El bar tiene más de siete décadas de historia. Ella se puso al frente del negocio con el comienzo del nuevo siglo y desde 2019 buscaba un relevo para jubilarse tranquila. Le ha costado, pero por fin Nekane Zibiriain ha encontrado lo que buscaba. El local está en buenas manos y puede descansar. Su bar Arga de la calle Joaquín Beúnza seguirá dando guerra en la Rochapea. Y será como siempre ha sido. Tras un año cerrado –desde la última riada– y ya reformado, este viernes por la tarde han celebrado la inauguración. Nueva vida para el bar de siempre. La apertura incluso ha contado con las famosas migas que prepara su padre Pedro, de 91 años. “Mientras esté, tendrá que hacerlas él”, bromea Nekane.
Nykola Melnychuk, ucraniano con 7 años de experiencia como empleado en el Arga, coge el relevo del establecimiento con un alquiler. “Estoy contenta. Él es muy trabajador y todo el mundo le conoce”, explica Nekane. “Ella tenía ganas de que el bar siguiera funcionando en este barrio y de que diera servicio a los vecinos, para que este rincón no se quedara perdido”, destaca el joven de 33 años, que llegó con su madre a Pamplona en el año 2009. Antes de debutar como responsable del bar, confesaba sentir “un poco de susto. Pero Nekane me está ayudando, corrigiendo y diciéndome cómo tiene que ser. Luego tendré que contratar a una persona que me ayude”.
“Vamos a dar el servicio como estaba antes. Necesito un par de días para ponerlo todo en su sitio, organizar, comprar un lavavajillas... todavía estoy instalando cosas”, reconoce. Melnychuk ha dejado un trabajo fijo en la fábrica Libsa para embarcarse en este negocio. “Estaré un poco perdido hasta que pasen un par de semanas. Conozco el negocio y aquí estoy como en casa, pero después de un año cerrado pierdes experiencia. Hasta que vuelves a poner todo en marcha... Este mes todo de gastos, el que viene ya a cobrar”, destaca sobre esta nueva etapa. Y recalca que el vecindario se ha alegrado de la reapertura. “Están contentos, apoyando todos para que el bar se mantenga”.