EH Bildu ha puesto todos los huevos en la misma cesta en esta campaña electoral y, en la recta final antes de las europeas del domingo, vuelve a repetir el mismo mensaje que vertebra toda su estrategia: presentarse como el freno del fascismo. Dentro de su campaña de gestos y grandes consignas más que medidas concretas, su coordinador general, Arnaldo Otegi, ha comparecido este lunes en Donostia ante un cartel que mostraba al dictador Francisco Franco; al líder de Vox, Santiago Abascal; al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu; y al líder argentino, Javier Milei, empuñando su motosierra. La intención de Otegi era volver a defender que “todo el mundo ha venido ahora al marco de combatir a los fascistas y la ultraderecha” que EH Bildu habría defendido desde el primer momento y, a continuación, quiso poner en duda el compromiso del resto de los partidos, sin citar a ninguno en particular, porque la Transición española fue una reforma y no una ruptura con el franquismo, una ruptura que sí defendía la izquierda abertzale tradicional. Pero fue en la ronda de las preguntas cuando Otegi dejó al descubierto una incoherencia: aseguró que PNV y EH Bildu no deberían competir en estas elecciones porque el adversario es la ultraderecha, pero la propia coalición abertzale se ha fijado como reto ganar en Hegoalde y afianzar el “cambio de ciclo”.
Esta cuestión salió a relucir cuando se le preguntó por las apelaciones del PNV a EH Bildu en campaña. Esta pregunta le hizo sentir más cómodo y le dio la oportunidad de asegurar que “se ha convertido en un clásico” que el PNV se refiera a su coalición en sus mítines y que le “da pena” porque, como abertzales, “deberíamos estar en unas elecciones donde no hubiera esa confrontación”. “¿Su adversario es EH Bildu? El nuestro es la ultraderecha. Hay elecciones en las que no toca competir entre abertzales, sino colaborar. En las españolas, tampoco”, dijo, dejando caer nuevamente que es al PNV a quien no le conviene esa colaboración.
Pero, inmediatamente después, se le recordó que es la propia Bildu la que se ha fijado como reto ganar en el cómputo de votos entre la comunidad autónoma vasca y la navarra. Otegi trató de justificar la contradicción en que la aspiración de ganar “no es una apuesta contra nadie”.
Desde el Día de Europa, antes incluso de que arrancara la campaña, el candidato Pernando Barrena ya defendió que estas elecciones deberían afianzar el cambio de ciclo, una idea que se ha repetido en sus mítines posteriores. Además, también desde el comienzo, la propia Bildu lanzó algún dardo al PNV, sin citarlo de manera expresa, al asegurar que algunos se presentan como la voz vasca en Europa pero, a su juicio, habría que ir más allá de una mera labor de representación. Y el viernes pasado, Otegi cuestionó el cordón de PNV y PSE a la ultraderecha, porque impidieron que Bildu gobernase en Gipuzkoa, Durango y Gasteiz con los votos de un PP que abre la puerta a ese sector político en Europa.
Este mismo lunes, Otegi ha dicho que lo tendría muy fácil para criticar al PNV pero “no va a seguir por ahí”, aunque le ha reprochado su alianza europea con Coalición Canaria, que votó en contra de la amnistía del procés. Aun así, trató de presentarse como el adalid de la colaboración pidiendo “frentes amplios y gobiernos de mínimos” ante la ultraderecha, también entre PNV, Geroa Bai, Junts, ERC y Bildu.
Se remonta a la Transición
Antes de las preguntas, Otegi insinuó que el compromiso del resto contra la ultraderecha es nuevo: “¿Con quién pactaron la modélica Transición española y el régimen del 78? ¿Quién puso como jefe de Estado al Borbón, ese señor que tenemos ahí detrás (Franco, que aparece en el cartel de Bildu)? ¿Quiénes fundaron el PP, 7 ministros del señor que tenemos ahí detrás? ¿Quién apoyó a Ursula Von der Leyen y con quién quiere pactar? La máquina del fango empezó entonces”. Se da la circunstancia de que uno de los partidos de Bildu es EA, cuyo fundador es Carlos Garaikoetxea, el primer lehendakari precisamente en esos tiempos y uno de los impulsores de las instituciones que HB veía insuficientes.