Decenas de personas se manifestaron hoy contra el Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad, en la provincia meridional de Deraa, apenas tres semanas después de que tuviese lugar una protesta similar y en medio de un fuerte deterioro de las condiciones de vida en el país, informaron activistas.
Los manifestantes salieron a las calles de la localidad de Yassim coreando lemas contra el Gobierno de Al Asad y en demanda de la liberación de los detenidos encarcelados en sus prisiones, afirmó Horan Free Media, una red de periodistas-activistas locales centrada en divulgar la realidad social en el sur de Siria.
De acuerdo con Deraa24, una red similar, los participantes en la insólita protesta se congregaron tras el rezo musulmán de los viernes y posteriormente se dirigieron al centro cultural de Yassim, donde las fuerzas de seguridad allí estacionadas dispararon al aire tras su llegada. Ambas organizaciones difundieron vídeos en los que se pueden ver a decenas de personas, casi todos hombres jóvenes, gritando consignas y levantando banderas de la oposición siria, si bien la veracidad de las imágenes no ha podido ser verificada independientemente.
LA CUNA DE LAS REVUELTAS POPULARES
Deraa es considerada la cuna de las revueltas populares iniciadas en 2011 contra Al Asad, y que más tarde dieron lugar al conflicto armado aún en curso, y linda con la provincia de Al Sueida, donde el pasado 4 de diciembre se produjo otra protesta contra el Gobierno. En aquella ocasión, los manifestantes irrumpieron en el Ayuntamiento de Al Sueida, capital de la provincia homónima, de donde retiraron la imagen de Al Asad, en una jornada que se saldó con al menos un policía y un civil muertos, según fuentes oficiales y activistas.
Siria está sumida desde hace varias semanas en una grave crisis de combustible, que dificulta la movilidad y hacer frente a las bajas temperaturas del invierno, y que ha derivado en un nuevo aumento en los precios de los productos básicos.
Además, 2,2 millones de personas necesitarán ayuda para afrontar el invierno, un 28% más que el pasado año, en momentos en que la desmesurada inflación y la economía en caída libre han dejado los productos esenciales fuera del alcance de casi el 88% de la población, según la ONU.