Si es cierto eso de que no hay animal más peligroso que el que está herido, es muy complicado que pase por Miribilla un rival con más capacidad para ser dañino que el Real Madrid que este miércoles (19.00 horas) visitará al Surne Bilbao Basket. El conjunto blanco, imperial desde que en 2011 se sentara en su banquillo Pablo Laso –21 títulos en total, aunque el Barça de Sarunas Jasikevicius ya dibujó el pasado curso un cambio de guardia–, vive inmerso en una crisis de resultados y envuelto en polémicas extradeportivas que provocan que el entrenador gasteiztarra vaya a llegar a Bilbao en su peor momento como entrenador de la escuadra madridista.
La imagen dada este pasado domingo en la derrota ante el Barça en el Palau, en un duelo resuelto en una prórroga a la que se llegó por una discutidísima falta de Vincent Poirier sobre Sertaç Sanli a ocho décimas del final del tiempo reglamentario y con un 88-89 en el luminoso, ha sido posiblemente lo mejor del Real Madrid en los últimos meses, ya que su desplome en cuanto a resultados ha sido espectacular. El mismo equipo que el 20 de enero se acostaba con un gran balance de 34 victorias y cuatro derrotas entre ACB y Euroliga lleva desde entonces un horrible 11-16 que se agrava más si se tienen en cuenta los ocho últimos partidos: 1-7.
Derrotas por un punto en las canchas del Maccabi y el Panathinaikos, por tres en la del Anadolu Efes, serio correctivo en su visita al Tenerife... y alarmas disparadas el pasado viernes cuando cayó en casa por 88-97 ante el Bayern Múnich. En esa contienda, los de Laso se jugaban acabar segundos la fase regular de la Euroliga, llegaron a ir ganando por 20 y acabaron derrotados tras encajar 38 puntos en el cuarto final. En la rueda de prensa posterior, el gasteiztarra no se mordió la lengua: "Fuimos un conjunto sin alma. Éramos un equipo y, de repente, lo dejamos de ser. Es normal estar preocupado. Ves al equipo, ves la cara y el sentimiento y dejas de creer en defensa. No entiendo bien la situación".
POLÉMICAS
La crisis se agravó y se trasladó a lo extradeportivo cuando tras el partido trascendió que Thomas Heurtel y Trey Thompkins habían sido apartados del equipo, algo que el propio Laso confirmó el sábado. "Lo de Heurtel y Trey es decisión mía y es definitiva. No volverán con el equipo. Mi obligación como entrenador es identificar el problema. Los dos jugadores ya no entrenan con el equipo y es una decisión técnica", aseguró. Posteriormente, la web griega SDNA publicó que el motivo de esta decisión se debería a que ambos jugadores abandonaron el hotel de concentración del equipo la noche previa de la visita al Panathinaikos (31 de marzo) para salir de fiesta y que regresaron ya de día. Según As.com, la entidad blanca no quiso comentar esta información.
Numerosas lesiones, jugadores vetaranos cuyo mejor momento parece haber pasado, otros como Nigel Williams-Goss que no acaban de dar el nivel esperado... Los problemas han sido numerosos en un plantel que, sin embargo, este curso ha ganado la Supercopa, marcha segundo en la Liga Endesa, se jugará su presencia en la Final Four con factor cancha a favor ante el Maccabi o el Anadolu Efes y jugó la final de Copa, perdiéndola eso sí ante el Barça tras no aprovechar una renta de 18 puntos.
El actual mal momento del equipo y la aparición en el horizonte de la necesidad de renovar una plantilla que ántaño era dominadora en Europa hacen dudar a muchos de la continuidad de la 'era Laso'. Lo mucho y muy bueno logrado desde 2011 –dos Euroligas, cinco Ligas, seis Copas, siete Supercopas y una Intercontinental, reconduciendo una sección de baloncesto moribunda y reclutando a numerosos aficionados para la causa por su brillante estilo de juego– debería mantener su crédito, pero cuando el río suena...