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Óscar Fernández Cucó: “Normalmente dan el paso de denunciar porque temen por sus hijos”

¿Qué pasa en comisaría? ¿Saldré de ella protegida? Un mando de la Ertzaintza despeja los posibles miedos y dudas de las víctimas de violencia de género
Óscar Fernández Cucó y la responsable del sistema EBA, Sandra Ranea, en la sala de denuncias para víctimas de violencia de género de la Ertzainetxea de Bilbao.

NINGUNA viene de buenas a primeras. Han padecido mucha violencia y maltrato antes de acudir y normalmente dan el paso de denunciar porque temen por sus hijas e hijos”. Óscar Fernández Cucó, jefe de las Secciones Centrales de Investigación Criminal de la Ertzaintza y uno de los responsables del sistema contra la violencia doméstica y de género EBA (Etxekoen eta Emakumeen Babesa), conoce de primera mano lo difícil que les resulta a las víctimas acudir a una comisaría. Para despejar, en la medida de lo posible, los miedos e incógnitas de quienes se estén planteando esa opción desgrana paso a paso qué sucede desde que la Ertzaintza acude a un aviso.

¿Cómo se inicia la actuación?

Por una urgencia en un domicilio

El “incidente estándar” por violencia de género es, según explica este mando de la Ertzaintza, “cuando tenemos que intervenir de urgencia, habitualmente en un domicilio”. Lo primero que hace la patrulla es analizar la situación. “Es importantísimo que tengan en cuenta todos los indicadores que nos van a ayudar a hacer una buena valoración de riesgo. Van a estar atentos a ver si encuentran cosas rotas, si hay marcas físicas en las personas, si hay hijas o hijos menores a cargo de la víctima o personas con discapacidad, a las cuales también hay que dar una salida... En ese momento la patrulla está decidiendo si detiene a la persona agresora. La mayor parte de las veces se la detiene”, afirma. A la víctima, por su parte, “se la informa de que tiene derecho a tener asistencia letrada gratuita y especializada y a solicitar una orden de protección judicial”.

¿Qué ocurre si está herida?

La acompañan al hospital

Si la víctima tiene “lesiones importantes”, se la traslada al hospital en ambulancia o en un coche camuflado. “Siempre va a estar acompañada de una patrulla. Al principio de la actuación, es uniformada, pero, una vez termina la actuación, la patrulla es no uniformada. Toda la información que nos vaya facilitando nos va a servir o bien para localizar a la persona agresora o bien para hacer una valoración de riesgo más certera. La víctima no va a estar nunca sola”.

¿Qué se hace con los menores?

Pueden acompañarla a comisaría

Si la víctima tiene menores a su cargo, “se les puede acompañar para que acudan con ella a comisaría o se puede llamar al familiar o persona que ella designe para que los atienda en su propio domicilio. Probablemente el agresor estará detenido, por lo que la protección está garantizada”, asegura Fernández Cucó.

En caso de que la mujer haya sufrido “una agresión tan brutal que la tengamos que llevar al hospital” o “si no nos ha podido decir por el motivo que sea con quién quiere dejar a los menores, tenemos un dilema porque hay que intentar contactar con esos familiares o amistades y valorar hasta qué punto se pueden hacer cargo. Esa decisión la toma la jefatura de operaciones, que es quien tiene al cargo toda la actuación”, precisa.

¿Es obligatorio ir a comisaría?

No, pero la mayoría acceden

Después de informar de sus derechos a la víctima, se le ofrece la posibilidad de presentar una denuncia en comisaría. “No es una obligación. A la Ertzaintza le sirve con saber lo que ha ocurrido para hacer el pertinente atestado. A eso sí estamos obligados porque es un delito perseguible de oficio y hay que informar al juzgado”, aclara el jefe de las Secciones Centrales de Investigación Criminal, quien subraya, no obstante, la importancia de denunciar. “Cuanta más información tengamos, mucho mejor para conseguir que en el juzgado tengan una sentencia condenatoria contra la persona agresora y, por supuesto, mejor vamos a canalizar la protección que damos a esa víctima”. La inmensa mayoría de las mujeres acceden a acudir a comisaría. “Previamente ya sabemos si va a querer tener asistencia letrada gratuita y especializada o tiene asistencia letrada particular, en cuyo caso se hacen las gestiones pertinentes para que cuando llegue a comisaría, a poder ser, esté esa asistencia letrada ya”, señala. Con todos “los datos preliminares” recogidos durante la actuación policial se hace una valoración de riesgo y, en base al mismo, se adoptan unas medidas de protección obligatorias. “Hay otras opcionales que se van implementando a lo largo de la vida de un expediente dependiendo de las circunstancias”, apunta.

¿Le hacen un cuestionario?

