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“No me gusta decir eso de ‘vamos a curar esto o aquello’, el avance real es ganar calidad de vida”

Miriam Ibarrondo ha sigo galardonada con el premio Smart Woman por su trayectoria de innovación en 2023
“No me gusta decir eso de ‘vamos a curar esto o aquello’, el avance real es ganar calidad de vida”

Marian Ibarrondo Unamunzaga ha sido distinguida esta semana, en una ceremonia en Madrid, con el prestigioso premio Smart Woman Awards a la trayectoria profesional en Innovación 2023 que concede la Plataforma Española de Innovación en Tecnología Sanitaria.

El premio es un espaldarazo a las políticas vascas en innovación sanitaria pero también a fomentar la igualdad de género.

–Me ha hecho muchísima ilusión porque es un premio a la trayectoria profesional y a la innovación en tecnología sanitaria, que está cobrando una especial relevancia. Y es especialmente importante porque reconoce la labor de las mujeres.

Las mujeres tienen una gran presencia en este campo pero, en ocasiones, resultan invisibles.

–En Euskadi, en el sector salud, hay unos 3.000 investigadores. Mayoritariamente, investigadoras, que son las verdaderas artífices de que Euskadi se sitúe a la vanguardia del progreso científico y la innovación, también en el ámbito de la salud. Además tenemos institutos como Biocruces Bizkaia, Biodonostia, o Bioaraba que ayudan a esta labor. Ahora estamos en un momento dulce en el que las direcciones científicas de estos institutos, reconocidos internacionalmente, recaen también en manos de mujeres. Por eso estamos en un momento en que muchas mujeres que estaban escondidas empiezan a salir y a coordinar proyectos.

¿Existen también techos de cristal?

–Es que todavía hay que seguir trabajando y empujando mucho para que ellas mismas se empoderen porque a veces somos nosotras las que nos ponemos nuestros propios frenos. Y es cuestión de tirar para delante y de tener referentes para que las siguientes generaciones apuesten por este tipo de cuestiones.

Estamos hablando de temas de auténtica vanguardia. Algunos campos sanitarios, como por ejemplo la biotecnología, parecen casi ciencia ficción.

–Sí. Ahora hay una revolución en todas las ciencias, ingeniería, datos... Es como que empieza a dar sus frutos todo el trabajo que se ha hecho en ciencias en ámbitos muy diferentes. Y todo eso está convergiendo en soluciones reales que están llegando a las personas y a los pacientes. Cosas que antes eran impensables, personas antes desahuciadas, ahora tienen la posibilidad de ver soluciones a problemas, algo que antes ni soñábamos.

En Salud se observan algunos de los cambios más radicales.

–Este momento es muy importante también en el sector Salud y después de todo lo que hemos pasado con la pandemia, asistimos a un momento clave. El gran cambio de paradigma obedece a que está confluyendo todo. Porque hace falta un ecosistema de mucha gente colaborando, desde universidades, médicos, científicos, investigadores, también empresas y también matemáticos, ingenieros o físicos... Están confluyendo todos los ámbitos del conocimiento y todos los agentes para que juntos podamos llegar antes.

La medicina personalizada, con medicamentos que se adaptan a cada paciente, ha conllevado dar un paso de gigante.

–Sí, el otro día estaba con la asociación de esclerosis múltiple y comentaban que hace diez años estaban desesperados en la consulta del médico, sin prisa, buscando una solución para su enfermedad. Y aunque algunos siguen con muchos problemas, ahora la mayoría ha mejorado muchísimo y puede trabajar. El envejecimiento está ahí pero lo importante es que estemos todos en mejores condiciones. A mí no me gusta eso de anunciar que ya tenemos la cura a esto o a aquello, porque el avance real de la medicina es ganar calidad de vida. Hay muchas cosas que se están haciendo, como terapias génicas o terapias celulares, o investigaciones para enfermedades raras... Y en cuanto a la población general, hay otras cosas también muy interesantes.

La Inteligencia artificial, el Big Data... han hecho posibles logros tan impensables como que la vacuna del covid estuviera tan rápidamente disponible.

–Todo eso contribuyó mucho pero también contribuyó que hubiera una ciencia básica. En Madrid hoy –por ayer– estaban algunas de las empresas que hicieron posible la vacuna y comentaron cómo tenían antídotos para otras muchas cosas, y decidieron trabajar en el coronavirus. Investigadores que dejaron abierta su investigación, sin propiedad intelectual de ningún tipo, para que se compartiera. La secuenciación del virus se hizo en tiempo récord, fue récord que todo el mundo pusiera soluciones encima de la mesa con un concepto absoluto de colaboración. Y luego llega ya el Big Data para que todo sea aún más rápido para sacar más y mejores conclusiones.

Dicen que la Inteligencia Artificial hace diagnósticos más certeros que cualquier diagnóstico por imagen que podamos imaginar.

–Hay que conjuntarlo todo. En Osakidetza se está trabajando con la Inteligencia Artificial, se está trabajando en tratar multitud de datos... Pero al final, la cercanía al paciente y el trato humano es lo más importante. Lo otro son herramientas que ayudan a tomar mejores decisiones. Los datos siempre deben ser interpretados por personas. El paradigma de la inteligencia artificial no supone sustituir a nadie. No es tanto tecnología sino relación personal.

Háganos un poco de futuróloga y díganos qué van a poder permitir todos estos avances. ¿Qué podremos ver en un futuro cercano?

–Nos va a permitir tomar decisiones más rápidas. Y como pacientes, tomar decisiones sobre nuestros propios tratamientos. Nos va a permitir curar enfermedades que antes no se podía. Algunas quizá haya que cronificar, como ha ocurrido con el cáncer, para el que todavía no tenemos solución y supone aún una gran causa de mortalidad. Pero estamos avanzando mucho en mejorar la calidad de vida.

24/07/2023