La Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobada el año pasado establece que las administraciones públicas deben lograr para 2030 que el 74% de la energía que se produce provenga de fuentes limpias, y que el 42% del consumo final en viviendas, industrias o medios de transporte sea renovable. A día de hoy, Álava solo produce el 8% de sus necesidades energéticas sin generar emisiones de gases de efecto invernadero. El reparto del consumo de energía en el territorio va desde el 13% para uso doméstico hasta el 34% para la industria, y el resto se consume en la movilidad.
A grandes rasgos, sin contar las instalaciones de autoconsumo que poco a poco se van poniendo en marcha en el ámbito rural o las placas que cada vez cubren más tejados en Álava, ese 8% de potencia verde en el territorio apenas supone algo más de 100 megavatios, que producen principalmente los parques eólicos de Badaia (50 megavatios) y Elgea-Urkilla (32 MW); y Ekian, el gran parque solar del sur del territorio capaz de producir hasta 24 megavatios.
Sin embargo, Álava está en plena transición energética y son varios los proyectos de instalaciones renovables previstos en el territorio, la mayoría de ellos aún pendientes de su definición final y de pasar el examen de los técnicos medioambientales de la Diputación y el Gobierno Vasco.
Precisamente por no superar esos exámenes han quedado guardados en un cajón los proyectos de Arkamo (95 MW) e Iturrieta (75 MW) que promovía la sociedad Aixeindar, conformada por el Ente Vasco de la Energía y la empresa Iberdrola.
Sí siguen adelante otras dos propuestas de Aixeindar, Labraza y Azáceta, con 40 megavatios de potencia cada una. Junto con el resto de proyectos previstos en el territorio para los próximos años, y de salir todos adelante, Álava sumaría algo más de 400 megavatios de potencia renovable.– T. Díez