Levantarse o seguir caído, hundido, con la cabeza metida en un agujero –parafraseando a Ernesto Valverde y sus palabras en la previa– y maldiciendo la eliminación copera. El Athletic tenía como opciones elegir la primera alternativa o alguna de las posteriores en su enfrentamiento de ayer contra el Espanyol, el encuentro que ha seguido al instante más doloroso de lo que va de curso. Y por lo visto sobre el verde del RCDE Stadium, el equipo ha sabido reponerse con rapidez del durísimo varapalo del martes, cuando el sueño copero se le esfumó de manera injusta en la parte final de la prórroga. Dio un golpe sobre la mesa, se autoconvenció de que lo de Osasuna forma parte ya del pasado, por mucho que aún escueza dentro de la caseta y entre los aficionados, y se mostró dispuesto a competir por una de las plazas europeas.
En un partido jugado de manera muy seria, sin apenas concesiones en defensa más que la acción del gol del conjunto perico, que fue fruto de un accidente en el tramo final del encuentro, el equipo bilbaino fue hurgando en la herida abierta de un Espanyol que vive en el abismo, anclado en los puestos de descenso. Supo jugar el Athletic con los nervios locales, también con los de la grada y ese runrún que acompañó prácticamente a cada contacto con el balón del guardameta Pacheco. Se armó de paciencia, sabedor de que el tiempo jugaba a su favor y gracias a su perseverancia puso fin a una larguísima sequía de 25 años sin ganar en liga en el feudo perico. Nunca es demasiado tarde.
A esa máxima se quiere aferrar el Athletic de cara a lo que le resta de temporada, diez partidos que serán otras tantas finales en su propósito de regresar a Europa tras cinco campañas sin lograrlo. Ayer, ante el Espanyol, dio un paso más en esa mejoría en el juego que el bloque viene exhibiendo desde que se midió al Rayo Vallecano hace un mes. Los leones fueron masticando su triunfo, saboreándolo, ante la débil oposición local.
El partido, además del triunfo, que vuelve a meter al Athletic de lleno en la pugna continental, dejó varias buenas noticias en clave personal. Regresó Unai Simón al equipo, que pasó inadvertido hasta esa acción en el último minuto reglamentario, en la que el balón se le escurrió de las manos, un mero accidente; Iñaki Williams volvió a ofrecer una actuación muy convincente en la que además volvió a marcar, como ya hiciera el martes frente a Osasuna; Ander Herrera volvió a sentirse futbolista tras 69 días de lamentos y recaídas musculares; y Nico Williams purgó sus penas con una enorme actuación en los poco más de 20 minutos que disputó. Firmó un gol, dejó un par de regates de mucha calidad y le sirvió un gol en bandeja a Gorka Guruzeta que este no pudo aprovechar. Además, forzó la expulsión de Aleix Vidal en el tiempo de añadido. La mejor manera de desquitarse.
El Espanyol - Athletic, en imágenes
Al derbi sin De Marcos
La única noticia negativa a título individual tiene que ver con la figura de Óscar de Marcos, que vio la quinta cartulina amarilla de la temporada y no podrá jugar el próximo sábado ante la Real Sociedad (16.15 horas) en San Mamés. Una baja de peso para Valverde, que deberá sopesar durante la semana quién será su sustituto.
Tiene tiempo por delante el técnico para tomar una decisión al respecto. Mientras tanto, tras 25 largos años de espera, aquel recordadísimo gol de Julen Guerrero en el estadio Olímpico de Montjuic dejará de ser recordado en cada una de las visitas del Athletic al Espanyol. Nunca es tarde que dice el dicho. Y el Athletic, que tiene aún diez jornadas para terminar por olvidar la eliminación copera, está a tiempo de pugnar por volver a Europa.