En su visita al Estadio de La Cerámica, programada para el próximo lunes a las 21.00 horas, el Deportivo Alavés va a verse las caras con dos jugadores que le resultan conocidos de su reciente paso por Primera División. Uno de ellos es Fer Niño, quien, en varias ocasiones, ha actuado como verdugo babazorro, y el otro es Javi Ontiveros, cuya relación con la zamarra albiazul, en realidad, podría haber sido muy diferente en el pasado.
Desde que el extremo marbellí fichó por el Villarreal en el curso 2019-20, no han sido pocas las veces que se le ha relacionado con el Glorioso, interesado en reforzar su ataque con un perfil distinto a los que ya tenía en plantilla. Algo que, por razones de distinta índole, nunca terminó llegando a buen puerto, pero que es digno de mención a la hora de analizar la plantilla del próximo rival de los pupilos de Luis García Plaza.
Ontiveros, de 25 años, se formó en las categorías inferiores del Málaga, llegó a debutar con el primer equipo y, durante bastante tiempo, fue reconocido como una de las principales perlas de la estructura boquerona. Sobre todo, después de sus actuaciones en la temporada 2018-19, cuando, junto a futbolistas como Pau Torres, Adrián González o Blanco Leschuk, estuvo muy cerca de devolver a los blanquiazules a Primera División.
Esa gran campaña, en la que jugó 33 partidos y marcó cinco goles siendo todavía muy joven, llamó la atención del Villarreal, que pagó alrededor de siete millones y medio de euros por sus servicios. Un traspaso que, sin lugar a dudas, ayudó sobremanera a la entidad malaguista, muy apurada económicamente tras el descenso a Segunda y el no ascenso posterior, lo cual también le obligó a desprenderse de otros hombres importantes.
Sin embargo, lo que Ontiveros pensaba que sería su gran oportunidad para asentarse en la élite, no terminó siendo tal. Y no por falta de oportunidades, cabe mencionar, pues en su primer ejercicio como groguet, pudo disputar nada menos que 35 partidos –doce de ellos como titular– a las órdenes del técnico exalbiazul Javi Calleja, quien, tiempo después en Mendizorroza, pediría sin éxito verle vestido con la zamarra babazorra.
Con la marcha del entrenador madrileño, sustituido por Unay Emery, el atacante marbellí perdió todo su protagonismo y tuvo que salir cedido primero al Huesca, con el que descendió a Segunda (2020-21); luego a Osasuna, donde apenas dispuso de oportunidades y se marchó en el mercado de enero; y, finalmente, al Fuenlabrada, al que, pasando bastante desapercibido, no pudo salvar de bajar a Primera RFEF (2021-22).
Así las cosas, Ontiveros tuvo que regresar este verano a la dinámica del Villarreal y, al no contar para el primer equipo –y tampoco encontrar un destino mejor lejos de allí–, se ha visto obligado a jugar en el filial amarillo, el cual, al menos, ascendió a la categoría de plata hace unos meses. Algo que, desde fuera, se ve como una última oportunidad de reivindicarse como groguet, pero que, hasta el momento, el andaluz no ha aprovechado demasiado.
A las órdenes de Miguel Álvarez, Ontiveros ha disputado solo seis partidos de inicio, que le han servido para marcar un gol, y ha perdido su sitio ante Sergio Lozano, uno de los futbolistas en mejor forma del cuadro amarilla, aunque en duda para el partido del lunes. Lo curioso es que, incluso cuando el valenciano no ha podido jugar, como ocurrió la semana pasada en Ipurua, el entrenador ha optado por otras opciones antes que el marbellí.
Por todo lo anterior, queda la duda de si Ontiveros va a poder recuperar algún día su mejor versión, la cual pudo verse, principalmente, en el Málaga, o si, por el contrario, se convertirá en otro de los muchos juguetes rotos que deja el fútbol. Pase lo que pase, seguro que muchos aficionados no van a olvidar sus goles, caracterizados por un espectacular golpeo lejano, ni su capacidad impredecible para volver locos a los laterales rivales.