"Jokin Altuna es un animal competitivo", analizó Darío Gómez en la elección de material para el encuentro de este domingo de la primera jornada de la liguilla de cuartos de final del Manomanista de Primera. En su mirada, pese a la confianza de haber ganado sus cuatro compromisos previos –a Elordi (6-22), Elezkano II (10-22), Peio Etxeberria (22-2) y Urrutikoetxea (5-22)–, un velo de recelo ante el campeón en curso, alimentado por las certezas.
Un ejemplo en la retina: en la reciente final del Parejas, el amezketarra parecía que funcionaba con dudas al inicio y acabó dándole la vuelta al choque –con la inestimable ayuda de un sobresaliente Julen Martija–, resolviendo y embolsándose una txapela más para el bolsillo.
El riojano sabía a qué se enfrentaba: un centímetro de terreno significa un kilómetro en el territorio Altuna III. Es decir, un detalle troca en un regalo millonario, un despropósito, una oportunidad perdida. Eso solo está en el ADN de los elegidos.
MUCHOS 'A PESAR'
Darío sabía de qué iba la película. Y la contienda de este domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao –que vibró en apoyo al ezcarayense y despidió a los dos gladiadores en pie tras un partidazo– se asfaltó para sus intereses de muchos a pesar.
Unos cuantos: a pesar de hacer un partido mayúsculo, a pesar de tener contra las cuerdas al temible Altuna, a pesar de manejar una distancia de 13-19, a pesar del brillo de sus manos, a pesar de su fogosidad, a pesar de la fe, a pesar...
A pesar de todo, Jokin apretó la mandíbula de cemento y le dio la razón: es un animal competitivo. Nunca den por muerto a Altuna III. Se levantó. Aplacó la revolución de Darío. En 62 pelotazos cambió el signo del encuentro, y eso que en el último tanto se debatieron 30 de ellos. Del 13-19 al 22-19. Una tacada que le impulsa. Sufrimiento, sí; victoria, también.
LA DEJADA CON EL 13-19
En las entrañas del frontón Bizkaia recordaba el delantero de Ezcaray una dejada. La errada con el 13-19. Buscó la punta desde lejos, repleto de ambición por cómo se estaban desarrollando los acontecimientos: dominio a dentelladas, violencia en el golpeo y efectividad. Se le fue abajo.
Hilo de vida para Jokin. Mal asunto para Darío. ¡Que viene! ¡Que viene! Y vino. Un pelotazo atrás, un dos paredes que se le cayó al riojano, dos saques consecutivos y un saque-remate, un gancho tremendo, pusieron el cuarto empate en el luminoso. 19-19.
ALTUNA III SIEMPRE DA EL CALLO
Y un flashback: Darío, que había visto las orejas al lobo con el 9-6, respondiendo Jokin a fogonazos de auténtica estrella –el 7-5 fue extraordinario, con un gancho inapelable del guipuzcoano tras un tiqui taca en los cuadros alegres–, había sido capaz de restañarse, de imponer su ritmo al campeón y dejarle en una situación comprometida. Pero no. Altuna III, un prodigio defensivo, cuestión que no pasa inadvertida en situaciones como las de este domingo.
Departiendo a contrapelo en paisajes exigentes, destruyó el castillo de naipes. Se hizo gigante. A Darío le asaltaron las dudas en el resto de saque. Olor a sangre. No pudo parar al campeón. Directo al 22.
Eso sí, tras 348 pelotazos a un ritmo frenético, solo el futuro determinará la incidencia competitiva que tendrá la dureza de este Manomanista sobre los pelotaris.