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Cultura

Oskia Ugarte, directora del Centro Huarte: "La gran demanda es una sala de exposiciones referencial que esté en el centro de Pamplona"

Tras seis años de dirección colectiva, Oskia Ugarte (Pamplona, 1978) afronta ahora en solitario la nueva etapa al frente del Centro Huarte con el foco puesto en la mediación, el camino para hacer comunidad en torno al arte
Oskia Ugarte Abarzuza, retratada en uno de los espacios del Centro Huarte que dirige, en el que los artistas despliegan sus talleres de creación.
Oskia Ugarte Abarzuza, retratada en uno de los espacios del Centro Huarte que dirige, en el que los artistas despliegan sus talleres de creación.

PREGUNTA: ¿Cómo están siendo estos primeros meses al frente de la dirección en solitario? Habrá sido un cambio...

RESPUESTA: Sí, mucho cambio. Sobre todo el primer mes, ha sido de duelo de la salida de mis tres compañeras.

P: En la presentación de su proyecto dijo que la dirección colectiva les ha atravesado, les ha fortalecido y cambiado para mejor. Una pena no haber podido seguir con esta fórmula. ¿Por qué no se ha permitido?

R: En las bases no abrían la posibilidad a que se presentasen colectivos. Yo personalmente formulé la pregunta, y parece ser que es una cuestión a nivel de forma de contratación, que no haya encajado.

P: Tras seis años dedicados a la transformación del CACH como centro de producción artística, ahora toca ponerlo más en contacto con la sociedad. Por la experiencia de los seis años anteriores, ¿está la sociedad navarra preparada para entender y valorar los procesos artísticos? Porque siempre el público espera resultados, obras definitivas.

R: Bueno, el que haya habido un centro de producción durante seis años ya ha abierto un camino que no existía. Cuando empezamos en 2016 teníamos unas dificultades que hoy ya no están, se ha reblandecido el terreno sobre el que trabajamos. Seis años escuchando que los artistas necesitan formarse, relacionarse y trabajar en un lugar común ha hecho que hoy en día ya se entienda que existen esos procesos para los artistas, que son muy relevantes en la evolución de sus proyectos, de sus obras y sus vidas, y que son necesarios. Ese mensaje ya ha entrado. La gente se ha podido acostumbrar más a escuchar hablar de procesos, no tanto de obra final. Y se va entendiendo la importancia de esos procesos o la oportunidad que presentan de encontrarte con el pensamiento y las aportaciones críticas de los artistas de una manera natural y orgánica. La idea es que podamos ahora ofrecer estos procesos y estas metodologías de investigación que utilizan los artistas al resto de comunidades: la educativa, el asociacionismo..., cualquiera que tenga una necesidad y con la que podamos trabajar.

P: Para ello va a ser clave la mediación.

R: Sí. Es verdad que en Navarra no hay mucha gente formada en la mediación entendida desde donde yo la entiendo. Hay educadores artísticos, artistas que se han dedicado a la educación artística, pero encontrar personas que se dediquen a la mediación cultural y artística desde el lugar del proceso es un poco difícil. Pero bueno, las hay. Y se trata de formar un equipo que pueda trabajar con la programación del Centro Huarte poniéndola en relación con otras personas.

Baluarte tiene unas salas expositivas maravillosas, el espacio perfecto para mostrar arte contemporáneo

P: En Navarra no hay una apuesta firme y continuada por el arte contemporáneo, y una muestra de ello es el escaso presupuesto que recibe año tras año el Centro Huarte. ¿No hay perspectivas de mejora?

