Gradas, andanadas y tendidos vacíos. Ni rastro de las peñas ni de la Chica ye- ye. Tampoco resuena el Hey, chipirón, todos los días sale el sol, chipirón.
Pero en el ruedo No hay tregua y 55 artesanos lidian una importante faena: vender sus productos a los centenares de personas que cada día se acercan a la plaza de toros de Pamplona.
Hasta el 8 de enero, la Feria de Navidad, que organizan los colectivos de artesanía San Nicolás y Gabonak, ofrecerá artículos tan variados como eguzkilores de cuero, cerámica cordobesa, galletas con marihuana o la mano de Irulegi, la reina de La Monumental.
María Esparza, del puesto Sutalur Kukikart, confecciona eguzkilores de cerámica y bisutería en su taller de Izurdiaga, un pequeño pueblo a 20 kilómetros de Iruña. “Durante muchos años, fui secretaria en una oficina de seguros, pero siempre me ha gustado la artesanía. Como me veía con habilidad, monté mi propio taller”, comenta María, que, para estas fechas tan especiales, también elabora tarjetas postales en tres dimensiones que cuando se abren aparecen escenas típicas de la Navidad.
Este año, como novedad, fabrica la famosa mano de Irulegi de cerámica. “Ya están todas vendidas. La cerámica es un proceso lento y no puedo hacer muchas”, señala. Para satisfacer la alta demanda, María también vende manos de Irulegi de su amigo Migelikorena.
“Están volando. Está funcionando muy bien, una pasada. Es el regalo de estas Navidades. El pobre Miguel está estos días de vacaciones y le estoy apretando para que me traiga más. Solo me quedan dos”, comenta.
Estas manos son de poliestireno de alta densidad y ambos van a donar el 10% del dinero recaudado a la sociedad de ciencias Aranzadi, que hace unas semanas encontró esta lamina de bronce con la palabra Sorioneku, el texto más antiguo escrito en lengua vascónica, antecedente del euskera.
Galletas de marihuana
Como cada año, la feria acoge a nuevos productores. Manuel Goñi, encargado de Marea Verde, vende artículos relacionados con el cannabis en sus tiendas de Yamaguchi, Rochapea y Burlada: pomadas, tés, chocolate, chupa chups, cerveza, galletas y la “parafernalia” que utilizan las personas fumadoras, como papel de liar, grinder o mecheros.
Además, ofrece marihuana CBD –abreviatura de cannabidol– que, según la Organización Mundial de la Salud, no es ni psicoactiva ni adictiva y que se emplea para mitigar los dolores producidos por enfermedades. “Está viniendo mucha gente mayor para calmar los dolores que padecen. El tema medicinal es antiguo, pero ahora está en ebullición”, apunta Manuel.
Marea Verde está teniendo tanto éxito que Manuel ya ha decidido que repetirá en la feria del año que viene. “Estamos muy contentos. La sociedad ha aceptado el consumo del cannabis porque en muchos países se ha legalizado. No hemos notado rechazo ni estigma. Siempre hay alguno, pero le das un flayer y una sonrisa y se queda tan contento”, bromea Manuel.
Para Iñigo Izurde, de Hieros, también es la primera vez en la feria. “Nos llamaron y no nos lo pensamos porque nos dijeron que el cuero tiene muy buena acogida en esta feria. La primera semana fue flojita, pero en los puentes hemos vendido mucho”, asegura Iñigo.
En su taller de Burgos, Hieros emplea cuero de vaca para confeccionar a mano carteras, monederos, tarjeteros y fundas para agendas reutilizables. Además, remata los productos con “cicatrices”, dibujos que se realizan con la técnica del pirograbado. “Se corta el cuero, se cose, se le da forma y con calor se crean los dibujos. Se queda como una cicatriz”, explica Iñigo.
La Feria de Navidad tiene tanto tirón que hasta artesanos de Andalucía se acercan al ruedo de la plaza de toros. Nadia se ha traído desde Córdoba todo su surtido de Cerámica cordobesa: fuentes, ensaladeras, vuelve tortillas, fruteros, jarras, aceiteras, saleros, morteros, molinillos y platos ralladores y exprimidores. “Hay gente que pasa por el puesto, los ve y comentan que andaban tiempo buscándolo y que los habían visto de vacaciones en Palma de Mallorca, Cataluña, San Sebastián… El cliente está encantado porque son muy fáciles de limpiar, no se desgastan y tampoco pierden el color”, afirma.
Los veteranos
“Es mi segundo año en Pamplona. Repito porque me encantó la ciudad, se come muy bien y la gente es encantadora”, halaga Adrián, un almeriense que fabrica juegos con ingenio de madera. “La idea es que genere un estímulo y que florezca la imaginación. Estos juegos entretienen, pero también potencia otras capacidades como la creatividad. Son para niños de más de siete años”, ahonda. Por ejemplo, Liberar la botella, un juego en el que la lógica es esencial. Además, ofrece los clásicos de toda la vida –dominó, ajedrez, jenga, damas o tres en raya– y otros juegos que han “renacido”, como el tamagocthi.
Gorka Flores y Mikaela Arapasu llevan tres años trayendo su Postiñeneko gazta a la feria. “En 2021, ganamos el primer premio en Zaldibar y en octubre conseguimos la medalla de bronce en Zalla”, comenta Gorka, que pasta sus 600 ovejas en Arbizu.
Además, aprovechan este “escaparate” para dar a conocer la miel de su primo Mikel: romero, tomillo, eucalipto, castaño, acacia, brezo, polen, propolio y polea con jalea real. “Estas ferias son un empujón, un altavoz para darnos a conocer y le tenemos que sacar provecho”, incide.
Estibaliz, de Olores y colores, tampoco falla a la cita desde hace años. “Repito porque me gusta y la gente se porta. La Feria de Navidad de Pamplona es el último empujón para acabar bien el año”, asegura Estibaliz, que ofrece ambientadores naturales para los armarios, difusores de esencia, aceites esenciales y lámparas turcas. Este año, Estibaliz ha cambiado el formato de los ambientadores, que están causando sorpresa. “La gente cree que vendo pastillas de jabón, hasta que no se acercan, no se dan cuenta de que son ambientadores, desprende olor”.