edificio público una sala para la reflexión. ¿Habría que fomentar más esto?
Me parece una maravilla y creo que debería exportarse a más partes porque, como bien dices, no nos educan para pararnos y reflexionar, sino para competir y ser los mejores. Necesitamos parar para ser felices o para lo que sea; precisamos también de la reflexión y de parar para poder elegir porque vamos al ritmo de la inercia; todos conocemos personas que han estudiado carreras que no saben por qué han acabado en ellas. Creo que desde una edad temprana tendrían que invitarnos a reflexionar para que podamos decidir qué queremos ser. Es fantástica la idea de Bilbao. Ojalá se expandiera por otras ciudades.