De niña acompañaba a sus padres por diferentes ferias medievales vendiendo queso y elaborando hilo con la rueda, pero no imaginó que caminar sobre un cable terminaría siendo su profesión. “Sigo el hilo de mi vida”, ironiza Garazi Pascual Esnaola, alambrista y funambulista de la localidad guipuzcoana de Itziar. Esta acróbata que baila y camina sobre el alambre forma parte del elenco de artistas de un proyecto circense moderno que se puede ver en Bilbao hasta el 4 de septiembre. Cuando acaba la función Garazi aprovecha para disfrutar de actuaciones como la de la música africana que se celebró el lunes en el escenario de la Plaza Nueva.
¿Le gustan las fiestas de Bilbao?
Me gustan mucho. Son las mejores, porque hay espacio para todo tipo de géneros musicales y gustos. No a todas las personas les gusta el reguetón o cantantes que llenan ahora muchas plazas. Bilbao ofrece oportunidad a artistas y grupos multiculturales.
¿Siempre quiso dedicarse al circo?
No (rotunda). Siempre he sido muy guindilla. De pequeña era muy trasto y no paraba. Subía a árboles, bajaba ríos... He sido un poco salvaje. Esa era mi forma de expresarme, pero nunca pensé que terminaría dedicándome a este mundo.
¿Y cómo surge?
Fue por casualidad. Con 18 años mi hermana me dijo que había una escuela de circo en Iruñea y decidí apuntarme. Fue algo que surgió instantáneo. Procedo del mundo del caserío y nadie de mi familia se ha dedicado a esto.
¿Hay mucha gente trabajando en este mundo?
Mucha gente.
“ “Nunca pensé que me dedicaría al circo. Siempre he sido muy guindilla; de niña subía a árboles y bajaba ríos” ”
¿Recuerda el primer momento que caminó sobre el cable?
En Italia no tenía una disciplina en concreto. Teníamos que ir probando todas. Recuerdo que me dejé llevar un poco y como me gusta bailar un día probé en bailar sobre el alambre.
¿Siempre se ensaya con música?
Sí, es mejor. Fue un profesor el que me animó a hacerlo. Me dijo: ¿Garazi sabes que puedes caminar sobre el cable? Ahí fue consciente de que eso me gustaba.
La concentración será importante.
Lo complicado es lograr el control del cable, no que el cable me controle a mí. Para eso es fundamental muchas horas de entrenamiento.
Ha recorrido muchos kilómetros.
Muchísimos. Siempre digo que en el cable se camina muchos kilómetros para no ir a ningún lado físicamente, pero sí al interior de uno mismo.
¡Qué bonito! ¿Cuándo está sobre el alambre puede pensar en algo?
Intento moverme en un estado de meditación que me permite controlar mi cuerpo. Tengo que estar conmigo misma para tener el control total de mi cuerpo sobre el cable.
¿Cuando camina piensa sobre qué está?
No, a base de ensayos el cuerpo ya tiene adquiridos los movimientos y el ritmo, el resto sale. Es mecánico y el pie de atrás empuja para que puedas avanzar. Con los años consigues que sea algo espontáneo.
El equilibrio es importante.
No tanto como el desequilibrio.
“ “Sobre el cable intento moverme en un estado de mediación; camino kilómetros para llegar a mi interior” ”
Explíquese.
Tengo una frase que me dijo una profesora que me encanta.
¿Cuál es?
Es imposible buscar el equilibrio absoluto, lo importante e s saber jugar con el desequilibrio.
La perfección no existe.
No, pero si controlas las imperfecciones puedes lograr llegar a conseguirlo. No nos podemos obsesionar con ser perfectos o buscar el equilibrio porque nunca lo vamos a encontrar. No puede ser. Lo único que puedes hacer es entrenar para poder jugar con el desequilibrio, solo ahí puedes lograr la libertad.
Así es la vida.
Tal cual. Si buscamos el equilibrio corremos el riesgo de tropezar y caernos.
Luego cuesta levantarse.
Mucho. Mi profesión me ha ayudado a aplicarlo en mi vida personal y me va bien. No es bueno obsesionarse y sufrir por imposibles.