La temporada no está siendo sencilla para Ibon Navarro. El técnico gasteiztarra fue víctima de los malos resultados en el Morabanc Andorra y pese a ser llamado el pasado 10 de febrero para reflotar a un cuadro malagueño a la deriva, el Unicaja no ha conseguido aún su velocidad de crucero.
Dos banquillos en una misma temporada, no suele ser algo muy habitual. ¿Cómo lo ha vivido?
–Por desgracia para el gremio comienza a ser algo más habitual de lo que nos gustaría. Es una experiencia no agradable y novedosa. Llevaba cuatro años en Andorra, estaba bien instalado allí, con la familia muy integrada y el planteamiento que tenía cuando salí era el de recargar las pilas, moverme para ir a ver gente entrenar y ver cómo trabajaban otros entrenadores. Reciclarme, en definitiva, que es algo que hay que hacer de vez en cuando, pero surge la oportunidad de venir a Unicaja, evidentemente, no en las mejores condiciones, porque si no, no es la oportunidad que te aparece. Lo cogimos y aquí estamos.
¿Le sorprendió la llamada del Unicaja tras ser cesado en otro equipo de la competición?
–Eres consciente de que sales de Andorra porque el equipo está apagado, compitiendo bien, pero perdiendo muchos partidos en los últimos minutos por un punto, dos, tres... y vas a ir a otro a cambiar una dinámica muy similar. Qué piensen en ti para cambiar una situación muy parecida a la que tienes en Andorra, eso es lo que más te choca.
Entonces, ¿cuáles pudieron ser los motivos de su fichaje?
–Es una cuestión de cambios. De llegar con la cabeza fresca, sin mochila. Eres tú el que entra en un grupo nuevo. Nadie del grupo en el que entras está etiquetado, nadie te etiqueta a ti y todo el mundo parte de cero. Todo es diferente y eso genera un cambio y una reacción en todos lados. De lo que se trata es de que ese cambio se prolongue, que no sea un efecto champán. Que el trabajo te haga mantener ese cambio.
La temporada no está siendo fácil tras el mal inicio en Andorra
–A ver, el Andorra estaba en la línea competitiva de otros años. Hemos perdido muchos partidos en los últimos segundos. Eso, de lo primero que habla es del nivel de la Liga. Va a haber 12 equipos disputando semifinales europeas y seguramente seis van a ser de la Liga Endesa, y uno es el colista, el Andorra. Esto habla del nivel de la Liga Endesa. No es una cuestión de excusarse. En esta Liga, cualquiera puede ganar a cualquiera. No recuerdo que haya un nivel tan alto en los últimos años, como el de este. Otros años, en Andorra hemos tenido más rachas negativas, pero el club vio esta temporada una situación preocupante a nivel de ánimo, en el equipo y en el entorno, y tomó esa decisión.
Es la cruz que les toca a los técnicos, habitualmente los paganos de los malos resultados ya que es más fácil cambiar a uno que a media plantilla, ¿no? ¿Lo ve justo?
–Esto es así. A veces es muy fácil juzgar las decisiones de los que las tienen que tomar, pero creo que falta empatía. Falta empatía para ponerse en la piel del club, de los directivos. Yo sé que para el Andorra no fue fácil tomar esa decisión después de cuatro años. Es la primera vez que Andorra destituye a un entrenador y lo hicieron porque se encontraron en una situación delicada, de miedo y de ver lo cerca que estaba el descenso. Desde fuera es fácil juzgar esa decisión y decir "lo fácil es echar a uno". Pero es que es la realidad. O echas a uno o cambias todos los jugadores y el club tiene que intentar confiar en lo que ha hecho a nivel de construcción de plantilla y probar con otra forma de llevar ese grupo.
¿Qué parte de responsabilidad deberían asumir los jugadores, quienes también podrían ser considerados culpables?
