Con 21 años recién cumplidos, Aimar Oroz Huarte se ha convertido en el mejor embajador de su localidad natal, Arazuri, donde reside con sus padres, Javier y Mari Jose, y hasta hace poco con su hermana Irati, dos años menor que él y que ahora vive en Zaragoza, adonde se ha marchado a estudiar. “Arazuri es único”, dice el futbolista rojillo. Y se le ilumina el rostro cuando explica sus virtudes: “Queda cerca de todo y el ambiente que hay es increíble”.
Hasta hace apenas cinco años, Arazuri tenía fama mundial gracias a su carrera de cutos, en la que cuadrillas de la localidad y de otras vecinas competían por ver cuál era el cerdo o cerda que más rápido completaba el recorrido de aproximadamente un kilómetro que cruzaba el pueblo de punta a punta, desde las eras al castillo, con los chavales y chavalas azuzando al animal. Aimar Oroz se reconoce un asiduo a esta carrera desde que tuvo edad para participar en ella. “Hace unos cuantos años que ya que no se hace, pero la corríamos a gusto”, admite. “Era bonito y ahí también te ponías nervioso, como cuando sales a jugar”, recuerda. Explica también que “se le ponían nombres a los cutos”. “Un año llegamos a ganar con Barcina”, rememora.
La hemeroteca refrenda que anda bien de memoria, aunque completa su palmarés, pues en la última edición, la 38ª, celebrada en 2017, también ganó con su cuadrilla y el cerdo Usain Bolt. “Es una pena que ya no se haga”, concluye. En este punto resulta conveniente recordar que la carrera dejó de celebrarse, según informó este periódico hace un lustro, por “la falta de interés y relevo generacional, problemas logísticos (alquiler, transporte...) y las voces que aluden al sufrimiento del animal”.
Fue también en Arazuri donde comenzó todo, aunque Aimar Oroz no encuentra una explicación a su devoción por el fútbol desde que era bien chiquito: “Mi padre jugaba a baloncesto y también hacía atletismo, pero no era muy futbolero; tampoco mi madre, aunque ahora los dos suelen venir a El Sadar a ver los partidos. Lo que sí dice mi padre es que desde pequeño estaba con el balón a todas horas”.
Se le daba bien (fue MVP del Interescolar en 2013 con Sanduzelai) y se le sigue dando de cine, aunque el canterano no se olvida de los estudios. “Empecé Ingeniera Agrónoma, pero hacía en euskera por la mañana y era imposible con los entrenamientos; por eso me metí a ADE (Administración y Dirección de Empresas) en la UNED a distancia, y ahí estoy, con calma”, explica, y añade como consejo que “no se puede apostar todo al fútbol; si puedes hacer las dos cosas, mejor. Siempre hay que tener algo por si el fútbol te falla, porque depende de muchos factores que no controlas”.