R: Bueno, este año nos han aumentado los presupuestos de funcionamiento y actividad, de 430.000 a 450.000, son 20.000 euros más. También nos han bajado el del máster, de 120.00 a 100.000, aunque funcionará igual así. Pero es cierto que no hay una apuesta en general por el arte contemporáneo, el Centro Huarte es como la punta de lanza de lo que debería ser, y sin embargo no, estamos solísimos. Está el Museo Oteiza que hace un trabajo brutal, pero también tiene el problema presupuestario, y el problema de que es un museo con una colección bárbara y eso le ata mucho, y lo que puede hacer son pequeñas intentonas, ir abriendo pequeños caminos, pero es muy díficil. En ese sentido nos funciona muy bien la colaboración con el Museo Oteiza, porque lo que no tiene uno lo tiene el otro, nos complementamos muy bien. Pero en general sabemos que la gran demanda ahora mismo es una sala de exposiciones referencial de arte contemporáneo que esté en el centro de Pamplona. Ese es uno de los grandes problemas que tenemos ahora en el arte contemporáneo, el poder mostrar obra. Nosotras en Huarte ahora nos marcamos el objetivo de colaborar con diferentes espacios para que esto sea posible. Hicimos alguna intentona en Baluarte hace años para una exposición de Ayudas, pero nos gustaría ir formalizando esa red para que sea posible mostrar en Pamplona arte contemporáneo.

P: ¿Ahora mismo esa sala central y referencial no se visualiza? ¿No se habla de ninguna en concreto?

R: No. Yo creo que está en la mente de todo el mundo, pero darle solución a eso es muy difícil, es muy caro, requiere una estrategia conjunta en torno al arte contemporáneo, y nunca la ha habido. Ha habido diferentes visiones más o menos acertadas, que hayan gustado más o menos, como por ejemplo convertir el CACH en un centro de producción, pero bueno, eso son decisiones puntuales que se han tomado; no responden a una estrategia que haya habido. Y eso merece una reflexión y una atención.

P: ¿En qué espacio del centro de Pamplona considera que se podrían hacer esas exposiciones?

R: Tenemos que sentarnos con la red de Museos de Navarra para ver posibilidades e intereses. Con Baluarte ya exploramos esta colaboración en 2018, cuando hicimos allí una exposición de los seleccionados en las Ayudas del año anterior coicidiendo con Merkatua. Nos parecen dos salas de exposiciones maravillosas, la de la Muralla y la que tiene encima; el espacio perfecto para mostrar arte contemporáneo, tiene la versatilidad y las condiciones que se necesitan de conservación. El problema de Baluarte es que necesitan también la rentabilidad económica y habría que ver qué opciones hay, pero creo que no será difícil. Otro punto a explorar es Ciudadela, nunca hemos conseguido formalizar una colaboración concreta, y nos gustaría seguir trabajando en ello. Las colaboraciones cuestan muchísimo trabajo y que te salgas de tu manera de trabajar, y eso igual no todo el mundo sabe o quiere hacerlo.

La gente va entendiendo la importancia de los procesos artísticos, la oportunidad que dan de pensamiento crítico

P: ¿Cambiará en algo el Centro Huarte en lo expositivo?

R: Seguiremos en la misma línea, haciendo muestras como la de Encuentros de Arte Joven en la especialidad de Artes Plásticas, la de las Ayudas, las del proyecto Uholdeak en casas de cultura... hasta ahora teníamos el espacio de Habitación que ya no va a estar, pero en la segunda planta sí va a haber exposiciones durante todo el año. Estamos todavía viendo con los presupuestos actuales cómo afrontamos el año que viene, construyendo esa programación. Sobre todo queremos que proyectos como los de Ayudas tengan un recorrido mayor, que no solamente se exhiba una parte en el Centro Huarte sino poder hacer una buena expo de ayudas en un lugar más céntrico, en Pamplona.

P: Falta estrategia pero dinero parece que hay. El Gobierno ha invertido 760.000 euros en 13 días para rememorar los Encuentros del 72.

