De inicio, el encuentro pareció coger un tufillo extraño, con ciertas similitudes al que ambos equipos disputaron el pasado mes de marzo en ese mismo escenario, El Sadar, pero en otra competición y contexto bien distinto, pues se trataba del choque de ida de las semifinales de Copa. Algún desajuste en la presión, especialmente en el centro del campo, donde formaron de inicio Vesga, Zarraga y Muniain, algo que solo había ocurrido este curso ante el Eldense en Copa, y cierto nerviosismo en la zaga fueron la carta de presentación del Athletic en el feudo rojillo. Claro que el Athletic pudo sobreponerse, hasta el punto de que llegó mandando al descanso. Pero todo se fue por la borda en la segunda mitad, cuando los rojiblancos se pegaron un tiro en el pie con varios errores en cadena que permitieron a Osasuna adelantarse.
El partido cambió en la acción de Budimir y se le complicó sobremanera al equipo bilbaino, que pareció verse ante un muro de esos imposibles que superan los ciclistas y que incluso hacen sufrir a los espectadores al otro lado del televisor. Y el fútbol, que entiende mucho de estados de ánimo, se puso en contra de un equipo que quiso y no pudo. Incapaz de reaccionar, con una enorme losa sobre sus hombros, el Athletic se estrelló una vez más ante el entramado defensivo de los pupilos de Jagoba Arrasate, un técnico que le ha ganado la partida a lo largo de la temporada a Ernesto Valverde en los cuatro encuentros que ambos equipos han disputado. Sin contar los tiempos de añadido, en los 450 minutos que bilbainos y navarros han jugado este curso, el Athletic únicamente ha sido capaz de hacerle un gol a Osasuna. Una circunstancia para la reflexión.
No cabe duda ya, a estas alturas de la temporada, cuando restan solo dos encuentros por disputarse, de que el equipo navarro se ha convertido en la auténtica bestia negra de los leones esta campaña. De hecho, además de la dolorosa eliminación copera en las semifinales, Osasuna le quitó anoche muchas de sus opciones de jugar en Europa la próxima temporada. Además de lograr los tres puntos que se pusieron en juego en El Sadar, el conjunto rojillo superó en la tabla al Athletic, pues si bien ambos equipos están empatados a puntos, el gol average particular favorece a los navarros, que son quienes tienen ahora en su mano llegar a la Conference.
El Athletic tenía ante sí la enésima oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y que la opción de entrar en Europa estuviera en su mano. Una vez más, no sucedió ni lo uno ni lo otro, pese a que la jornada parecía redonda por aquello de que ni Girona, ni Sevilla, ni Rayo Vallecano habían conseguido ganar sus respectivos partidos.
La polémica
Claro que el resultado del partido ante Osasuna pudo haber sido distinto si el árbitro hubiera señalado penalti por mano de Rubén Peña en el disparo de Iñaki Williams. Desde la sala VOR no tuvieron a bien llamar al colegiado y las protestas del atacante rojiblanco se fueron al limbo.
No fue el único asunto envuelto en polémica, pues de entrada hubo quien no entendió que fuera Julen Agirrezabala y no Unai Simón quien se pusiera bajo palos en una cita tan importante. Para desgracia de los intereses rojiblancos, el guardameta donostiarra fue el triste protagonista de la noche por su fallo en el gol de Budimir, claro que Valverde no ha engañado a nadie y se ha mantenido firme en su apuesta por rotar bajo palos cuando se han jugado tres encuentros en una semana.
La cifra
497
Óscar de Marcos se aupó ayer al séptimo puesto del ‘ránking’ histórico de futbolistas del Athletic que más partidos han disputado al alcanzar los 497. Así, rompió el empate con Piru Gainza, que dejó el listón en 496 y únicamente tiene por delante a Susaeta, Iraola, Etxeberria, Muniain, Txetxu Rojo e Iribar.