Hoy ha comenzado en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa el segundo juicio contra el conocido como violador en serie de Gipuzkoa. Si hace dos semanas se juzgaba el ataque sufrido por una chica en Beasain, estos hechos se remontan a la madrugada del 1 de enero de 2015 en Lasarte-Oria.
Los hechos habrían ocurrido en los soportales de la vivienda de la denunciante, en la calle Asteasuain, cuando la joven tenía 21 años. Allí, habría sido atacada por la espalda por un hombre cuando regresaba sola a casa tras haber pasado la Nochevieja "en cuadrilla, por los bares de Lasarte", tal y como declaraba una amiga en calidad de testigo. El atacante le habría cubierto la cara con un trapo empapado en cloroformo tras lo que perdió el conocimiento.
La víctima "no recuerda nada de lo ocurrido, no pudo siquiera ver a su agresor", tal y como señalaba a las puertas del juzgado su abogada, Cristina Ramos. Sin embargo, el ADN del acusado fue hallado en el cuerpo de la joven. Ante la contundencia de las pruebas, el presunto violador afirmaba "sentirse culpable", "arrepentirse" y pedía perdón. En su defensa alegaba que en aquel entonces sufría depresión y que tomaba drogas y medicamentos, lo que hacía que "tras el consumo, a veces no recordara nada". Es lo que afirmaba que le pasó aquella noche, El acusado sólo respondía a preguntas de su abogada.
Tras el acusado, declaraba la víctima que, por decisión propia, lo hacía en la sala, frente a frente con su supuesto violador aunque, eso sí, sin presencia de los medios de comunicación.
Tras ella era el turno de los testigos. Los primeros, sus padres que han relatado que "tocó el timbre, algo que no era habitual" y que la encontraron en "estado de shock" porque "no sabía qué le había ocurrido". Su aita, Juan, declaraba que bajó a la calle pero "no vio nada". Tras ello, llamó a la Ertzaintza, que "inició el protocolo de agresión sexual". Tanto sus padres como una vecina con la que la víctima coincidió en el descansillo de su vivienda han señalado que "Irati tenía la cara muy roja, y también los ojos. Estaba muy alterada".
A preguntas de la abogada de la acusación particular, el padre de la víctima indicaba que su hija "quiere hacerse la fuerte, pero no es la misma. Se le nota en los ojos, no tiene alegría"; a lo que su madre añadía que "era muy alegre y cambió". En este sentido, la letrada, Cristina Ramos, señalaba que las principales secuelas han sido las "psicológicas" porque la familia y la propia víctima no tuvieron confirmación oficial "hasta meses después, de que había sufrido una agresión sexual. Aunque lo sospecharan".
Preguntada sobre la estrategia de la Defensa, Ramos afirma que "no le sorprende" y que "es lógico que mantenga la misma línea que en el juicio anterior". No obstante pone el acento en que "tendrá que probar" el consumo de drogas y medicamentos que alega "porque nadie lo vio el día de los hechos".
Un juicio que se prevé mucho más breve que el anterior, de apenas tres jornadas. Mañana declararán agentes de la Ertzaintza y se analizarán las pruebas periciales.
Puedes escuchar parte de las declaraciones de este lunes en el juicio en el audio.