De lo visto el lunes en San Mamés cabe deducir que algunos jugadores pueden perder la vitola de fijos en las alineaciones que lucían hasta antes del verano. Con el anterior entrenador, rara vez Unai Vencedor y Dani García no actuaban de inicio, en cantidad de ocasiones juntos y si no, uno de ellos al lado de otro compañero, preferentemente Mikel Vesga. Estas eran las combinaciones más habituales en la sala de máquinas del Athletic en la etapa de Marcelino García. En la pretemporada recién terminada se pudo intuir que Ernesto Valverde buscaba algo distinto. En los amistosos exploró fórmulas que sugerían la implantación de otro estilo de juego, una tendencia que confirmaría el estreno del campeonato.
Frente al Mallorca, el equipo se organizó en la zona ancha con un trío formado por Vesga, Sancet y Muniain. Una elección que sin duda respondía a la convicción de que, dado el acusado perfil defensivo del cuadro visitante, el Athletic iba a cargar con la iniciativa la mayor parte del tiempo. Así ocurrió, el dominio territorial y la pelota fueron locales propiciando un sinfín de llegadas y remates en el área isleña. La apuesta pareció por tanto estar plenamente justificada, sin embargo su funcionamiento no fue muy allá. De hecho, entre otras cuestiones a considerar, el discreto nivel exhibido por Sancet y Muniain ayuda a entender que la abultada producción en ataque de los rojiblancos no se tradujese en una victoria ampliamente merecida.
Dani García y Vencedor permanecieron atados al banquillo los 95 minutos que duró el partido. Ninguno tuvo cabida en los cinco relevos introducidos en la segunda mitad, una circunstancia nada chocante por cuanto esas sustituciones se orientaron a refrescar las demarcaciones de arriba. El portero, los cuatro defensas y Vesga fueron los únicos que aguantaron el choque de principio a fin.
Que se tratase de la primera cita del calendario competitivo y que su guion estuviese tan cantado, validarían el criterio del entrenador para diseñar la medular. Asimismo, ambos factores invitan a ser cautelosos en el análisis, tanto del rendimiento de los titulares como de la condición de suplentes de la pareja de medios que solía llevar las riendas del conjunto. No obstante, resulta obvio que Vesga arranca el curso con ventaja en las preferencias de Valverde. Las cualidades de Vencedor y Dani García para moverse cerca de la zaga no están a prueba, pero según lo presenciado hasta la fecha es el alavés quien mejor encaja en el nuevo plan que aún está tomando cuerpo.
Además, se diría que la pizarra de Valverde contempla que solo haya un centrocampista específico para labores defensivas, encargado de guardar la espalda de los interiores y facilitar la salida del balón, el primer pase, desde la retaguardia. Hombre, contra enemigos potentes, que quieren mandar a través de la posesión o están llamados a ocupar las posiciones de privilegio en la tabla, no se puede descartar que ponga en liza un medio del campo más armado, menos alegre.
Otro formato
Esta posibilidad concedería un margen amplio lo mismo a Dani García que a Vencedor, sin olvidar que dispone de un Zarraga que por sus cualidades está capacitado para colaborar más estrechamente con el medio centro sin renunciar a desdoblarse en ataque. Este último, infrautilizado en la campaña anterior, ha ido dejando pistas interesantes a lo largo del verano y también el lunes en la media hora larga en que participó. Atendiendo a su edad y recorrido en la categoría, necesita partidos, pero se diría que es del agrado de Valverde y no sorprendería que poco a poco avanzase en el escalafón.
En la pasada campaña, Dani García lideró la nómina de los medios, apareció en 39 partidos, 33 en calidad de titular, para convertirse en el quinto con más minutos de la plantilla con 2.738. Le siguieron Vencedor (35, 29 y 2.424) y Vesga (39, 22 y 1.901). Zarraga quedó más lejos, fue el décimo octavo del grupo (37, 16 y 1.332) y a menudo jugó ubicado en el costado derecho.
Acaso fuese el año más completo de los cuatro que Dani García ha cubierto en el Athletic, pese a unas molestias de pubis que le obligaron a parar varias semanas. Con el apoyo explícito de Marcelino, el club le firmó en febrero una prolongación de contrato hasta 2024, tras haber desestimado él ampliar el vínculo por un único año. La estabilidad que le otorga dicho acuerdo se ve un tanto alterada tras el relevo registrado en la dirección técnica, pero el tiempo desvelará cuál es su rol bajo la batuta de Valverde. De entrada, en un par de amistosos fue reubicado en la defensa para hacer de central, detalle que dio pie a sospechar sobre sus opciones en la demarcación que ha ocupado siempre.
De Unai Vencedor, apuntar que el último curso, salvo en algún tramo, no logró ratificar el nivel exhibido previamente. Su irregularidad fue sintomática, como si sufriese un estancamiento, episodio al que cualquiera está expuesto, máxime a su edad.