Osasuna despide la Liga hasta diciembre con el partido perfecto para la ocasión. Un regalo para los aficionados porque se trata de un encuentro de alto nivel tanto por la categoría del rival, como por el estado de forma que atraviesa el equipo de Jagoba Arrasate, en la zona noble de la clasificación, entre los candidatos a los primeros puestos del torneo, en medio de un torbellino de sensaciones positivas, de jugadores en forma, de un fútbol lanzado y generoso. El calendario señalaba fríamente que, antes del parón obligatorio por el disparatado Mundial en Qatar, el último compromiso correspondía a la visita del Barcelona a El Sadar, además entre semana. Lo que para nada estaba previsto es la emoción añadida y la ilusión desbordada que proponen los rojillos para esta noche. Una excitación que va a desafiar a otro calendario, el laboral, con un ambiente de gala.
Osasuna está en disposición de ponerle un broche de oro a esta primera fase de la competición y, tal y como se las están gastando los rojillos, entra en el territorio de las esperanzas y no en el de los sueños salir airoso del exigente examen que supone medirse al Barça. Que a nadie se le olvide que no doblar la rodilla ya será un éxito, como también es inexcusable realizar un partido casi perfecto, con la balanza desnivelada para el lado de los aciertos más que para el costado de los errores.
También para el último encuentro de esta parte del curso surge el acertijo de la alineación. La proximidad del anterior partido, hace cuatro días, abre más que en otras oportunidades la puerta de entrada al once a nuevos jugadores. Sí se antoja como inamovible un núcleo duro formado por los dos centrales, Unai y David García, el triángulo de brega e ingenio de Lucas Torró, Aimar Oroz y Moi Gómez, y por supuesto el Chimy. Indudablemente el Chimy casi idéntico al que llegó a Osasuna antes de su calvario de lesiones y que ahora ha reaparecido en su versión feroz. Para recibir al Barcelona no son descartables tampoco los dos laterales más habituales, Nacho Vidal y Juan Cruz, y quizás solo queda por descubrir cuál es el perfil final que el técnico quiere dar a su equipo con un par de hombres más. Aitor Fernández se ha ganado en la portería una titularidad poco opinable.
El Barcelona puede parecer desfigurado por su fiasco en la Champions, pero tiene jugadores internacionales por un montón de selecciones, futbolistas reputados pertenecientes a alguna generación de oro, chavales que ya se han ganado una merecida buena fama y también a un crack goleador –Lewandowski es la nueva estrella del equipo–. Un arsenal de argumentos como para ser considerado un contrincante armado y peligroso porque, además, su pugna estrecha con el Real Madrid por la primera plaza no le permite más que casi la infalibilidad. Llega a El Sadar líder tras el pinchazo ayer de los blancos en Vallecas. Los problemas para Xavi, que repite convocatoria, están en el eje de la defensa y ahí aparece la posibilidad de que Piqué entregue la cuchara en el once en El Sadar.