A Osasuna le salen las cuentas

Osasuna se llevó un punto en un partido extraño, en el que estuvo por delante en el marcador, le empataron en el tiempo de descuento del primer acto en el primer disparo a puerta, no acabó de sufrir nunca en el segundo y estuvo a punto de perder en la prolongación cuando la figura de Stuani se proyectó en una jugada de auténtico miedo que resolvió Sergio Herrera. En un encuentro con alternativas y mando difuso, al equipo de Arrasate le salen las cuentas con el empate, porque suma por segunda jornada consecutiva y un punto más en el casillero resulta una delicia cuando se camina con garbo por los lujosos pasillos de la zona alta de la clasificación.

El Girona tampoco puede hacerle ascos a su botín, aunque no cambia sus penurias en el pozo donde penan los desesperados del torneo. A la sensación en Osasuna de que todo estaba bien con el punto en el zurrón, ayudó también la jugada en el último suspiro del partido, cuando Stuani se lanzó en el tiempo de descuento en el área y Sergio Herrera ejecutó una parada salvadora. Un final desastroso evitó el rehabilitado portero rojillo después de haber estado en el banquillo en el partido anterior, el jueves. Antes de que Osasuna sintiera que un partido muy disputado había sido despachado con un justo reparto de puntos por los méritos contraídos y sustos soportados, el equipo de Arrasate se llegó a notar jefe del asunto y dominador de la situación. El conjunto navarro completó un primer tiempo correcto, sin un juego excelente, pero con nula ausencia de problemas. De hecho, con un mínimo de acierto, incluso, la contienda pudo haber quedado despachada. Rubén Peña rozó el gol en un disparo desde el borde del área y Nacho Vidal, delantero durante muchos minutos del primer tiempo ante la pasividad local, pisó el terreno donde se afaman los números 9 para enviar de cabeza fuera un centro delicioso de Moi Gómez. Kike Barja llevaba muchos minutos en el campo cuando se fabricó un golazo.

El futbolista de Noáin, uno de los hombres con menos apariciones en el equipo tras haber sido titular en la primera jornada de Liga, había salido al terreno de juego a los ocho minutos para suplir a Abde. El extremo marroquí duró un par de esprints en el terreno de juego y, lesionado, dejó su sitio al canterano, que se estaba mostrando combativo por el carril izquierdo. Porqué la defensa del Girona es un coladero quedó claro en la acción del gol del extremo. Primero tembló un central en una pugna con el Chimy, que cedió de cabeza el balón al área, y se tambaleó un lateral ante la llegada de Kike Barja. El delantero de Osasuna se hizo sitio para cogerle la posición y soltó un derechazo curvo y envenenado, imposible de atrapar para el portero.

Osasuna se sentía bien ante la candidez del Girona, pero toda felicidad es susceptible de zozobrar. A Torró le amonestaron por una falta de sui géneris interpretación y, de la infracción cobrada, el equipo local logró un gol de chiste en su único remate entre los tres palos. David López remató con la rodilla sin querer y la maniobra se convirtió en un disparo imposible para el portero por ser una auténtica rareza. La puñalada fue absoluta porque fue en el tiempo de descuento. Empujado por el suceso, el Girona salió mucho mejor tras el paso por los vestuarios y sometió a Osasuna a un acoso inicial todo lleno de buenas intenciones y vacío de puntería. Moncayola probó al meta local con un lanzamiento desde el borde del área y después el equipo mejoró con la aparición en el campo de Darko y especialmente Aimar Oroz.

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El encuentro fue caminando hacia el momento de la ambición cuando ya se enfilaba la recta final. Unai García, el mejor zaguero, estuvo a punto de coger los tres puntos para su equipo con un gran remate de cabeza en un córner. La presión de Osasuna le estaba haciendo pasar apuros al Girona que, sorprendentemente, estuvo a punto de llevarse un premio increíble cuando aceptaba el empate con la acción de Stuani –era su segundo disparo entre los tres palos–. Menos es nada, pensaron los dos equipos.