Los gatitos son una de las cosas más achuchables y tiernas del universo. O así lo hacen creer los cientos de miles de vídeos y memes de tiernos cachorritos felinos que triunfan en las redes sociales y rebotas de móvil en móvil gracias a la magia de Instagram, Twitter, Facebook o Whatsapp.
Pero esas bolitas de pelo son animales con mucha personalidad que una vez conocen su posición en el mundo, o sea, en nuestra vivienda, no dudan en hacerlo saber.
Una convivencia prolongada con ellos hace que aprendamos qué es lo que no les gusta y evitemos la mayoría de ellas. Pero algunas son inevitables y tendremos que luchar contra ellas, puede que sea por su bien.
1. Los abrazos
Cogerlos en brazos y apretarlos contra nosotros es probablemente una de las cosas que más odien. O más teman. En la naturaleza son animales depredadores, pero estén en el escalafón de en medio, por lo que también pueden ser presas de otros. Para ellos, ser cogidos, levantados y zarandeados es un ataque en toda regla. Así que se defenderán con ganas y tratarán de huir. Puede que con el tiempo se haya acostumbrado, o resignado, y se deje, pero mejor que sean ellos los que tomen la iniciativa de subirse a nuestros hombros.
2. Las caricias en la tripa y extremidades
Va unido al punto anterior. Para los gatos los acercamientos bruscos son ataques, por eso es mejor evitar las caricia s por sorpresa. Y aunque sean con suavidad, hay que evitar determinadas zonas. La tripa, las patas y la cola son zonas que hay que evitar tocar si él no quiere. La tripa es su zona, y la de todos los animales, más vulnerable, por lo que tienden a protegerla los más posible. Las patas y la cola son sus medios de moverse y mantener el equilibrio, por lo que notar que alguien se las toca o las sujeta los pone de los nervios. En cambio, acariciar la cabeza, la barbilla, las orejas o el lomo es uno de sus mayores placeres.
1 + 2. Que los atosiguen, que los manoseen.
Es la suma de los dos puntos anteriores. En brazos , con la tripa expuesta, sujetos con fuerza y muchas manos sobre ellos. No os extrañe unn baile de uñas y una fuga rápida.
3. El agua
A la mayoría de los gatos el agua es algo que hay que evitar. Alguna raza de gato doméstico y a los tigres les gusta, pero son una excepción. Ni mojaduras y salpicones. No está clara la razón. Unos la atribuyen a su origen en zonas áridas y otras a su delicado aparato respiratorio, que les hace propensos a enfermedades.
4. Los olores fuertes
Aunque no sea tan fino como el de los perros, está preparado para seguir el rastro de sus presas, por lo que aromas fuertes como pueden ser los productos químicos de limpieza de la casa les hacen salir rápido de las estancias. Curiosamente, el aroma de los plátanos les desagrada también. Y el del limón. Algunos aprovechan esta circunstancia para ambientar determinadas estancias en las que no quieren que los mininos entren.
5. Los ruidos fuertes
Además de por su fino oído, no les gusta las sorpresas y un ruidos fuerte alteran su percepción de la tranquilidad, por lo que se ponen muy nerviosos. Además, al no encontrar la fuente del estruendo, no se tranquilizan.
6. La falta de atención
Vale, sí, son muy independientes, pero también son sociales y aunque sea cuando ellos quieren, necesitan su rato de mimos y juegos. Esto les lleva a ser algo celoso y si ven que se atiende a otro, se acercara con aire de ¿qué hay de lo mío?
7. Los cambios de rutina
Su terreno y su casa debe estar perfectamente controlado y los cambios no les gustan. Es su casa y son sus reglas. La rutina es su vda y así controlan el entorno, percibiendo como alarma lo que llega de forma inesperada. El cambio absoluto de rutina es una mudanza, por lo que habrá que pelear con él para conseguir llevarlo y que acepte un nuevo hogar.
8. La suciedad
Son animales muy limpios, dedican mucho rato a su propia higiene, por lo que su areneros, comedero y su plato de agua deben estar inmaculados.
9. Ir al veterinario
Viene a ser la suma de todo lo anterior. Lo van a sacar de su casa, de su rutina, lo van a llevar en un transportín a un sitio desconocido donde le van ad acoger, manosear, enredar, toquitear, administrar productos con fuertes sabores extraños y que huele a desinfectante. Y para colmo, puede que lo dejen solo y encerrado.