Hace unos 30 años la llegada a Navarra de las palomas migratorias seguían unas pautas muy previsibles, ya que desde mediados de septiembre, desde sus cuarteles de verano en el norte de Europa se ponían en ruta hacia el sur, comenzando a cruzar los collados pirenaicos de Navarra a mediados de octubre, ocasionado por el cambio estacional que suponía la llegada del otoño y los primeros fríos. No solo cruzaban por los collados clásicos, como Lindux, Irati, Quinto Real, Belate y Baztan, sino que seguían por las líneas secundarias del centro y sur de nuestra Comunidad donde también realizaban buenas capturas.
A partir de entonces, sobre todo en los últimos 15 o 20 años, han ocurrido una serie de condicionantes que están ocasionando un gran cambio en la migración de las aves por el Pirineo navarro ocasionado con el cambio meteorológico que supone unos inviernos mucho más suaves, la disponibilidad de alimento en el centro y sur de Francia que antes no había, así como el aumento de las líneas de puestos en la parte francesa que antes no existían.
EL FACTOR METEREOLÓGICO
La meteorología es un aspecto muy importante que está afectando mucho a la migración. Aumento de las temperaturas, el alargamiento de la temporada veraniega por el calor y unos inviernos que cada vez más suaves.
Antes la migración de la paloma comenzaba a principios de octubre, siendo el dia 12, la Virgen del Pilar una fecha clave que esperaban ansiosos los palomeros para aprovechar dos o 3 semanas de pasa, hasta que a partir de noviembre comenzaba un brusco cambio a la baja con temperaturas muy bajas en el norte de Europa y Rusia, lo que obligaba a las torcaces necesariamente a viajar hacia el sur en busca de clima más cálido y alimento.
Sin embargo en la actualidad nos encontramos a principios del noviembre y seguimos con altas temperaturas, hasta el punto que este mes ha sido uno de los más cálidos que se recuerdan en Navarra. Esto no quiere decir que estas últimas semanas no haya habido pasa de palomas, sino que si bien siguen teniendo un instinto migratorio que unido a la disminución de las horas de luz les empuja a emigrar, sin embargo la bonanza del tiempo y la disponibilidad de comida en el sur de Francia les hacen volverse a donde tenían buen tiempo, y estaban bien alimentadas.
Antes, en la época de pasa muchos días había pasa de palomas en bandos pequeños pero constante, y ahora muchas de ellas aguantan en las Landas hasta que les aprieta el frío, momento el que aprovechan los días de viento norte para pasar en inmensos bandos a gran altura fuera del alcance de las escopetas.
Antes primero empezaban a pasar las zuritas, las aquí llamadas Txolomas, luego las torcaces y zorzales, finalizando la pasa con las grullas que anunciaban la cercanía del invierno, y ahora hemos visto hace semanas pasar bandos de grullas e incluso golondrinas que solían pasar en septiembre, llamando la atención que cada vez es más normal ver pasar muchos bandos de palomas a la mañana, y a la tarde o al día siguiente, presumiblemente los mismos bandos, verles volver a la contra en dirección contraria en dirección a Francia. Es decir, hacen una pasa y la contrapasa en pocas horas.
LA DISPONIBILIDAD DE COMIDA EN EL SUR DE FRANCIA
Antiguamente las palomas y resto de aves, cuando comenzaba el cambio estacional, la migración se ponía en ruta y al cruzar Francia, seguía hasta llegar al Pirineo. Pero desde hace unos 15 años, se encuentran en el sur de Francia, sobre todo en la reserva de Las Landas, una gran disponibilidad de alimentación y tranquilidad en los inmensos maizales que se cultivan allí, agua y buenas dormideras, lo cual está ocasionando que muchas se queden allí, salvo que grandes temporales de frío hacia diciembre las empuja hacia la península rumbo al centro y sur de España y Portugal.
Antes la paloma llegaba bastante flaca, ya que venían de muchos miles de kilómetros encontrando en sus buches mayormente bellota de haya y roble, pero ahora llegan con mucha grasa y con abundante maíz en el buche, síntoma que en su migración ha parado bastante tiempo alimentándose en las Landas.
LA PRESION CINEGETICA EMPUJA LA MIGRACION HACIA EL OESTE
Hace unos 30 años los bandos de palomas llegaban a los collados del Pirineo navarro prácticamente sin tirotear al estar prohibido en Francia el instalar puestos por encima de 600 metros de altitud, llegando aquí totalmente confiadas y bajas.
Sin embargo, hoy en día, si bien en la parte central de Francia las cuidan bastante más, desde que se eliminó esta prohibición, los bandos de palomas que cruzan la frontera desde las Landas pueden haber tenido que pasar por más de 30 líneas de puestos, donde cada vez que son tiroteados, les obligan a elevarse y dado que la paloma suele pasar con viento sur, cada ráfaga las eleva y las desplaza hacia el oeste, forzándolas a recorrer más cruzada rutas alternativas a través de otros subvalles más occidentales, lo que ha llevado a que hayan disminuido las capturas en los lugares antaño tradicionales, pero que han elevado de forma espectacular en los collados por donde ahora intentan cruzar, como ocurre en los cotos de Baztan y la regata del río Bidasoa, así como por Gipuzkoa, como es el caso de la bahía de Irún, San Sebastián, Lekeitio Zumaia, Getaria, Zegama, cruzando incluso por Cantabria, donde antes prácticamente no pasaban, viéndose incluso cruzar por el mar.
Muchas palomas llegan a la base de Lindux, y en vez de como antaño que subían a los collados, a los primeros tiros que disparan los franceses, algunas las desvían hacia Abanca y Quinto Real, y allí pasa lo mismo, desplazándolos hacia Baztán, buscando la zonas de Eratsun, Goizueta, Etxalar, Bera, Lasarte etc. Suerte a los palomeros, que seguro que cogen algun día para recordar.
*El autor es presidente de ADECANA.