La música es la esencia de la vida, el motor que mueve muchas de nuestras pulsiones. No se concibe una producción audiovisual sin una banda sonora a la altura de las imágenes, y en Kantauri, que acaba de llegar a las salas de cine, han contado con la inestimable ayuda de Joseba Beristain, conocido por otras historias como la ganadora del Goya Unicorn Wars.
¿Cómo le llegó la oportunidad de dotar de música, de tanto arte, a Kantauri?
Yo suelo trabajar habitualmente con la productora de Dibulitoon Studio, que es una de las coproductoras del documental junto a 601 Producciones Audiovisuales S.L., ya he trabajado muchos años con ellos y me dijeron que tenían un documental sobre el mar Cantábrico. Me invitaron a participar, y yo, encantado. Teniendo en cuenta que es un documental con pocas palabras, poco texto, con una visión poética y que deja mucho espacio al sonido, a la imagen y a la música, para mí era perfecto.
Usted conoce mejor que nadie el poder de la música para transformar vidas. Crear una banda sonora acorde a un proyecto de estas dimensiones tiene que ser una tarea difícil, ¿no?
Sí, porque además, tú ves estas imágenes sin música y te aseguro que no es lo mismo. Entonces, es una responsabilidad importante decidir qué música pones en cada momento, porque el espectador va a experimentar según la música. Tú pones un mar muy bonito con música de terror y el espectador va a experimentar terror, entonces era importante elegir bien en cada momento qué utilizar. Y también dimensionar correctamente el tamaño de la música, porque el documental a veces tiene momentos más pequeños, más íntimos, y teníamos que jugar muy bien con la escala de la música para que todo fuera acorde y todo fluyera con naturalidad.
Los silencios también juegan un papel importante, ¿verdad?
Eso es. Más que silencios, el sonido, porque yo creo que hemos conseguido intercalar momentos con música, momentos con voz, momentos solo con sonido, y dejarle a cada elemento respirar dentro de un conjunto. Yo creo que hemos encontrado un equilibrio bonito.
La naturaleza tiene, es cierto, su propia música. ¿Estamos ante su proyecto más ambicioso?
Es curioso, porque cada proyecto tiene diferentes niveles de ambición. Hay proyectos que tienen mucha dificultad técnica, otros dificultad de encontrar el tono adecuado... En este caso, ha sido ambicioso en el sentido de que había mucho espacio para la música y lo que te digo, mucha responsabilidad de elegir bien el tono. Entonces, sí que es verdad que hay momentos muy espectaculares, de gran responsabilidad de la música, y sí ha tenido un nivel de ambición importante también. Hay casi cincuenta minutos de música. Entonces, muchas veces lo que tienen las bandas sonoras es que no solo tienes que acertar con cada uno de los temas sueltos, sino que el conjunto tiene que funcionar, tiene que ser coherente y estar a la altura de las imágenes y la historia. Entonces, ha tenido retos importantes.
Aunque tan arduo trabajo da sus frutos. La presentación fue el pasado día 24. ¿Tenían ganas de que el público viera el resultado?
Claro. Siempre es emocionante. Cada uno de nosotros en nuestra cueva particular nos pasamos muchas horas encerrados enfrentándonos al material y no sabes muy bien si lo que estás haciendo está bien. Entonces, aunque lo vas cotejando con el resto del equipo, la prueba de fuego realmente es cuando la obra se muestra al público, que siempre es un momento emocionante.
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Han formado un buen equipo. ¿Cómo ha sido trabajar con los directores Xabier Mina e Isaías Cruz, con Aiora Renteria y con la orquesta y el coro de Bratislava?
Y también con los guionistas, el montador... Ha habido un trabajo de equipo. Es una pasada hablar con Isaías y con Xabi, porque saben tanto de animales... Hemos aprendido un montón de biología (risas), y hemos intentado recoger todo ese entusiasmo, respeto y admiración que tienen los directores con el mar.
¿Cree que documentales como este pueden precisamente contagiar esa pasión por la naturaleza?
Ojalá, y seguro que sí. Yo soy bastante urbanita y bastante de secano. Entonces, aunque sepas que eso está ahí, es otra cosa cuando lo contemplas, lo admiras, y tomas conciencia de lo precioso y lo frágil que es. Yo espero que por lo menos nos sirva para concienciarnos un poco más sobre el tema.

Cartel de 'Kantauri'.
También para viajar. Nos han llevado a Mutriku, Getaria, Bermeo... Si tuviera que decantarse por un lugar, ¿cuál diría que es el que le inspira más música, que le invita más a crear?
Te diría por cercanía, porque vivo en Azkoitia, lo que nos queda cerca es Zumaia. También aparece el Flysch y para mí el mar sobre todo está asociado a Zumaia.
Ayer llegó a las salas de cine Kantauri. Después de este proyecto, ¿qué le depara el futuro?
Le pido proyectos tan interesantes como Kantauri, que sigan viniendo. De hecho, ahora estoy terminando la nueva película de Alberto Vázquez (director de Unicorn Wars), también hemos hecho un corto muy bonito y tengo proyectos personales por ahí. No tengo recuerdo de la última vez que me aburrí, no sé si es bueno o malo (risas). Al futuro le pido eso, proyectos interesantes con gente buena en lo artístico y lo personal, que hagamos equipos bonitos y que podamos aportar al tejido industrial del cine del País Vasco.