“¿Cómo puede cambiar tanto una plaza en tan pocas horas?”, se preguntaba un matrimonio de ancianos mientras disfrutaba de la soleada mañana del domingo en uno de los pocos bancos que quedan de pie en una Plaza del Castillo que durante este fin de semana ha sido el centro neurálgico del botellón. Para muestra, solo hace falta observar la imagen del auténtico campo minado de vasos rotos, latas y botellas que se tiene que sortear estos días al cruzar el salón de estar de la ciudad cuando la música cesa.
El problema es obvio. La improvisada solución como compensación a quitar las carpas de Labrit se ha convertido en un botellódromo para los más jóvenes, que animados con la música y con la posibilidad de beber de una forma más barata obvian las barracas de los bares. De hecho, en la madrugada del sábado al domingo, en la que la plaza estaba abarrotada, no había grandes dificultades para consumir en las barras. Por contra, los paseos con bolsas del supermercado en las manos eran habituales, lo que luego acaba conformando imágenes más propias de un vertedero.
Polémicas aparte, la capacidad de recuperarse de Pamplona continúa siendo asombrosa, y a pesar de los tres años de parón la resaca del fin de semana va pasando. Aunque para ello ha hecho falta agua, mucha agua, como los cientos de litros de los que se echan mano para limpiar el suelo, pegajoso e impregnado de licores de todo tipo de gradación. Han sido dos días de lleno total, en los que han vuelto los empujones, el derrame de vasos ajenos y la mezcolanza de acentos e idiomas en unas calles llenas. No obstante, y como cada año, gracias a la labor de los trabajadores de limpieza el brillo ya era otro a la hora del vermú.
Este año ha vuelto a dejar imágenes prepandemia. Los hoteles volvieron a quedarse sin habitaciones para el fin de semana, y la sensación en las calles era de vuelta al bullicio propio de las fiestas. Pero sin tampoco demasiados agobios. El descanso de cientos de pamploneses tras los tres primeros días de blanco y rojo hizo que no llegase a haber una sensación de angustia. Mucha gente local optó por otros planes como ir a la playa o a la piscina, y dejó la ciudad para que los foráneos disfrutasen de ella.
Los descansos de los guerreros
Y con la llegada de los visitantes de corta estancia regresaron las imágenes del llamado ‘descanso del guerrero’. Gente durmiendo en coches o en plena calle, a los que el calor del sol de la mañana seguramente les despertase con sudores por todo el cuerpo acompañados por un dolor de cabeza mucho más intenso que el de la propia resaca.
Algunos de ellos todavía seguían dormidos al mediodía, como un estadounidense amigo de Christine Taylor. “Es la mejor fiesta”, resumía la chica, de Chicago, a la que una banda de “feliz cumpleaños” desvelaba que estaba celebrando junto a sus amigos sus 26. El grupo, que buscaba en una de las fuentes de la Plaza del Castillo algo de refresco tras una noche larga, veía como algunos de sus miembros, más perjudicados, gozaban tumbados de la sombra de un árbol. Cerca, en la hierba, un hombre cuarentón que respondía al prototipo de guiri boqueaba buscando oxígeno. De él se reían Sébastien y sus amigos franceses, que regresaban a su hotel después de “una de las mejores noches” de su vida.
En un ambiente más fresco descansaron quienes lo hicieron en la estación de autobuses, que junto a la de tren volvió a acoger a cientos de personas que, tras una visita fugaz, volvían a sus ciudades para comenzar su actividad cotidiana. Y es que, fuera de nuestras fronteras, hoy es lunes.
Pocas atenciones en el punto de agresiones sexistas
A pesar de ser el día con más afluencia de gente, el punto de información sobre agresiones sexistas habilitado por el Ayuntamiento en la Plaza del Castillo tuvo en el sábado su día más tranquilo. Desde el 5 de julio, cuando se puso en marcha, se han atendido a 10.623 personas, siempre por encima de las dos mil desde que se prendió la mecha del chupinazo. No obstante, el sábado apenas llegaron a las 1.796, algo de lo que incluso se sorprendieron las responsables del recurso. “Pensábamos que iba a ser el día que más, pero ha sido al contrario”, reconocían.
En total, 7.760 mujeres y 2.772 hombres han registrado 57 incidencias, de las cuales al menos dos son por tocamientos. La mayor parte de la actividad de este punto es el asesoramiento y el reparto de material para sensibilizar a la ciudadanía. Para el consistorio estas cifras, que superan las de años anteriores, “denotan una creciente conciencia social en torno a estos comportamientos”.
EN CIFRAS
55 Incidencias. El punto de información de agresiones sexistas ha recogido 55 incidencias en los primeros cuatro días de fiestas, la mayor parte los días 7 y 8.
10.623 atenciones. En total, por este recurso han pasado 10.623 personas.