–Cuando un entrenador sale de un equipo por malos resultados, el entrenador es el responsable. Eso no significa que sea el culpable. Es difícil pensar en quién tiene la culpa. Luego hay jugadores que son responsables de tener un rendimiento acorde a su salario, pero ningún jugador juega mal adrede. Lo que tú has de conseguir es que los jugadores se encuentren en un clima en el que los permitas dar el 100%. Ahí es importante la construcción del equipo, que no solo sea una cuestión de sumar talentos, sino de encajar. De rimar. Eso es parte de la responsabilidad del entrenador a la hora de construir un equipo junto al club.
Hablando de despidos, ¿qué le pareció la salida de Ivanovic de Vitoria?
–Lo mismo que la de cualquier otro entrenador. Los resultados y el juego no están a la altura de las expectativas y evidentemente dentro del club tienen más información de lo que pueda haber pasado, porque estas decisiones no se toman a la ligera, pero al final el entrenador es el responsable.
Se desconoce lo que pueda ocurrir, pero Unicaja tiene la opción de ampliar su contrato. ¿Le gustaría seguir en Málaga?
–El motivo de aceptar la oferta de Unicaja es precisamente porque se trataba de un proyecto, no a corto, de venir, ayudarles y marcharme, sino a largo plazo. De crear algo de cara al futuro. Evidentemente con lo que he visto, creo que el club tiene unas posibilidades brutales. Una ciudad volcada, un pabellón fantástico... Lo tiene todo para estar donde estuvo. Ahora lo que hay que hacer es acertar y hacer las cosas bien. El nivel de la Liga te exige muchísimo y no te deja cometer errores y a mí, sí que me gustaría seguir.
Tampoco se sabe aún qué va a pasar con el banquillo del Baskonia, ¿cómo vería en un futuro más lejano la opción de regresar al Buesa?
–Como bien dices muy lejana, je, je, je. He estado allí en dos etapas, soy de Vitoria, el Baskonia ha sido mi club desde siempre y como a cualquier vitoriano te gustaría estar allí, pero esto son ciclos y ahora el mío está muy alejado de Vitoria. Estoy haciendo mi camino y nunca se sabe, pero no parece fácil ni que vaya a pasar pronto.
¿Por qué?
–El Baskonia es un club de Euroliga y tiene un perfil de entrenador diferente al que soy yo en la cabeza.
Pues otros entrenadores como Perasovic, Ivanovic, Pedro Martínez o Spahija ya han vuelto. ¿Por qué no Ibon Navarro no podría ser el siguiente? ¿A qué se refiere con lo de un perfil diferente?
–A ver, yo no estuve entrenando al Baskonia porque me hubieran fichado. Yo estoy en el club como entrenador asistente y en un momento dado pues me toca coger el equipo, confían en mí hasta final de temporada y hasta ahí. No es que te fichan. Yo entré de una forma interina y acabé la temporada, pero no me ficharon. Evidentemente no renuncio a volver a Vitoria, es un sueño para cualquiera estar en un equipo como el Baskonia y si encima en mi caso eres de Vitoria y has vivido y mamado el club desde pequeño, pues más todavía, pero es algo que está lejos y no es algo que me quite el sueño y lo tenga en la cabeza. Hay muy buenos entrenadores en Europa con un cartel mucho más atractivo para un club como el Baskonia del que tengo yo.
Al menos, la afición baskonista sí que ha mostrado interés en su posible vuelta tras haber dejado un buen sabor de boca. ¿Cómo ve ese cariño que le muestran en su casa?
–Hombre, yo creo que el sabor de boca se queda bueno porque eres de la casa, porque eres de Vitoria. Somos los que somos en Vitoria, nos conocemos mucho y habrá gente que tendrá una opinión tuya positiva por ser de Vitoria y habrá gente que tenga una opinión tuya negativa, por ser precisamente de Vitoria. Probablemente si yo no fuera de Vitoria igual ni nos plantearíamos la opción de ser entrenador del Baskonia. Es una cuestión de relaciones, de conocerse y por ser de casa, sin más. Pero bueno, evidentemente sí que me siento muy agradecido por ese cariño y es un placer recibir todo ese tipo de muestras cuando voy allí, pero no le doy más importancia ni mayor recorrido a todo esto.