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La comparsa de gigantes y cabezudos de la Irungo Atsegiña constituye uno de los patrimonios culturales más queridos de la ciudad. Consciente de su importancia, la sociedad ha trabajado durante años para recuperar su esencia y otorgarle el valor que merece, comenzando con la restauración de los gigantes en 2017 e impulsando ahora la creación de ocho nuevos cabezudos.
El proceso se encuentra en manos de los responsables del prestigioso taller de restauración de imaginería festiva Eskuartean de Pamplona, donde también se rehabilitaron los gigantes y donde actualmente se está dando vida a las nuevas figuras, inspiradas en las originales.
Para comprender dicho origen resulta necesario retroceder en el tiempo. La historia de los gigantes de Irun se remonta a 1897, cuando el empresario José Arana, impulsor de la Semana Grande de Donostia, encargó la fabricación de unos gigantes y cabezudos que se asemejaran a los que un año antes se habían creado en Bilbao. El objetivo era poner en marcha una comparsa que amenizara los momentos previos a las corridas de toros que él mismo organizaba. Sin embargo, aquella no obtuvo el éxito esperado, y por eso en 1900 trató, sin lograrlo, de vender las figuras al Consistorio de la capital guipuzcoana.
Dos años después la comisión de fiestas del barrio de la Estación de Irun quiso alquilar los gigantes y cabezudos pero, al negársele esa opción, el empresario Aquilino Rodríguez decidió comprarlos. Fue así como las figuras llegaron a la ciudad y, tras el fallecimiento de Rodríguez en 1937, su viuda las donó a la Irungo Atsegiña, que las ha atesorado desde entonces.
Ocho cabezudos perdidos
Aunque los gigantes se han conservado desde 1902, los ocho cabezudos que llegaron junto a ellos a Irun se perdieron con el tiempo. Se cree que en los años 40 se creó una nueva serie, pero no hay certeza de que sean los mismos que han formado parte de la comparsa de la Irungo Atsegiña en las últimas décadas. Debido a esta incertidumbre y al menor valor patrimonial de estas figuras en comparación con los gigantes, la sociedad decidió, como parte de su proyecto de restauración, crear ocho nuevos cabezudos inspirados en los originales de finales del siglo XIX.
Para ello, antes de encargar su fabricación se llevó a cabo un meticuloso trabajo de investigación, principalmente en los archivos de Irun y Donostia. Algunas de las fotografías halladas han permitido que los artesanos de Pamplona puedan dar vida a unos cabezudos muy similares a los originales. Se trata de una pareja de baserritarras y otras tres que representan a distintas etnias (africanos, chinos e ingleses).
En relación a esto, Borja Oyarzabal, uno de los responsables de la comparsa, explica que “en aquella época resultaba muy habitual que los gigantes y cabezudos representaran las distintas partes del mundo. En Bilbao, la generación de gigantes anterior a la que se creó en 1896 contaba además con dos indios americanos, pero cuando se hicieron los nuevos se decidió quitar esa pareja e incluir otra de baserritarras, para dar cabida a la cultura euskaldun”.
Una comparsa que goza de buena salud
A pesar de que la trayectoria de la comparsa ha contado con altibajos, en los últimos años la sociedad le ha otorgado un gran impulso que, sin duda, está dando sus frutos. Más allá de que la agrupación se ha rejuvenecido y ha aumentado en número de integrantes, rozando actualmente el medio centenar de personas implicadas, la Irungo Atsegiña ha querido preservar este patrimonio festivo para asegurar su continuidad en manos de las futuras generaciones.
“Tenemos los gigantes más antiguos de todo Euskadi y queríamos ponerlos en valor y colocar a la comparsa donde creemos que merece”, afirma Oyarzabal.
Otorgar protagonismo a los cabezudos
Con esta renovación la Irungo Atsegiña pretende asimismo que los cabezudos, que a menudo han quedado en un segundo plano frente a los gigantes, recuperen el protagonismo que les corresponde dentro de la comparsa, ya que constituyen “una parte fundamental del folklore local”. Estas figuras, “con su expresividad y cercanía al público, han sido siempre clave en la interacción con niños y mayores, reforzando el vínculo emocional de la ciudadanía con sus fiestas”, señalan.
En cuanto a la presentación oficial de los ocho cabezudos, desde la sociedad han adelantado que “será un evento especial”, pero que “se mantendrá en secreto hasta su celebración”, que previsiblemente tendrá lugar antes de los sanmarciales.