R: Era un aniversario obligado de conmemorar. Ha sido un programa muy potente y la idea de que sea bienal es muy buena; no sé si debería tener ese presupuesto o no, ahí no me meto porque no conozco la producción de los Encuentros, pero que cada dos años haya un momento para acordarnos del arte contemporáneo, para vivirlo, para sacarlo a la calle, está muy bien. Pero repito que debería responder a una estrategia previa: qué lugar dentro de nuestras necesidades, objetivos y retos van a ocupar los Encuentros de Pamplona. Esa reflexión es importante, y es verdad que vamos a todo correr, apagando fuegos, y es muy difícil dedicar tiempo a las planificaciones. Y me parece que al igual que se hace en otros países europeos, como por ejemplo Francia, no deberían estar tan unidas esas planificaciones a los departamentos políticos de los gobiernos, sino más bien al propio tejido y sus necesidades. En Francia existe un gran Ministerio de Cultura, pero siempre la voz del tejido es muy relevante, y las políticas culturales no las hace el Departamento, sino el tejido. Eso es básico. Porque los políticos ya sabemos que van y vienen, y lo que permanece es el tejido. Pues deleguemos en él esas decisiones. Es verdad que para eso hace falta un tejido muy potente y muy bien organizado, y tampoco es el caso.

P: Según el mapeo que han hecho de la comunidad artística en Navarra, ¿qué necesidades diría que tiene?

R: Lo que más necesita es cohesión. El tener hitos de encuentro, momentos en los que esas personas se puedan encontrar. No hablo solo de que puedan coincidir todos juntos viendo una performance, sino otro tipo de actividades que no están tan vinculadas a la práctica artística. Es lo que están planteando colectivos como Erraiak o La Zurda, y son fórmulas súper interesantes, que permiten que la comunidad se cohesione, y además de una manera muy transversal, intergeneracional, interdisciplinar.

Echo en falta que la gente que planifica la educación sea un poquito más idealista y soñadora que burócrata

P: Estamos en un momento en que las exposiciones en general sufren la falta de público. No estamos conectados con el arte contemporáneo. ¿Es porque no está presente en la educación, o es que nuestro modo y ritmo de vida no nos motiva a detenernos? Porque el arte contemporáneo requiere un esfuerzo.

R: Eso es. Un esfuerzo súper necesario, porque nos parece que el arte es belleza, es todo aquello que me cala y me entra con naturalidad y placer, y nada que ver con la realidad. El arte contemporáneo, el arte en general, lo que pretende es cuestionar. Poner en duda modelos del mundo preestablecidos y que los artistas consideran que hay que mover; no solo los artistas, los pensadores, los escritores trabajan generalmente desde ahí. Contra lo establecido, contra la normatividad, los artistas nos mueven de ahí. ¿Por qué estamos tan alejados? Porque tenemos esa concepción simplista del arte, que es belleza y me va a hacer pasar un buen rato, como si hablásemos de ocio. Eso es un error, y todo lo que no cumpla con ese modelo que me he creado del arte contemporáneo, no me va a encajar. Y efectivamente, muy poco te va a encajar, a excepción de cosas que no tienen nada que ver con la creación o con el arte, como las experiencias inmersivas, que están muy de moda. Que tienen que ver con otras cosas, con necesidades que tenemos de disfrute que pueden ser muy positivas, pero no con el arte.

P: Lo decía Oteiza, el arte es investigación, y no es para los museos. Cuesta que esto cale, se sigue esperando la obra, el resultado final.

R: Y que esa obra nos ilumine y digamos: ahora lo comprendo todo. Y no solo es la educación, es la sociedad en la que vivimos la que funciona estos parámetros, y es un problema. Yo echo en falta gente que sueñe en la planifación de la educación. Veo gente que sueña en la aplicación, pero falta que la gente que planifica esa educación sueñe y sea un poquito más idealista que burócrata.

P: ¿Ve buena disposición del Departamento de Educación para avanzar en este sentido en Navarra?

R: Bueno, es un departamento que bastante tiene. Es muy complejo, tiene una dimensión tremenda. Pero, insisto, en la práctica educativa sí veo gente soñadora que quiere mejorar y está deseosa de entrar en contacto con lo artístico; sin embargo, a la hora de trabajar, el propio sistema impide que esto ocurra. Es muy difícil que los departamentos del Gobierno se relacionen, el sistema es muy rígido, no permite la flexibilidad suficiente para hacer esas excepciones que requiere la colaboración.

