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El pacto migratorio le está saliendo al Gobierno de Pedro Sánchez a indigestión diaria desde su anuncio. Después de las críticas que arreciaron desde la oposición y desde Podemos, que mantiene su veto al acuerdo con Junts, esta vez ha sido el turno del verso suelto del PSOE, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien ha aprovechado el asunto para revolverse contra el líder del Ejecutivo español, advirtiéndole de que “se tiene que gobernar con límites porque no vale todo”. Para más inri, dentro del socio de coalición, Sumar, al menos un diputado –el dirigente de Compromís Alberto Ibáñez– ha anunciado ya que votará en contra.
“Abochornado y sonrojado”. Así se ha mostrado el díscolo dirigente socialista ante la delegación de las competencias migratorias a la Generalitat, hasta el punto de que preferiría que no hubiera Presupuestos antes de negociar con “valores esenciales”. “Que no me vengan con cuentos chinos de muros a la derecha y frente al trumpismo. Esta es la peor derecha”, ha soltado, recalcando que siente “personalmente mucho bochorno, como socialista, como ciudadano en este momento actual y como demócrata”. Con este asunto como telón de fondo, Page ve complicado que Sánchez “aguante la legislatura” avisando de que este paso “dinamita por completo la viabilidad de un pacto de Estado sobre inmigración en España con las comunidades autónomas”.
“¿Qué se quiere hablar ahora con las comunidades autónomas? ¿Y qué pasa con los inmigrantes que entran de la forma que entran a Catalunya? ¿Entran por Aragón? ¿O por Valencia? ¿Quién controla eso? ¿Quién define eso?”, ha planteado, rechazando que la izquierda pueda “asumir que se puede regular el tráfico de personas por cuestiones de idioma, de creencia, de identidad”, lo que interpreta literalmente como “una transposición” de planteamiento de Donald Trump en este ámbito. En este sentido, ve inasumible que Podemos y Sumar den vía libre a esta espita porque le resulta de “una hipocresía tremenda plantear muros contra la extrema derecha cuando realmente lo que se está cavando es una zanja”.
“No fuimos a las elecciones con este planteamiento. Fuimos con uno contrario”, ha recordado Page, lamentando que “ni siquiera sea el Gobierno el que plantea la iniciativa legislativa”, lo que “ya pone de manifiesto lo bochornoso del procedimiento”. Por ello, el líder castellano-manchego ha afirmado que trabajará “para que la gente pueda ver a un PSOE reconocible” con el objetivo de que el propio partido se reconozca a sí mismo. “Todo lo que se está pactando no es ni por convencimiento, ni porque hemos llegado a la conclusión de que es bueno, ni para Catalunya, ni para España. No. Es solo por puro chantaje”, ha sentenciado.
Voces críticas
El malestar también es creciente en Sumar. El diputado Alberto Ibáñez tiene ya claro que votará en contra porque se pretende desplazar la agenda política hacia “marcos racistas”. Mismo argumento que utiliza Podemos –con cuatro diputados en el Grupo Mixto–, con lo que el texto no cuenta en estos momentos con apoyos suficientes para superar la primera votación para su admisión a trámite. El miembro de Sumar no tiene dudas sobre la delegación de competencias pero sí por el fondo de la cuestión.
Además, otra diputada de Compromís y portavoz de este partido dentro de la marca que gestó Yolanda Díaz, Àgueda Micó, no aclara su voto pero comparte “plenamente” la postura de su compañero, adelantando que votaría lo mismo pero siempre después de un debate interno en su formación y en función de lo que decida la dirección nacional. La secretaria de Comunicación de Sumar, Elizabeth Duval, evidencia igualmente su malestar con el marco en el que está redactada la proposición de ley, planteando la realidad migratoria como una “amenaza”, dado que se asumen los argumentos ultraderechistas de Aliança catalana. Más Madrid y la Chunta tienen reticencias, mientras que el líder de IU, Antonio Maíllo, ha certificado sus “dudas técnicas, legales e ideológicas”.