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Osasuna

Osasuna, humillación casi sádica

Osasuna ganó su plaza en el campo. Todo apunta a que la perderá en los despachos.
Osasuna ganó su plaza en el campo. Todo apunta a que la perderá en los despachos.

Conté aquí hace unas semanas por qué el fútbol (o, mejor dicho, lo que lo rodea) me resultaba cada vez más lejano. Desde entonces, he seguido acumulando motivos para el distanciamiento, el hastío e, incluso, el cabreo. Lo penúltimo, que puede parecer anécdota es que Vinicius haya alegado (y conseguido que le acepten) que estaba de vacaciones para no acudir a la primera vista del juicio sobre los asquerosos cánticos racistas que lanzaron contra él desde la grada de Mestalla. Si de verdad se va en serio y no de boquilla con la proclama de desterrar la xenofobia, un aplazamiento para no interrumpir un tiempo de asueto no parece nada serio. Y luego está el agravio comparativo con otros ciudadanos corrientes y molientes a los que jamás se les hubiera concedida una solicitud semejante. Ni siquiera, aunque la ausencia obedeciera a motivos de trabajo o familiares. Un nuevo retrato del tal Vinicius, nada que pueda sorprenderme.

Ganado en buena lid

Con todo, mi mayor motivo de irritación respecto al entorno balompédico de élite es el pisoteo sistemático que está sufriendo Osasuna por parte de la UEFA y de la Federación Española, aunque en los últimos días haya habido una especie de recule de los de Rubiales tras su infame comunicado. Como saben de sobra a estas alturas, la siniestra entidad que rige los destinos del fútbol europeo se dispone a evitar que los rojillos participen la próxima temporada en la llamada Conference League.

Sobra decir que el derecho se ganó en buena lid en el campo, después de una excepcional temporada que se rubricó con el subcampeonato y la séptima plaza en la liga, que es la que da acceso a esa competición. Se hace un mundo pensar que para encontrar el motivo de la más que probable exclusión, hay que remontarse al año 2014 cuando, según parece probado, se pagó al Betis por dejarse perder en un partido que, a la postre, ni siquiera sirvió para evitar el descenso a la segunda categoría.

Agonía

– Luego, todo se encabrita más con la difusión, basada más en lo visceral que en los datos reales, de que el Athletic está detrás de la denuncia. Señalando ese dedo, dejamos de ver la auténtica luna, es decir, que el club navarro está siendo vejado por la UEFA –”Fuerte con los débiles y débil con los fuertes”, como atinadamente señaló la actual directiva–. Porque si todo es un auténtico atropello, el mayor es cómo se está prolongando la agonía de un modo sádico. Si verdaderamente el reglamento recoge la expulsión, aplíquese, y ya. Extender la situación en el tiempo es una humillación sobre otra humillación.

2023-06-30T05:50:03+02:00
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