P: La perspectiva crítica feminista ha sido un motor en la dirección y el rumbo del Centro Huarte en estos últimos años. Un motor que puede cambiar muchas cosas.

R: Es verdad que trabajar desde ciertos conceptos te sitúan en muy buen punto de partida: repensar las jerarquías, la organización, los liderazgos que se ejercen en los trabajos. Lo hemos hecho desde la experimentación, ha sido una práctica diaria de prueba-error. Desde la perspectiva crítica feminista, hemos tratado de incorporar modificaciones a otros campos, empezando por la relación entre compañeros y compañeras en el propio Centro Huarte.

Tenemos mucho trabajo por delante, todavía hay gente que no sabe que existe un centro de arte en Huarte

P: ¿Cómo es a día de hoy la relación con el pueblo de Huarte?

R: Es algo mejor porque han hecho un diagnóstico de cultura y ahí el Centro Huarte salía muy bien situado, eso nos ha animado bastante. Es una relación muy difícil, se sabe en toda Navarra y fuera, por la manera en la que surgió el proyecto del CACH. A mí me gustaría que en los próximos seis años, a través de ese refuerzo que va a tener la mediación, el trabajo que se haga con el pueblo de Huarte sea mucho más continuo, más estable, más estrecho; que haya una colaboración más orgánica y natural, que responda a los ritmos culturales del propio pueblo. Una relacion más del día a día.

P: ¿Cree que el Centro Huarte está consolidado?

R: No, eso querría decir que todo el mundo lo tiene como referencia como centro de producción, y no es así. Ahora toca consolidarlo. Todavía hay gente que no ha oído hablar de que existe un centro de arte en Huarte. Tenemos mucho trabajo porque el arte contemporáneo no está consolidado en nuestra sociedad. Ahora hay que consolidar las líneas de apoyo a la comunidad artística y de formación que hemos implementado en los últimos seis años, y seguir apoyándolas con esa mediación, con esa gente que va a ir entrando en contacto con los proyectos. Ese es el camino.

EN CORTO

Laboratorios de la 1ªplanta: Gracias a cesiones de material por parte de artistas, el Centro Huarte va a poder seguir dotando de recursos los laboratorios de la 1ª planta para que estén a disposición de toda la comunidad creadora, en especial en lo que se refiere a fotografía, serigrafía y grabado. “Además, las personas que ceden el material se quedan vinculadas de alguna manera al centro y pueden ser personas de referencia para hacer esa práctica, a las que puedas acudir para aprender a utilizar su material”, destaca Oskia Ugarte.

Distribución de espacios: En cuanto a la distribución de espacios del CACH, en esta nueva etapa “habrá algún cambio en la segunda planta, que siempre ha estado más abierta a un público general, y va a seguir así, ahí se van a mostrar proyectos, se va a seguir haciendo el proyecto educativo, aunque el espacio expositivo en esa planta igual lo articulamos diferente”, avanza la directora del centro de arte. La tercera planta seguirá cediéndose a la comunidad artística para talleres de creadores, en la primera se seguirá ampliando la dotación de laboratorio, y en la planta baja se seguirá con las oficinas y salas de escénicas.

Nueva relación con el restaurante Mixtura: El restaurante que se ubica en el CACH supone para el centro de arte un ingreso, porque es un local que alquila al hostelero que lo regenta, “y es importante que esté ocupado”, reconoce Oskia Ugarte, quien valora que “ahora ha habido un cambio de responsable del restaurante, aunque va a seguir siendo el Mixtura, pero parece que quien lo va a regentar ahora es una persona más abierta a que pueda haber colaboraciones con el centro de arte, y para nosotros eso es estupendo. Que no sea un ente ajeno, sino que se puedan integrar de alguna manera las dos actividades”, desea la directora del Centro Huarte.

2022-11-29T18:11:04+01:00
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