Al menos ocho personas han muerto por la explosión de varias bombas en la entrada de la mayor prisión de Birmania, la de Insein, situada a las afueras de la ciudad de Rangún, según han informado autoridades locales.
Fuentes citadas por la BBC han confirmado el estallido de dos artefactos y han identificado a las víctimas como tres funcionarios de la cárcel y cinco visitantes. Al menos diez personas más han resultado heridas.
Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad por este ataque, que ha motivado un amplio despliegue del Ejército en la zona. El centro alberga a casi 10.000 presos, entre los que habría personas encarceladas por la junta militar tras el golpe de Estado.
Según el periódico Myanmar Now, entre los civiles fallecidos está la madre de un activista estudiantil, Lin Htet Naing, que había acudido a la prisión para darle un paquete a su hijo. La junta sólo permite a las familias ver a los internos una vez a la semana o incluso cada dos semanas.
La Asociación de Asistencia a Presos Políticos de Birmania (AAPP, por sus siglas en inglés) estima que más de 12.600 personas han sido detenidas desde el golpe de Estado perpetrado por las Fuerzas Armadas a principios de febrero de 2021. Más de 2.300 personas han perdido la vida en este tiempo.