En la nueva temporada de La casa de los retos, en Boing, David Moreno (Logroño, 1989) nos promete grandes emociones y muchos momentos para el recuerdo en un programa para toda la familia que invita a estrechar lazos entre padres e hijos.
Llevamos ya seis temporadas de La casa de los retos. ¿Cómo está encarando este regreso?
No sé por qué, y a la vez sí lo sé -porque estoy en un muy buen momento personal-, esta temporada la encaro con más ilusión que nunca. Ya no tengo la incertidumbre de lo que fue la primera temporada, ya no tengo la presión de lo que fue la segunda temporada... Luego ha habido temporadas de por medio en las que, aunque en la tele no se veía, me han pillado personalmente más de bajón. Esta temporada he disfrutado un montón grabando, todo el equipo es una maquinaria que no falla, y ha sido muy bonito grabarla, y ver el cambio de las familias y de los niños.
Han conseguido en todos estos años unir a familias dentro del juego y al otro lado de la pantalla. Esta temporada llega con novedades, porque es una reinvención constante, ¿verdad?
Claro, nosotros no podemos ofrecer siempre lo mismo, porque los programas que hay, las seis temporadas que hay, nos encantan y ahí están. La gente puede seguir viéndolas a través de las plataformas de streaming. Nosotros queremos que cada temporada aporte cosas nuevas. Mantenemos los retos míticos, y también hay un montón de retos nuevos como On-Off, Oído cocina, Caratarta... Y además, casualmente, casi todos los retos nuevos son de pringue, que nos encanta.
Más de 10.000 familias se han apuntado a esta nueva edición. ¿Encontraremos alguna vasca o navarra?
¿Cómo no va a haber? Si los del norte somos los mejores (risas). Hay gente de todas partes, pero sí. Para mí es un gustazo siempre contar con concursantes de Euskadi y de Navarra. Me lo paso bomba con ellos. Tenemos un carácter muy similar y siempre lo dan todo. Además mantengo grandes amigos de concursantes que han pasado por el programa en otras temporadas. Nunca me olvido de los Intxausti de Bilbao, de Aner -que es un crack y un genio- y siempre que voy a Bilbao acabamos quedando. Eso me pasa con gente de Bilbao y con gente de la Línea de la Concepción. Esa es la magia de La casa de los retos, que estamos todos unidos.
Le tengo que pedir que se moje. No de pringue, eso le llegará en el programa. ¿Quién se desenvuelve mejor frente a las cámaras y ante los retos, los txikis o los padres?
Los txikis siempre. Aquí somos pro txikis a tope. ¿Sabes qué pasa? Que los niños somos así, nos da igual la cámara, la presión del momento. Cuando jugamos vamos a jugar, a disfrutar y a pasarlo bien. Igual los mayores están como más preocupados de: “Ay, es que igual he hecho el ridículo”. Si es que hemos venido a pasarlo bien. Es un juego en familia y eso les dura los primeros quince minutos. Ojalá hiciéramos el reality de La casa de los retos, porque lo que veis es solo un porcentaje de todo lo que ocurre, que es mucho.
Ganar tiene premio en este programa, un viaje para toda la familia, pero el premio más grande es, si cabe, los valores que se llevan padres e hijos a sus casas.
Sí, es un programa que está lleno de valores: de trabajo en equipo, de deportividad, de juego en familia... Es que es muy bonito.
Tenemos también merchandising, juego de mesa, libro y, como curiosidad, usted hace la canción de apertura del programa. Se atreve con todo.
Los primeros programas pensé que La casa de los retos necesitaba una canción, y sin decírselo a nadie me puse a escribirla y componerla. Fui al estudio, la grabé y les dije: “Aquí tenéis la canción del programa”. Para mí es un orgullo. He grabado bandas sonoras, he hecho teatro musical y la música me llama mucho. Siempre que me preguntan si soy periodista, presentador, cantante..., yo digo que soy un poco de todo. Soy un entretenedor o un presentador que hace muchas cosas, y la canción es una de ellas.