DE repente, las aguas volvieron a su cauce en Miribilla y el Bilbao Basket logró esa victoria que puede suponer un alivio para aquellos, a nivel externo e interno, que gustan de vivir el deporte desde los extremos. Los hombres de negro llevan haciendo una temporada bastante sólida en líneas generales, pero siempre hay quien quiere ponerse en lo mejor o en lo peor. Los primeros tres meses desmintieron a quienes lo veían mal en verano. Luego, llegó el momento de desbordar las expectativas y soñar con la Copa, pero el equipo no pudo con ello y cayó en un bache de resultados que había generado de nuevo un estado de pesimismo. Ayer domingo se disipó, puede ser que de forma definitiva, en el mismo día en que en otras plazas, con menos victorias, proclamaban la tranquilidad.
Son distintas maneras de ver la misma realidad, que en este caso es que los hombres de negro han ido construyendo un curso bastante sólido y aún pueden aspirar a mejorarlo, aunque no tanto como algunos pueden desear. El Bilbao Basket cumplió con la tarea que necesitaba, alcanzó el décimo triunfo y ya ha ganado al menos un partido a los siete equipos que tiene por detrás, lo que suele ser sinónimo de evitarse problemas. El hecho de haber sufrido recientemente contra equipos mejores no es más que otra de las realidades que muestra la Liga Endesa esta campaña.
Hace un año, el equipo bilbaino tenía solo un triunfo más que ahora y ocupaba la misma undécima posición. La diferencia está en el contexto de la competición. Entonces, la gente aún no las tenía todas consigo porque había cuatro equipos con siete victorias en las plazas de descenso. Ahora, el peligro queda a cinco triunfos, una distancia similar, pero ahora, curiosamente, todo se ve distinto. El play-off estaba a un partido y ahora, a tres, porque la Liga Endesa 22-23 ha abierto ya una brecha de más de una jornada entre los ocho primeros y los demás y ha puesto muy caras las victorias para equipos como el Bilbao Basket. Los cuatro primeros solo acumulan dieciocho derrotas, mientras la pasada temporada a estas alturas llevaban veintiocho.
Fiabilidad
Con todo, los jugadores de Jaume Ponsarnau demostraron ayer domingo que pueden ser competitivos y superar a rivales de su tamaño, que es de lo que siempre se ha tratado desde que empezó la temporada. No era fácil el choque de ayer domingo, pero el Bilbao Basket respondió con solvencia en los momentos de apuro, generados algunos por ciertos toques de ingenuidad convertidos en errores absurdos. De todas formas, el hecho de que algunos jugadores como Alonso y Reyes hayan asumido que su aportación tiene que ser importante desde el banquillo y, por ello, han de minimizar errores permite descargar la responsabilidad en más manos y que más jugadores aporten minutos de calidad. Tsalmpouris, visto con reticencias por muchos por su estilo, ha generado un nuevo entramado táctico, con más espacios que pueden venir bien, por ejemplo, a Sulejmanovic para mostrarse más resolutivo cerca del aro.
Lo más difícil ya está hecho y ahora buscar la mejor posición posible en una miniliga con los dos equipos gallegos y el Murcia y que eso suponga regresar a Europa son alicientes suficientes para afrontar con ilusión el tramo final. Y, de paso, hay que mantener enganchado a un público variopinto que no va a convertir Miribilla en un infierno, pero sí puede empujar lo suficiente para que los jugadores puedan expresarse con confianza, sobre todo porque aún quedan seis partidos en casa y once en total y está al alcance igualar el balance de dieciseis victorias de la temporada pasada.