No, cuenta su relato sin prisas

Una vez que la víctima traspasa la puerta de la sala de denuncias, el reloj se detiene y todo son oídos. “Cuenta su relato libremente, con sus palabras y con el tiempo que necesite para explicarse. Se para las veces que quiera”, detalla este mando de la Ertzaintza. No se somete a la mujer a un cuestionario como tal. “Cuando termina, dependiendo de lo que falte en su relato, se van haciendo preguntas para completar esa información. Es importante que se recopile toda, a poder ser desde el principio, para optimizar las medidas de protección tanto a ella como a sus hijos”, explica Fernández Cucó, quien aclara que “no hay unas preguntas ya tasadas, sino que nos vamos adaptando a cada víctima. No es lo mismo una víctima autóctona o extranjera. Cada persona requiere un tratamiento personalizado”, señala.

¿Tiene medidas de protección?

Sale de comisaría con ellas

Nada más terminar de presentar la denuncia, “el aviso salta al buzón de la jefatura de operaciones, que, con la información nueva, hace otra valoración de riesgo”. “La víctima nunca sale de comisaría sin tener medidas de protección aplicadas a su caso concretamente. Va a estar siempre protegida desde ese momento y a las hijas o hijos a cargo se les relaciona con el mismo nivel de riesgo que tenga la madre”, explica Fernández Cucó. “Si el menor tiene menos de 14 años, todas las medidas de protección se hacen a través de la madre. Si tiene más de 14 años, procuramos mantener contacto con el menor”, precisa.

Las diferentes medidas de protección que se ofrecen a la víctima “van desde la información sobre las medidas de autoprotección, para lo cual solemos utilizar un vídeo, o las llamadas al teléfono de forma aleatoria hasta el acompañamiento en sede judicial en su primera comparecencia o la protección policial mediante el servicio de escolta en el caso de riesgo especial. De todo ello se va informando a la víctima”, explica.

¿Qué pasa si lo absuelven?

Si corre peligro, se la protege

Cuando la víctima está en riesgo, si así lo desea, la Ertzaintza la acompaña al juzgado. “Puede que allí se retracte de lo que dijo o dé otra versión y que el juzgado archive la causa o absuelva a la persona agresora. Independientemente de lo que ocurra en sede judicial, la Ertzaintza va a seguir protegiéndola”, garantiza Fernández Cucó. La razón, que para entonces la patrulla ya les ha informado de “si ha visto el miedo en las personas menores a la hora de hablar con la Ertzaintza cuando está presente la persona agresora o esa mirada huidiza que tienen las víctimas como pidiendo permiso para hablar o si hay objetos o puertas rotas. Esas circunstancias no son pruebas objetivas que en el juzgado lleven a una condena, pero a nosotros nos sirven para hacer una valoración de riesgo lo más certera posible”, pone en valor.

¿Puede echarse para atrás?

Sí, pero indica que está en riesgo

En todo este proceso la mujer tiene la última palabra. “Si en el último momento decide no denunciar, se la respeta, por supuesto, pero para la Ertzaintza eso ya es un indicador de que está en riesgo. Precisamente las víctimas que quieren retirar la denuncia son las que más riesgo tienen”, advierte Fernández Cucó.

¿La ‘abandonan’ a su suerte?

No, se le hace un seguimiento

Independientemente de cuál sea su nivel de riesgo, a todas las víctimas se les hace un seguimiento. “Como mínimo, cada dos meses se les hace una entrevista. También se les hacen llamadas telefónicas, cuya frecuencia depende del nivel de riesgo. En riesgo básico se hace al menos una llamada cada dos meses y en riesgo especial, una cada quince días. Esto hace que la información sea abundante y todo se traslada al expediente”, dice este responsable policial.

¿Y si no está su interlocutor?

Todo el equipo conocerá su caso

Jubilaciones, vacaciones, bajas... Sea cual sea el motivo por el que su interlocutor habitual no pueda atenderla, la víctima no tendrá que empezar a relatar su historia desde cero. “En Bilbao, por ejemplo, el equipo de seguimiento específico de violencia doméstica y de género lo componen doce personas, que llevarán unos 800 expedientes aproximadamente. Naturalmente tienen reuniones periódicas donde ponen en común lo característico de cada caso, de tal forma que si les toca en algún momento atenderla, sepan responder cuando se está de vacaciones o hay una baja o lo que fuere. La dedicación e implicación personal que tienen estos equipos es encomiable”, resalta.

¿Qué opinan las víctimas?

Valoran con un 8,5 la atención

A las víctimas se les pregunta, a través del servicio de atención telefónica del Gobierno vasco, Satevi, si la Ertzaintza ha actuado correctamente, con rapidez y discreción, si han atendido de forma adecuada a los menores, si les resulta fácil contactar con el equipo de seguimiento, si las asesoran bien o les dan protección... “La valoración es muy alta. Sobre diez, siempre hemos superado el ocho y medio”, detalla Fernández Cucó. “Nos hace sentirnos orgullosos de que estamos trabajando bien, siendo conscientes de que la actual sociedad nos está pidiendo ir más allá”.

02/05/2023