Llegan el calor, el verano y las vacaciones, y con ellas el merecido tiempo de descanso. Nos relajamos tanto que también aflojamos los hábitos diarios. Descuidamos la alimentación y cambiamos la práctica de ejercicio y el gimnasio por largos ratos de terraceo, disfrutando de una cervecita fría y un rico aperitivo.
Darse un capricho nunca está de más, pero si queremos seguir cuidándonos y no tirar por la borda los resultados de esa dieta que con tanto esfuerzo hemos seguido durante todo el año, es importante procurar no bajar la guardia.
Planificación
Así, mantenerse fiel en el tiempo a una dieta puede suponer un auténtico desafío. Sin embargo, hay unos pequeños trucos que te pueden ayudar a no saltártela. En primer lugar, es importante ser organizado y planificar las comidas de toda la semana; de esa forma siempre tendrás opciones saludables en la nevera y evitarás caer en la tentación de comer alimentos no planificados. Si además preparas varias raciones de comida y las guardas en el frigorífico o en el congelador, siempre tendrás disponible una opción saludable.
Huir de la tentación
Para cocinar sano es imprescindible disponer de una materia prima saludable. Adelántate, huye de las tentaciones y no compres aquello que no te conviene comer; si lo tienes en casa, querrás comértelo, situación que te generará un sufrimiento totalmente innecesario. Ten siempre a la vista los alimentos saludables, y los más tentadores guárdalos al fondo del armario.
Registro
Puede resultarte útil utilizar una aplicación o un diario de alimentos para guardar un registro de todo lo que comes, siendo así consciente de tus elecciones y de si estás comiendo de la forma correcta. Controla las porciones y usa platos más pequeños para evitar comer en exceso.
El objetivo
Es importante tener muy claro qué queremos conseguir y cuáles son las acciones que nos van a acercar a nuestro objetivo. Debes estar convencido de que quieres seguir dicho plan y para que una dieta sea realmente efectiva debe ser realista. Fíjate unos objetivos que puedas alcanzar a corto plazo y celebra todos esos pequeños logros que serán los que te hagan mantener la motivación.
Duradera en el tiempo
La dieta debe ser sostenible en el tiempo ya que, si no, te cansarás y es normal que te la acabes saltando. De esa forma regresarás a tus hábitos anteriores y recuperarás con facilidad todos esos kilos que habías perdido. Comparte tus objetivos con amigos, familiares o personas con las que convivas, de forma que te sirva de motivación y para mantener tu responsabilildad.
Flexibilidad
Permítete cierta flexibilidad de vez en cuando ya que, darte un pequeño capricho, no significa que hayas fallado. Busca versiones saludables de tus comidas y snacks favoritos para no sentir que te privas demasiado. Comer sano no tiene por qué ser aburrido.
¡Ojo con los desencadenantes!
El aburrimiento, el estrés, la comodidad de la comida preparada o estar continuamente expuesto a la tentación pueden actuar como desencadenante de una alimentación incorrecta; la práctica de ejercicio, la meditación o el yoga son sin duda opciones mucho más saludables que acabar dándote un atracón. Además, si te has machacado haciendo deporte y te ha supuesto un gran sacrificio, tampoco querrás echar por tierra todo el esfuerzo que has hecho saltándote la dieta a la primera de cambio.
Dormir lo necesario
La falta de sueño también pueden contribuir a que tengas un mayor apetito o a sufrir antojos, así que procura dormir por la noche todas las horas que necesites para llevar un orden por el día.
Como conclusión, es importante que tengas siempre en mente las razones por las que te has lanzado a seguir esa dieta. Tener en cuenta estos consejos, no perder nunca de vista tus objetivos e intentar pensar en la satisfacción que vas a sentir al alcanzarlos hará que la dieta resulte mucho más eficaz y te proporcione una mayor salud y bienestar.