Araba

Olarizu pone el broche al verano

La romería de hoy marca también el inicio del curso político con la visita a parte de los mojones de Vitoria
Ambiente durante la romería del Día de Olarizu

Hoy, 12 de septiembre, los gasteiztarras se disponen a disfrutar su última fiesta estival y marchar en romería a Olarizu. Lejos del bullicio de la bajada de Celedón del 4 de agosto, este es un festejo más íntimo y recogido, más familiar, con sabor a alubia pinta alavesa y ternera asada. Ni tiene fecha fija en el calendario ni pinta en rojo, ya que cada año varía su celebración y desde el siglo XIX se celebra el lunes siguiente a la virgen de septiembre (día 8). En esta ocasión, la tercera semana del mes coincidiendo además, con el día de Estíbaliz, la patrona de Álava.

Olarizu representa en Gasteiz el final del verano, de las vacaciones estivales y el inicio de un nuevo curso, no sólo escolar, también laboral y político, con la visita anual de la Corporación municipal a mojones que delimitan el término municipal de Vitoria; mojones de piedra caliza, piedra de grano o arenisca o piedra de Elguea, colocados habitualmente en cruces y árboles próximos, con el fin de facilitar su localización; una costumbre administrativa de hace más de 500 años, con el alcalde en funciones de Montero Mayor a la cabeza de la ruta, que antaño se hacía a lomos de caballos con una vuelta ecuestre por la ciudad al final del recorrido.

Y no solo eso; Olarizu cumple, además, el rito campesino de la acción de gracias tras la recogida de las cosechas en el campo, la de subir hasta la cruz que corona el cerro y rezar el ángelus antes de sentarse en la hierba para degustar la alubiada. Ya por la tarde, las campas acogen la llegada de gasteiztarras dispuestos a disfrutar de las diferentes actividades lúdicas programadas para toda la familia; música, juegos infantiles, cucaña, teatro, gigantes y cabezudos, baile de la Era y Txulalai y pintxo de ternera solidario, con la colaboración de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para ayudar a Cáritas.

Olarizu es sinónimo de regreso a la rutina. La progresiva vuelta a las aulas llega este año marcada por la carestía del material escolar para el alumnado, que ha derivado en el aumento de la compra y venta de libros de segunda mano.

Para las familias, el regreso a la actividad llega cargado de los mismos miedos de antes del paréntesis veraniego, con los precios de la cesta de la compra disparados y los de luz, gas y combustibles por las nubes. Y para los políticos, el inicio del curso está marcado por las elecciones municipales de mayo a las que los partidos llegarán con la factura que les pase la recesión económica de la que alertan.

Pero la simbología de Olarizu, topónimo de una antigua aldea despoblada cuyos terrenos pasaron a ser de Vitoria, va más allá de la romería actual. El cerro que en el siglo XI se documenta con el nombre de Hollarruizi, en el XIII como Hollarruizu y en el XIX como Olharizu, alberga el yacimiento arqueológico de Kutzemendi, con restos de la Edad del Hierro, la romanización y del período medieval. Y en la cumbre se alzó una torre militar en los tiempos de las guerras carlistas. El poblado de Kutzemendi, descubierto en 1926 por José Miguel de Barandiarán, mantiene su estructura bajo tierra, incluida la muralla que protegía el castro.

Las campas sobre las que hoy descansan, ríen y comen alubias los romeros sirvieron en el pasado de pasto para el ganado. De hecho, en 1743 se construyó la denominada Casa de la Dehesa donde vivía un pastor que abastecía de carne a las tiendas de la ciudad. Restaurada en 1995, hoy es un edificio bioclimático, sede del CEA y laboratorio de las políticas medioambientales de Gasteiz.

No muy lejos, cerca de Puente Alto, en una antigua aldea despoblada ya desde el siglo XIV hubo una ermita dedicada a Santa María de Olarizu. La Sociedad Landázuri ubica el templo bajomedieval en la misma cima del cerro, a tenor de un documento fechado en 1465 que habla de la ermita de Santa Cruz, perteneciente a la jurisdicción del también desaparecido pueblo de Olarizu.

Por su parte, la cruz que corona el cerro fue erigida en 1951 en recuerdo de la Santa Misión de Vitoria. Tiene diez metros de altura y nunca se llegó a inaugurar. En una placa en su base se cita a 18 sacerdotes muertos durante la Guerra Civil.

De Olarizu a EstÍbaliz

Hoy, coincidiendo con Olarizu, no solo los vitorianos están de fiesta, también los alaveses tienen cita en el santuario de Estíbaliz, donde devotos y cofrades despiden a los monjes benedictinos que dejan el templo tras 99 años custodiando el lugar; de ahí la programación religiosa especial, con dos misas, una, ayer día 11, y otra, hoy, día 12 de septiembre.

La eucaristía dominical se ofició a las doce del mediodía y estuvo amenizada por los cánticos del coro Armonicum; a continuación, ofrenda floral a la virgen de Estíbaliz y bendición y entrega de medallas para culminar la celebración con un aperitivo ofrecido por la cofradía.

Hoy, día de la patrona, la misa se celebra a las seis de la tarde en el centro de acogida con el coro diocesano San Prudencio. A continuación tiene lugar la ofrenda floral de las Estíbaliz a la patrona y la despedida a la comunidad benedictina antes de culminar con la procesión a la basílica y el himno a la patrona de Álava.

13/09/2022