Con tan poco, más no se puede pedir. El Athletic ejerció en el Ciutat de València de mal alumno. No aprendió la lección de lo que sucedió en su partido anterior con el Cádiz. Aquella derrota fue sonrojante y anoche la autocrítica que mencionó en la víspera Marcelino no fue suficiente.
La reflexión requiere una profundidad mayor visto lo visto en Orriols, donde el conjunto rojiblanco no solo no fue capaz de ganar al Levante, el vicecolista y el único equipo de la liga que aún no conoce la victoria, sino que tampoco lo fue de batir al conjunto más goleado de la categoría, una realidad que no deja en buen lugar a un Athletic empeñado en dejar escapar oportunidades idóneas para dar un arreón en la tabla que le convierta en serio candidato a agarrar una plaza europea a la conclusión del curso.
Los leones solo efectuaron dos disparos a los tres palos, sacaron muy poco fútbol y gran parte de sus referencias dimitieron. Son, por tanto, cuatro las jornadas que encadena el Athletic sin vencer, con una pobre suma de tres puntos sobre doce posibles, dos encuentros consecutivos sin ver puerta y la única estadística reseñable, que tampoco le debe servir de consuelo, dice que sigue siendo el único que no ha perdido aún como visitante.