El Programa de Detección Precoz de Cáncer de Mama en Euskadi alcanzó en 2023 su máximo histórico al detectar 718 nuevos casos de la enfermedad, una cifra sin precedentes desde la puesta en marcha del programa hace tres décadas. Este incremento, atribuido al aumento de pruebas realizadas y a la modernización de los equipos de mamografía, ha permitido identificar el tumor en fases más tempranas, lo que ha mejorado considerablemente el pronóstico de las pacientes.
En comparación con años anteriores, el uso de mamógrafos más precisos ha sido determinante. Estos dispositivos de última generación, que ofrecen imágenes más detalladas, han sido renovados completamente en el sistema de Osakidetza, lo que ha facilitado la identificación de más cánceres en fases iniciales, donde los tratamientos son más efectivos y menos invasivos. De hecho, más del 84% de las mujeres diagnosticadas en 2023 pudieron someterse a una cirugía conservadora, lo que evidencia el impacto positivo de la detección temprana.
A lo largo del pasado año, se realizaron más de 124.000 mamografías en Euskadi, con una tasa de detección global de 5,7 casos por cada 1.000 mujeres examinadas. Por territorios, Bizkaia se sitúa a la cabeza con 372 casos detectados, seguido de Gipuzkoa, con un total de 230, y Araba con 116.
Osakidetza destaca que la detección precoz, junto con los avances en tratamientos personalizados y menos agresivos, sigue siendo la clave para mejorar las tasas de supervivencia, que continúan aumentando en la CAV. Por ello, el Departamento de Salud hace un llamamiento a las mujeres a seguir participando en el programa, recordando que la prevención y la detección temprana siguen siendo las herramientas más poderosas contra esta enfermedad.
Prevenir factores de riesgo
El cáncer de mama presenta, en muchos casos, pocos síntomas. La manifestación más frecuente es la palpación de un bulto o engrosamiento en la mama, irregular y de consistencia dura, que normalmente no produce dolor, de ahí la importancia de la autoexploración una vez al mes. También puede aparecer como un cambio en el aspecto del pezón o por secreción de sangre u otro fluido a través del mismo.
Para prevenir su aparición, los profesionales sanitarios insisten en evitar factores de riesgo de la enfermedad como el consumo de alcohol o la obesidad. De hecho, la práctica de ejercicio físico se considera el factor preventivo primario de mayor evidencia.
La prevención secundaria, por su parte, se realiza mediante la detección precoz, como los cribados mediante mamografía, que es la estrategia más efectiva.