"¡No seas rata, el agua está barata!", es uno de los grandes gritos de guerra de cada tarde de 4 de agosto en Vitoria-Gasteiz. Una muletilla que, por culpa de la pandemia que ha impedido la celebración de las dos últimas bajadas de Celedón, llevaba ya tres años sin escucharse.
Ayer, más que nunca en medio de una tarde de calor plomizo y con la plaza de la Virgen Blanca llena hasta la bandera, los jóvenes que enfilaban el camino de regreso a sus casas por las bocacalles y accesos a la gran plaza echaron la vista hacia los balcones para pedir que les lanzasen cubos de agua que les refrescasen.
"¡No seas rata, el agua está barata!", atronó en las calles de Vitoria de nuevo mientras desde los balcones, con cubos, baldes, palanganas o cazuelas, los vecinos echaban el líquido elemento sobre unos jóvenes que agradecían esa mojadura para quitarse un poco de calor de encima.