Nuevo rol de Ainara Ramasco, para ayudar al GDKO Ibaizabal, el club de su vida

EL GDKO Ibaizabal sueña con revivir aquellos grandes años de su historia. Esa época no tan lejana en la que peleaban por acceder a la élite del baloncesto estatal e incluso lograron el ascenso a la máxima categoría. Entre esas temporadas y la actual en Liga Femenina-2 hay un factor común, una jugadora que sabe lo que es vivir el baloncesto en un montón de escenarios diferentes. Ainara Ramasco (Galdakao, 1989) fue protagonista en el último gran ascenso del equipo vizcaino a la Liga Femenina y ahora trata de aportar su experiencia a un grupo muy joven y que todavía lucha por adaptarse a la categoría después de un inicio de curso marcado por las lesiones. El conjunto galdakoztarra buscará dar otro paso más en ese objetivo mañana sábado en Urreta a las 17.30 horas ante el Mariscos Antón Cortegada.

El equipo de Galdakao no ha arrancado la temporada de la mejor manera. Cinco derrotas y solo una victoria le colocan en la parte baja de la tabla, pero su encuentro de la pasada semana ante el Unicaja fue un punto de inflexión. "Pese a la derrota, después del partido que hicimos en Málaga estamos contentas y con muchas ganas", apunta Ramasco. El GDKO Ibaizabal apuesta por ir día a día y encontrar su "seña de identidad" y convertir las buenas sensaciones de las últimas semanas en resultados positivos.

Esta es una nueva temporada más para Ramasco en el GDKO Ibaizabal. Otro año más en el equipo donde se formó como jugadora y ahora con un papel muy diferente al de aquellas temporadas en las que luchó ante varias de las mejores jugadoras de Europa. "Ahora me lo tomo de una manera diferente. Mi prioridad actual es el trabajo y vivo el baloncesto con otra filosofía. Pero sigo con ganas viendo que hay muchas jóvenes e intento ayudarles para que me retiren ellas", cuenta. La galdakoztarra sabe lo que es ser una de las más jóvenes del equipo y ahora trata de aportar su granito de arena desde el rol contrario. "Estoy cómoda en este papel. Animando a las que veo que están más bajas de moral y veo que en todo lo que sea de confianza y baloncesto les puedo ayudar", reconoce.

Es una manera de devolver algo a un club de mucha importancia para ella. Ayudarle en una época de transición y aportar su experiencia para volver de nuevo a ser ese equipo potente de Bizkaia. "Ibaizabal es mi casa, mi familia. Llegué el año pasado a un equipo completamente diferentes a cuando me fui, pero veo que hay gente que todavía sigue peleando porque Ibaizabal vuelva a ser lo que en su día fue", comenta Ramasco, que cree que parte de esa reconstrucción pasa por realizar un buen trabajo en las categorías inferiores: "Hay que volver a cuidar la cantera, crear gente joven y ahora tienen un proyecto ilusionante que es Sustraiak Erein. Es duro volver a remontar todo eso y hace falta mucho, pero la gente está con ganas".

A la hora de pensar en esa posible evolución, Ramasco es optimista. "Las generaciones de abajo han conseguido cosas que cuando yo tenía su edad casi ni entraban en mi cabeza. Todavía tenemos gente que puede que con más edad pueden estar luchando en fases de ascenso", apunta. Los mejores momentos de la base de Galdakao coinciden con la época dorada del GDKO Ibaizabal. Momentos para el recuerdo y sueños de que el club los vuelva a vivir en un futuro. "Baloncestísticamente son los momentos más bonitos de mi vida. ¿Qué se pueden volver a repetir? Conmigo lo dudo, porque me quedan ya pocos años, quizás hasta este sea el último. Pero sí que viene gente por detrás con ganas, que ha estado bien trabajada y creo que puede ser posible", afirma. Aun así, ese momento todavía es lejano y por ahora Ramasco tratará de seguir aportando en la cancha y fuera de ella todo lo que ha aprendido durante estos años para ayudar al club de su vida y sus jugadoras a seguir creciendo.

ausarta barakaldo

Por otra parte, el otro equipo vizcaino de la categoría, el Ausarta Barakaldo también juega mañana. Las dirigidas por Alberto Cea se miden a las 17.00 horas en Lasesarre al Institutos de Compostela.