Pablo Segura Torres (1973) es presidente del Club Deportivo para Ciegos de Navarra desde hace tres años, pese a que el club lleva existiendo desde el año 2007. Se trata de un grupo que tiene como misión principal ofrecer a las personas con discapacidad visual la posibilidad de practicar deporte en un entorno lo más sano y adecuado posible.
En compañía de la asociación Besarkada-Abrazo (que acoge a personas que han perdido a seres queridos por suicidio), el Club Deportivo para Ciegos de Navarra realizó el Camino de Santiago durante 13 días en tándem (bicicleta doble en la que delante va un piloto y detrás una persona con discapacidad visual).
Tal y como Pablo nos cuenta, la idea surgió a través de Ayuda-In (una asociación de cooperación) que les puso en contacto con ellos para unir el reto deportivo con el reto solidario, cuyo objetivo era la prevención del suicidio.
Según Pablo, el colectivo de personas con discapacidad visual tiende en general a quedarse en casa, por lo que a veces cree que necesitan un impulso para sentirse cómodos y hacer actividades.
En su caso, ellos se encuentran dentro de la Federación Navarra de Deporte Adaptado, por lo que procuran encontrar siempre monitores con experiencia en el mundo de la discapacidad, instalaciones accesibles y la capacidad de darle a la gente con discapacidad visual esa seguridad de practicar bien deporte: “Es muy satisfactorio porque año tras año vamos creciendo y viendo una evolución muy positiva”, sonríe.
Pese a todo, han tenido que enfrentarse a varios desafíos. Pablo nos pone un ejemplo a la hora de practicar goalball (un deporte específico para personas con discapacidad visual en el que se juega con un balón que tiene un cascabel). Para ellos fue un reto encontrar un pabellón donde poder practicarlo bien, ya que necesitan unas condiciones acústicas buenas para poder escuchar el sonido.
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“Si a nuestro lado están haciendo aeróbic es imposible porque no escuchamos”, asegura. Además, nos comenta que la gente puede trabajar de voluntaria echándoles un cable en algunas de sus actividades, ya que a la hora de hacer senderismo por ejemplo, es imprescindible que haya una persona que pueda hacer de guía.
Algo parecido pasa cuando practican goalball, siempre viene bien algo de ayuda con el montaje y la preparación de la cancha. Sin embargo, también se puede colaborar con ellos a través de fundaciones, empresas o pequeñas aportaciones que les ayuden a renovar y comprar el material pues este es muy caro: ”El último tándem que compramos valía cuatro mil euros, es un dineral”.
Es por todo esto que Pablo nos anima a pasarnos por las redes sociales y por la página web del club, pues quien esté interesado en participar puede contactar con ellos y probar, se tenga o no discapacidad visual.
Porque uno de sus objetivo es ese, normalizar su situación y sentirse parte de la sociedad igual que los demás. Para ello, también llevan a cabo demostraciones en los colegios.
“Llevamos cascabeles y antifaces para que los niños se los pongan y experimenten las sensaciones. Es parte de la labor de socializar y de conseguir que la gente se quite esos miedos a la hora de tratar con personas con discapacidad visual”, concluye.
Deportes adaptados a la discapacidad visual
Los integrantes del Club Deportivo para Ciegos de Navarra llevan a cabo numerosos deportes. Aparte del senderismo y del goalball, entre ellos también se encuentran natación, ajedrez, bailes (de salón y latinos) y tiro con carabina.
Como dice Pablo, quizá nos “sorprendería cómo unos ciegos hacen tiro con carabina”. Pero en su caso, la mira por la que todo el mundo apunta va conectada mediante una aplicación a unos auriculares que transforman el movimiento de ese punto de mira en un sonido.
Este se va haciendo más agudo conforme se va acercando al centro y de esa manera avisa: “Tienes que tener la misma puntería, el mismo pulso, la misma tranquilidad. Todo eso es igual que con cualquier otra persona, solo que en vez de estar viéndolo lo estás oyendo”, señala.
Pablo Segura: “Al llegar a Santiago me esperaban mi mujer y mi perro guía”
El proyecto llamado Pedaladas de Visibilidad busca concienciar sobre la prevención del suicidio
Recorrer el Camino de Santiago en tándem ha sido un conjunto de emociones para Pablo: “Para mí el tema del suicidio era un poco como para la mayoría de la sociedad: un tema del que no se habla”, explica.
Por ello, el principio del proyecto le suscitó algunas dudas, sin embargo, se queda con que fue una experiencia fantástica de la que destaca su llegada a Santiago de Compostela: “Llegamos todos y fue muy bonito, ninguno se quedó por el camino por algún problema grave.
A mí me esperaban mi mujer y mi perro guía, había estado trece días sin verlos, y cuando los vi me eché a llorar como una magdalena”.
Para él, lo más importante es que se trató de un acto de visibilización en el que cada día se reunían con alguna autoridad, montaban un stand para recoger firmas, solicitaban planes y buscaban el apoyo de los medios de comunicación.