Álvaro Odriozola continúa estancado en la estación. No se puede decir que el donostiarra esté teniendo demasiada fortuna desde que regresó a su casa. En su primer año llegó in extremis justo antes del cierre de mercado y su físico, el punto fuerte de toda su carrera, no respondió ante el listón de la exigencia de Imanol. Sus números le delatan y lo confirman. No fue una buena campaña. Solo participó en quince partidos, en los que fue titular en nueve ocasiones para un total de 721 minutos. Su acción más destacable fue la asistencia que le dio a André Silva en el gol partita para pasar ronda de la Copa en Andratx. Poco más. No pudo desbancarle a Traoré, que cayó de pie en la Real, y vio cómo cuando se encontraba de baja se desataba el huracán Aramburu.
El canterano tenía claro que si quería volver a triunfar en la Real Sociedad este tenía que ser temporada. Una inoportuna lesión tras una involuntaria entrada de Brais le impidió arrancar el curso y provocó además que se perdiera muchos entrenamientos de pretemporada. Imanol ha ido dosificándole para evitar recaídas, pero en su espera, ha vuelto a irrumpir con una fuerza desatada el huracán Aramburu que se ha hecho por méritos propios con la titularidad tras la grave lesión de Traoré. Hasta la fecha solo ha intervenido en tres partidos, para un total de unos dramáticos 134 minutos. En Liga solo ha disputado la última media hora del duelo en Mallorca y ha sido titular en Niza, donde completó una muy buena actuación, y frente al Anderlecht, en un duelo en el que sufrió en defensa, lo que provocó que fuera sustituido en el descanso con el marcador en contra y en plena psicosis por la violencia de los ultras en las gradas.
Dos fechas claves
Ha habido dos fechas claves en el regreso de Odriozola que podían haber marcado el necesario punto de inflexión en su nueva trayectoria txuri-urdin. Desgraciadamente en ninguno de los días tuvo la más mínima suerte. Sucedió en San Mamés y en Montilivi, donde vuelve mañana. Imanol, que siempre ha confiado en sus posibilidades, sorprendió a todos el 13 de enero de este año, cuando apostó por el donostiarra para enfrentarse cara a cara con Nico Williams en el derbi disputado en Bilbao. Solo aguantó 19 minutos. En la primera carrera larga con el rojiblanco se rompió.
Su segunda gran oportunidad llegó en Girona cuando reaparecía casi un mes después, el 3 de febrero. A los 55 segundos, en una acción del juego, vio cómo su rodilla se le giraba en un apoyo. Todos se temieron lo peor. Solo su poderío muscular evitó lo que era una rotura de ligamento cruzado segura. Al final el diagnóstico se quedó en una "hiperextensión de la rodilla y una lesión del ligamento colateral lateral de dicha rodilla". Estuvo cerca de tres meses alejado de los terrenos de juego para regresar con mucha fuerza en los últimos encuentros de la campaña.
Revancha particular
Odriozola quiere su particular revancha en Girona mañana. El donostiarra cuenta con muchas opciones de ser titular debido a que ha estado ejercitándose en Zubieta estos días centrado en el duelo, que Aramburu solo va a poder ejercitarse con normalidad en la sesión de hoy, y que Imanol ya demostró el curso pasado que confía en su velocidad para hacer daño a una defensa muy adelantada como la del equipo de Michel. "Me consta que fue él el que empujó para que se hiciera este año. Todo que agradecerle porque me conoce perfectamente y porque es el que más ha hecho para que yo esté aquí", aclaró para los más escépticos al inicio de sus vacaciones de verano.
El donostiarra está encantado en su nueva etapa en el equipo del alma. Además de atravesar por una etapa muy ilusionante en su vida personal, Odriozola reconoce que es muy feliz en su ciudad y con su gente. Ahora solo le queda completar la misión con la que decidió regresar tras no poder triunfar en su aventura blanca: jugar y muchos partidos, ser titular y soñar con alcanzar objetivos ambiciosos. El tren que estaba esperando en la estación podría ser el que tiene como destino Girona. Ya no pasarán muchos más...