No resulta nada convencional la trayectoria de Pablo Ibáñez Lumbreras (Mutilva, 20/9/1998) en Osasuna, club al que llegó con 8 años, del que salió con 16, al que volvió con 22 y en el que se estrenó con el primer equipo en la máxima categoría a punto de cumplir los 24. El canterano rojillo no arrojó la toalla en su periplo lejos de Tajonar, primero en la Mutilvera, luego en el San Juan y de nuevo en la Mutilvera, donde se ganó a pulso el regreso a Tajonar, primero al filial, con el que el curso pasado ascendió a Primera RFEF completando una fabulosa temporada, y desde el pasado verano a las órdenes de Jagoba Arrasate y disfrutando cada vez de más minutos. El futbolista navarro disfruta en la actualidad de un momento dulce, tanto como el de su equipo, a dos puntos de Europa recién rebasado el ecuador de la Liga, con 10 de renta sobre la zona de descenso y preparando unas históricas semifinales de Copa contra el Athletic. De todo esto habla Pablo Ibáñez en una entrevista en la que analiza el pasado, el presente y el futuro, sin olvidarse de desvelar sus deseos. O mejor dicho, sus sueños, aunque algunos ya los ha cumplido.
Voy a decirle unas cuantas fechas y a ver qué le sugieren. La primera es el 12 de agosto de 2022, su debut con el primer equipo de Osasuna contra el Sevilla en El Sadar.
–Buah, menudo día. Primera jornada y debutar ya en la Liga. Es un día que lo voy a tener grabado para siempre. Además acabó con victoria en casa. Nada más terminar el partido fui con mis amigos a celebrarlo hasta donde pude.
¿Intercambió su camiseta con algún rival?
–Me la quedé para mí. Tengo pensado que me la firmen mis compañeros, porque aún no lo he hecho. Tengo pendiente llevarla un día al vestuario.
Siguiente fecha: 23 de enero de 2023, su estreno como titular con el primer equipo de Osasuna contra el Elche en el Martínez Valero.
–También fue un día muy especial, porque no es lo mismo salir unos minutos que entrar en el once desde el principio. Además tengo un buen recuerdo porque hicimos una primera parte muy buena, una de las mejores de la temporada, pese a que al final nos empataron, aunque no es fácil sacar puntos fuera de casa.
Ahí va otra: 29 de enero de 2023, su debut como titular con el primer de Osasuna en El Sadar y contra el Atlético de Madrid.
–Buah, es el campo en el que he deseado jugar toda mi vida. Fue increíble por el ambiente que había y porque la gente tenía muchas ganas. No se puede describir lo que sentí, porque el ambiente que se crea en ese estadio no le he vivido en ningún lado y la verdad es que terminé contento porque también lo hicimos muy bien. Fue una pena la derrota (0-1), pero creo que trabajamos bien y lo hicimos lo mejor posible, aunque es lo que tienen los equipos grandes, que te llegan una vez y, con la calidad que tienen, te la meten.
Para rematar: 1 de marzo y 4 de abril, fechas de los partidos de la semifinal de Copa contra el Athletic. ¿A qué le suenan?
–A lo que viene. Todo el mundo las tiene en mente. Nos intentamos evadir un poco con la Liga, porque también tenemos que centrarnos ahora en eso y no podemos estar pensando en la Copa todo el día, pero sí que se habla de vez en cuando en el vestuario porque, al final, es algo que nos puede hacer pasar a la historia del club. Podemos llegar a otra final y obviamente esas fechas las tenemos señaladas, pero ahora mismo nos tenemos que centrar en la Liga, porque nos vienen tres partidos importantes y muy complicados, pero, cuando llegue el momento de la Copa, a por él.
¿Considera que hemos hecho un buen resumen de su todavía breve trayectoria como jugador del primer equipo de Osasuna?
–La verdad es que sí. Subir de Segunda RFEF a Primera División y ya desde el primer día entrar a jugar minutos… He ido trabajando poco a poco desde el primer día. Primero debuté y luego llegó el estreno como titular en la Copa y en la Liga. Creo que estoy haciendo las cosas bien y estoy contento con mi trabajo.
Parece que el cuerpo técnico también está contento con usted...
–Eso es. Se agradece que el trabajo que estoy haciendo luego se refleje con titularidades y minutos en el campo, pero es ahora cuando tengo que trabajar más para seguir teniendo minutos.
Si con 16 años, cuando tuvo que salir de Osasuna, le dicen que le iba a pasar esto, ¿se lo hubiera creído?
–Buah, qué va. Cuando sales, piensas que se ha acabado y que no vas a volver al club en el que siempre has querido estar. Pero me vino bien estar en la Mutilvera y el San Juan para seguir teniendo minutos. Con tranquilidad y trabajo me volvió el momento de regresar, y aquí estoy. Nadie, ni mis padres ni yo mismo, nos lo podíamos imaginar, pero, con trabajo, todo se consigue.
Dicen que a veces es mejor dar un paso atrás para tomar impulso.
