El periodista Pablo González, liberado el pasado jueves tras dos años y cinco meses encarcelado en Polonia acusado de espionaje para Rusia, se ha puesto en contacto telefónico esta tarde con su mujer y sus tres hijos, con quienes ha bromeado, a la espera de que los resultados de los chequeos médicos le permitan volver al Estado español.
Desde su domicilio en la localidad vizcaina de Nabarniz, su esposa, Oihana Goiriena, ha dicho a EFE que sobre las dos y media de la tarde ha cogido el teléfono, que estos días no deja de sonar, sin saber que al otro lado escucharía la voz de su marido, que "se encuentra bien" y "no ha perdido su sentido del humor", ya que ha estado bromeando con todos ellos.
"Ha sido el momento más emocionante de los últimos dos años y cinco meses", ha asegurado Goiriena, quien ha dicho que su marido al principio no ha reconocido la voz de sus dos hijos pequeños, de 12 y 9 años.