En tiempos de pandemia, las voces expertas opinaban que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) serían esenciales para la recuperación social y económica. Que antes también lo eran, en efecto, pero que había tiempo para ir trabajando esas 17 propuestas que buscan darle una vuelta al mundo y reformarlo de arriba a abajo para construir uno más cohesionado, igualitario, sostenible, pacífico…
Y Bilbao quiere aportar su granito de arena en esa compleja ecuación de valores e intereses que pretende dar una solución justa a la suma de errores históricos que acumula la Humanidad. En unos meses abrirá en la calle María Diaz de Haro una oficina de Naciones Unidas que precisamente busca dar un acelerón a la famosa Agenda 2030, tabla de salvación y, a la vez, marco sobre el que construir ese nuevo escenario en el que la villa quiere hacer protagonistas a sus gentes.
Y es que la metrópoli bilbaina quiere ir más allá de esa sede del Secretariado de la Coalición Local 2030. Por eso ha diseñado un plan de acción y ha identificado un buen número de líneas estratégicas para integrar el espíritu de esos Objetivos de Desarrollo Sostenible en actuaciones ya en marcha pero también en otras acciones comunitarias que verán la luz a corto-medio plazo.
Por ejemplo, el desarrollo integral de Zorrotzaurre estará completamente ‘vigilado’ por los compromisos de identidad, eficiencia, sostenibilidad, emprendimiento, interculturalidad… Y lo mismo ocurrirá con el plan para devolver a Artxanda a la ciudadanía y el previsto también para reinventar la ría en el que será fundamental el concurso de la iniciativa privada.
Porque sí, la Agenda 2030 y los ODS -en un tiempo fueron conocidos también como los Objetivos del Milenio- promovidos hace una década por la ONU no son una receta mágica que pueda aplicarse por igual en todos los países, regiones, ciudades, comunidades, localidades… Cada cual debe enfocar esas metas con sus recursos, contando siempre con las opiniones, reflexiones y aportaciones de sus habitantes y sus empresas, como hizo Bilbao hace ya unos años dando forma a la Carta de Valores que hoy en día encuadra todas las acciones de gobierno.
Ahora es necesario dar una vuelta de tuerca a todo cuanto rodea a los ODS para generar confianza entre la población. Las turbulencias internacionales -en forma de crisis energética, económica, climática e incluso política con sus extremismos a flor de piel- también se dejan sentir en el botxo, pero el Ayuntamiento quiere que Bilbao y sus gentes recuperen su ambición por tener y por vivir en una ciudad que sea referente.
Así lo ha subrayado su alcalde, Juan Mari Aburto, durante la presentación de la ‘hoja de ruta’ para los próximos años. “Nuestro objetivo es lograr un Bilbao 2030 más humano, más vivible, más inclusivo y más igualitario. Una ciudad más competitiva para atraer inversión pública y privada hacia un proyecto de largo plazo, de transformación de ciudad y de la ciudadanía hacia la sostenibilidad”.
No en vano, los ODS pueden ser también una ventana al mundo y una oportunidad para atraer talento e inversión privada y pública de otras instituciones. De ahí la importancia que este documento ‘Bilbao sostenible: Agenda 2030 y ODS’ tiene para la ciudad -y para la comunidad vasca en su conjunto- en la medida en que puede convertirse en motor de un nuevo tiempo al que empujan las circunstancias y un modelo económico y de crecimiento agotado.
Para ello, ha incidido Aburto, “es fundamental” que la ciudadanía interiorice que las acciones cotidianas y más simples tienen un impacto; es decir, que cada persona posee una capacidad transformadora enorme de la que muchas veces no es consciente en todas y cada una de las decisiones que adopta cada día y las actitudes con que afronta cada día.
Y acercar la Agenda 2030 a pie de calle puede ser un acelerador e incluso el punto de inflexión que necesita Bilbao para que su capital humano pegue el estirón necesario. Eso sí, tal y como ha expresado el alcalde, ese trabajo debe ser compartido y colaborativo y hacerse entre ayuntamiento, ciudadanía, empresas y organizaciones de la sociedad civil así como instituciones académicas.
De hecho, tal y como ha indicado Gonzalo Olabarria -concejal de Cultura y Gobernanza- ya se ha compartido con las universidades que operan en la villa la trascendencia de familiarizar a los estudiantes con los ODS. Y como la Agenda 2030 apuesta por la igualdad de oportunidades, se hará lo propio con la comunidad educativa de menor edad, en este caso a través de actividades formativas y lúdicas tanto dentro como fuera del aula.
El marco temporal también es importante, sobre todo para intentar minimizar las desigualdades que no paran de crecer. Y la metrópoli se marca la próxima legislatura para empezar a coger impulso con la mirada puesta en el reto colectivo de construir antes de 2030 un Bilbao más sostenible para las generaciones futuras. Se pretende, explica el documento presentado, “dejar en marcha un proceso de construcción continua que involucre al conjunto de agentes públicos y privados del territorio bilbaino a colaborar en una alianza multiagente hacia el logro de los ODS antes de 2030”.
Se trata, en todo caso, de un plan abierto a propuestas y reflexiones, a cambios y mejoras de quieran sumarse y participar en este ambicioso proyecto compartido, ha señalado el alcalde. El citado plan de acción establece 5 ejes básicos con 17 líneas estratégicas, con 136 acciones relevantes identificadas en el Plan de Mandato del Ayuntamiento y con 85 acciones desarrolladas por otras entidades.
Además, presenta 23 acciones propuestas para ejecutar a corto y largo plazo en la ciudad para dar continuidad y coherencia a la localización de la Agenda 2030. Importantes todas ellas para el proceso de enfocar los ODS en el territorio ya que contribuyen al avance de la Agenda 2030 en el contexto social, económico, medioambiental, institucional y ciudadano de Bilbao.