“No soy escritora, soy cuentista”, sonríe Victoria Gastón Prada. Lo cierto es que su segundo libro ya llama a la puerta. Cuentos de novilunio (Nimbo Cultura) justo llega ahora a manos del público. Entre estas páginas se encuentran 40 historias diferentes en forma y fondo, alguna de las cuales llega con premio. Es el caso de El ánfora, con el que la autora alavesa ha quedado finalista en la segunda edición del Certamen Internacional de Relatos Breves Cuando Puedas, cita madrileña organizada por De Modestia Na a la que se han presentado más de 1.600 títulos procedentes de 21 países. “Ha sido toda una alegría”.
Habrá tiempo de hablar de eso también mañana, en la presentación oficial del libro que se producirá, a partir de las 19.00 horas, en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, contando con la presencia de la responsable de la editorial y también escritora Belén Fernández, y el actor Sergio Sánchez. Él se encargará de leer alguno de los relatos, a lo que se sumará la proyección de un cortometraje sobre el proceso creativo.
A partir de ahí, Cuentos del novilunio pertenecerá ya al público. “Solo espero que alguno de los relatos les haya gustado, llegado. Me da lo mismo el que sea. Si de los 40, hay uno que consigue que alguien sonría, se emocione, se identifique o se sienta conectado de la manera que sea, ya está, objetivo más que cumplido. Me doy por pagada por el hecho de que un segundo libro mío esté en la calle”.
Donde todo es posible
Sin un hilo conductor que atraviese las 40 historias, los lectores se encontrarán relatos en los que, como dice la editorial alavesa, todo es posible, donde los paisajes reales se transforman en soñados y los soñados, en reales. “En El ladrón de veletas y otros relatos los cuentos eran más costumbristas, mientras que esta vez son más fantásticos”, apunta la escritora nacida en Agurain.
“A veces los objetos cotidianos cobran vida y se convierten en protagonistas, y a veces son fantasmas puros y duros; o son como Andresito, nuestro fantasma preferido de Vitoria”, deja caer Gastón Prada. “Hay algunos más serios, que buscan la reflexión. Por ejemplo, sobre la guerra. Pero también hay otros más divertidos o de fantasía pura…”, conformando así un abanico amplio y variado del que se han quedado fuera muchas otras historias. Pero 40 “me parecía un número redondo”.
De todas formas, el camino no para. De hecho, la autora está realizando un proyecto con la migración como eje central, con esos “viajes de ida y vuelta” al continente americano entre finales del XIX y principios del XX, o a tierras alemanas a mediados del siglo pasado, o los internos del campo a la ciudad y de unas comunidades a otras. Tránsitos que “nos han ido marcando como sociedad”.
Todo llegará. Ese título también. Igual que en 2021 lo hizo El ladrón de veletas y otros relatos, que tiene ya una segunda edición. “La experiencia ha sido gratificante, bonita y muy enriquecedora”, más allá de que desde esa primera tarjeta de presentación, el tipo de escritura de la autora ha ido cambiando y evolucionando. “La idea puede aparecer en cualquier sitio y momento. Y toda vez que tienes eso, es fácil escribir. Lo complicado es que el cuento quede redondo”.