Òmnium Cultural, la entidad civil independentista que históricamente ha desempeñado la protección de la lengua catalana, echa cuentas de cara a la hipotética ley de amnistía. El organismo que ahora preside Xavier Antich –y que antes lo hizo, por ejemplo, Jordi Cuixart– contabiliza hasta 4.400 represaliados por el Estado español, de los que 1.432 se verían beneficiados por esta normativa al estar condenados, juzgados o investigados, reconociendo que “han sido perseguidos por ejercer un derecho fundamental que no son delito”. En este singular recuento se hallan 113 condenados penalmente, 17 pendientes de sentencia, 387 con causa penal abierta, 880 sancionados administrativamente y 35 pendientes del Tribunal de Cuentas. En el primer grupo mencionado no se halla la presidenta de Junts, Laura Borràs, que no fue sentenciada por ejercer, según la visión de parte del soberanismo, un derecho fundamental, como el de opinión o protesta o promover una votación, sino por amañar contratos cuando presidía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC).
“Que nadie se equivoque, la amnistía no es una medida de gracia del Estado”, como los indultos, “sino un instrumento reconocido por las Naciones Unidas para la resolución del conflicto”, valoró Antich. Ese texto jurídico sería un paso hacia la negociación clave, la del ejercicio del derecho a la autodeterminación, una carpeta que no debe quedar aparcada. “No puede haber normalidad” hasta que esa amnistía, que implique el retorno de los políticos del procés que se exiliaron –como Carles Puigdemont–, “sea una realidad”, puntualizó en este “contexto inédito que hay que aprovechar”. “La firmeza y la perseverancia de la presencia del independentismo en las estructuras políticas ha hecho que la coyuntura haga que ahora sea decisivo. La aritmética parlamentaria nos hace imprescindibles y no se puede perder esta oportunidad”, inquirió. Y añadió: “Esto no va de investidura o de legislatura, sino de conflicto político y de forzar al Estado a abordarlo democráticamente”.
Generosidad
Ante ello, Òmnium Cultural reclamó a ERC y a Junts, presentes en la disertación de Antich, que “se coordinen” para no echar al traste esta ocasión solo por “una pugna táctica”, y les recordó que “ha llegado la hora de la generosidad, de que las palabras tengan traducción en los hechos”. “Hace unos meses, de todos estos temas como el del catalán, estaba prohibido incluso hablar, y ahora es el Estado quien se ve obligado a abordarlo políticamente”, zanjó.