–Estoy de acuerdo. Tengo amigos que han pasado por situaciones parecidas y siempre les digo que es mejor dar un paso atrás, jugar, estar contento y feliz con uno mismo y, a partir de los minutos que tienes, van saliendo las cosas. A mí me salió bien y estoy muy contento.
¿Esperaba la llamada que le hizo el Promesas en enero de 2021?
–Siempre salen rumores, pero hasta que no te llaman y es oficial no te crees nada. Y cuando llegó, obviamente no podía rechazar ese ofrecimiento.
¿Quién le llamó?
–Cata estuvo hablando con el presidente de la Mutilvera y conmigo, y luego yo también hablé con Santi Castillejo, que es de mi pueblo (Valtierra) y tengo confianza con él.
¿Qué le diría a Castillejo?
–Le agradezco mucho todo el trato que ha tenido conmigo durante año y medio en el Promesas. Se merece todo lo que le está pasando porque él ha sido el principal artífice del ascenso y de lo bien que lo está haciendo el filial en Primera RFEF. Me alegro mucho por él y por todo su cuerpo técnico.
La cantera está llamando a la puerta y en San Mamés se dio la casualidad de que coincidieron sobre el césped tres futbolistas que el curso pasado jugaban en Segunda RFEF: Diego Moreno, Aimar Oroz y Pablo Ibáñez.
–No es una casualidad. Las cosas se están haciendo bien en el Promesas y en el primer equipo y, cuando todo va bien, sale todo y la cantera da sus frutos. Estamos muy contentos de que tres jugadores que el año pasado conseguimos el ascenso a Primera RFEF estemos ahora jugando en Primera División.
Decía Enrique Martín que Pablo Ibáñez tiene madera de Patxi Puñal. ¿Qué le parece?
–(Risas) Jodé, eso es mucho decir. Es un orgullo que me compare con Patxi Puñal, pero de momento no tengo nada en qué compararme con él, aunque es un referente para mí porque desde pequeño he estado viéndole jugar en El Sadar y lo que ha hecho, el número de partidos que ha jugado en Primera con Osasuna... Es un referente e intento copiar cosas y aprender.
¿Cuál es su posición preferida?
–La de interior jugando un poco más adelante que el pivote, pero con Jagoba ya he hablado este tema y me ve para cualquiera de las tres posiciones del centro del campo, así que yo, con tal de ayudar al equipo y de jugar, la verdad es que no me importa la posición.
Osasuna lleva tres partidos de Liga sin ganar. ¿Lo achaca al cansancio o a la distracción de la Copa?
–Es verdad que arrastramos un trote de partidos importante y se nota, pero creo que el equipo está bien. En los partidos nos veo enchufados, aunque por detalles no nos hemos llevado la victoria en algunos de ellos. No veo al equipo cansado, ni mentalmente mal, ni pensando en la Copa ni nada de eso. Ahora mismo estamos centrados en la Liga y estoy seguro de que la victoria llegará pronto.
¿Se acuerda del año de la primera y única final de Copa que ha jugado Osasuna en su centenaria historia?
–¿2006? 2005.
¿Guarda algún recuerdo?
–Tenía siete años y me acuerdo del gol de Aloisi, de una patada que hubo (la de Pablo García a Joaquín que le costó la expulsión al uruguayo) y de pequeños detalles. Recuerdo poco, pero sobre todo que fue un día especial para toda Navarra. Yo no fui a Madrid porque era muy pequeño, pero ya era muy rojillo, como toda mi familia.
Sigamos con la semifinal de Copa. Van a jugar la vuelta en San Mamés. ¿Lo preferían así o mejor en El Sadar?
–Había un poco de todo. Unos preferían primero fuera y otros primero en casa, sobre todo los jugadores que disputaron el play off de ascenso a Primera con Enrique (Martín Monreal), que jugaron la ida de las dos eliminatorias en casa y les salió bien. Tienen esa bonita experiencia y esa seguridad de que jugando primero en casa puede salir bien si sacas un buen resultado en la ida. Pero lo importante es que estamos en semifinales, que jugamos contra el Athletic, que estamos a un pasito de llegar a la final y que nos vamos a dejar la vida tanto en casa como fuera.
Va a pasar un mes entre el partido de ida y el de vuelta. ¿Cómo se gestiona?
–Para las cabezas va a ser un poco complicado. Es mucho tiempo y puede haber cambios, lesiones, resultados malos de un equipo u otro que pueden influir, pero habrá que adaptarse y tendremos que estar preparados para ello.
¿Qué me dice de los horarios? Sobre todo el del partido de vuelta, a las 22.00 horas en Bilbao...
–Para la afición es un poco jodido. Con mis padres ya he hablado y creo que intentarán reservar un hotel para quedarse a dormir y tendrán que coger fiesta en el trabajo al día siguiente. La gente va a tener que andar así. Es complicado, pero no hay otra. Esperemos que la gente se pueda sacrificar.
Para terminar. Su sueño en pretemporada era jugar en El Sadar. Ahora que ya lo ha cumplido, ¿tiene otro?
–Marcar mi primer gol. Hacerlo en El Sadar sería increíble.
¿En el próximo partido, contra el Real Madrid?
–(Risas) Ojalá.