Nortegas defendió ayer una transición energética “viable en lo económico y social”, y aseguró que es un reto que se debe afrontar “de manera conjunta”, durante la presentación de su libro Nortegas (1845 - 2021): Historia de la industria del gas en el norte de España, en una jornada que recorrió el pasado, presente y futuro del gas en Euskadi, bajo el lema “Volver al origen para llevar la energía al futuro”.
El acto estuvo presidido por la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia; el presidente de Nortegas, Iñaki Alzaga; el consejero delegado de Nortegas, Javier Contreras, y Jesús Mª Valdaliso, autor de la obra.
La jornada reunió a diferentes voces expertas del sector, que compartieron sus conocimientos en dos mesas redondas. La primera trató sobre el gas natural como sustituto del carbón y el petróleo, mientras que la segunda abordó el papel del gas natural y los gases renovables en la transición energética hacia la descarbonización.
La publicación recorre la historia del gas en el norte de España, en concreto, en las regiones de País Vasco, Cantabria y Asturias, desde sus orígenes a mediados del siglo XIX hasta la actualidad.
El libro ofrece un repaso por la transición energética desde la perspectiva del sector gasista y desde una escala regional. En este sentido, el libro pone de manifiesto el “fuerte compromiso histórico de Nortegas” con la agenda energética pasada, presente y futura y los retos de la misma.
El presidente de Nortegas, Iñaki Alzaga, recorrió los hitos más destacados del desarrollo de la energía en el norte de España y subrayó que gran parte de los avances con los que se cuenta en la actualidad “han dependido de los desarrollos energéticos de cada momento”.
Nuevos desarrollos
Alzaga señaló que, a futuro, hay que apostar por nuevos desarrollos y vectores energéticos que “hace unos años eran impensables”. “Desde Nortegas, beberemos de la experiencia y nos apoyaremos en las infraestructuras que hemos desarrollado y evolucionado en los últimos 175 años”, añadió.
Javier Contreras destacó que el sector gasista puede aportar no solo “unas infraestructuras desarrolladas y eficientes, sino también una amplia experiencia en innovación y tecnología, imprescindibles para que la transición energética sea viable en lo económico y en lo social”.