El barrio de Otxarkoaga surgió para erradicar el chabolismo que existía en las faldas de los montes que rodean a Bilbao. Su construcción se llevó a cabo en dieciocho meses, tiempo en el que levantaron ciento diez bloques con unas 3.500 viviendas. A los siete años de la inauguración del barrio las familias decidieron asociarse para reivindicar soluciones a los problemas que surgían en sus viviendas. Seis décadas después, las nuevas generaciones siguen unidas y con numerosos proyectos.
Otxarkoaga, sin renunciar a su identidad obrera, sigue trabajando por lograr el espacio que se merece en una ciudad turística y de congresos. Otxarkoaga está de cumpleaños y sus habitantes muestran hoy la misma ilusión que aquellos primeros vecinos que en 1956, llegados de diferentes puntos del Estado, consiguieron hacer comunidad y unirse en un proyecto común que dio vida a un nuevo barrio. Otxar –tal y como le llaman cariñosamente sus vecinos– cumple 60 años y, tal y como destaca el historiador y profesor Txutxi Paredes "no se quiere jubilar". "Tenemos muchas cosas por hacer en un barrio muy interesante y con gran actividad social, cultural y deportiva... Queremos que en las calles de nuestro barrio haya movimiento, más vida...", ha lanzado el profesor, en el marco de un encuentro celebrado este jueves en el centro Harrobia.
Con motivo de esta celebración, en el centro de Artes Escénicas, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, ha compartido el encuentro con personas referentes de Otxarkoaga que expusieron sobre la mesa las mejoras que ha vivido el barrio, sus carencias y las necesidades que se presentan en los próximos años. "Si por alguien hay que brindar en este día es por todas las personas que han luchado por sacar adelante Otxarkoaga, que han trabajado para que sea un lugar amable y bien asistido", destaca Aburto, quien ha emplazado a los vecinos a una reunión.
ANIVERSARIO
El aniversario ha reunido a una gran representación social y cultural del barrio, además de representantes municipales. Junto a Txutxi Paredes, la representante de la asociación de comerciantes de Otxarkoaga, Yolanda Aurtenetxe, la trabajadora del Centro Formativo de Otxarkoaga, Yolanda Ruíz y el coordinador y educador deportivo, Mohssine Elhadadi ahondaron en la necesidad de romper prejuicios y de generar más oportunidades que contribuyan al crecimiento de esta zona de la villa. "Yo soy de Otxarkoaga de adopción y para mí es un barrio fantástico, con unos vecinos maravillosos. Trabajo aquí y vivo en el barrio porque me siento parte de las vivencias, de las historias, de los problemas, proyectos", ha explicado Aurtenetxe, que regenta una carnicería en el mercado del barrio. Y ha proseguido: "La gente piensa que Otxarkoaga es un barrio inseguro y no es como lo pintan. Me han robado en una ocasión y fue en Deusto, mi barrio de la infancia", ha aclarado. Una de las cuestiones que ha expuesto la comerciante ha sido el problema de desertización. La pandemia ha golpeado duramente al comercio a la hostelería. "Hay muchas lonjas vacías y muchos negocios que no han podido continuar abiertos. Ese es uno de los aspectos en los que hay que trabajar", ha apuntado.
Los vecinos de Otxar han destacado ese sentimiento de pertenencia a un barrio obrero, pobre, reivindicativo, vivo, intenso que ha logrado, pese a los obstáculos, resurgir como el Ave Fénix de sus propias cenizas. La llegada del metro al barrio, una reivindicación histórica de los vecinos, es uno de los hitos que han destacado en este acto organizado por la asociación Tendel. "Nos ha situado a siete minutos del centro. Ya no estamos tan lejos", bromean.
Yolanda Ruíz, trabajadora del Centro de Formación de Otxarkoaga ha trasladado al alcalde de Bilbao, la necesidad de más viviendas para que la gente no se marche a otras zonas. "Trabajo en el barrio y un día decidí trasladarme aquí. Me gusta Otxar, me siento muy a gusto, pero tengo muchos amigos a los que les habría gustado seguir en el barrio y no han tenido más remedio que marcharse", explica.
Mohssine Elhadadi es coordinador del CD Otxartabe y emprendedor. Llegó con su hermano de Marruecos y siendo un adolescente comenzó a estudiar en el centro de formación Otxarkoaga. Ahí conoció a quien le ayudó a cambiar su vida. Elhadadi resaltó que está agradecido a Otxar que le acogió con los brazos abiertos. "Cuando llegué no sabía dónde estaba Otxarkoaga. La gente me decía sino tenía miedo. Yo no entendía por qué me lo preguntaban. Jamás he tenido un problema y ahora tengo la oportunidad de trabajar con gente joven", comenta.
Dice la letra de la canción Quiero vivir en Otxarkoaga que aunque el barrio no tiene lujos, ni tampoco en sus calles se ubica el Guggenheim, no lo necesitan porque "vivimos felices y con la mano en el corazón".