Vida y estilo

“Para un ‘Caiga quien caiga’ Isabel Ayuso sí que sería estupenda”

Javi Martín narra con voz firme cómo vivió la enfermedad mental en ‘bipolar y a mucha honra’, y cómo una voz le repetía “¡tírate!”. hizo caso a medias a esa voz y se encaramó a la barandilla de su terraza, pero Retrocedió en el último instante.
Javi Martín ha hecho pública su enfermedad mental en el libro ‘Bipolar y a mucha honra’.

Hasta hace unas pocas semanas la mayoría de los espectadores tenían en su retina la imagen de un joven ingenioso y risueño Javi Martín como reportero y presentador junto a Wyoming en Caiga quien caiga. Pero detrás de esa fachada que se ha archivado en muchas memorias, había una persona que estaba sufriendo un proceso mental muy complejo, que ahora se ha conocido en toda su magnitud. Atravesó las dos fases de la bipolaridad, la maníaca y la depresiva, y en esta última todo su mundo se puso del revés. Un día decidió acabar con su sufrimiento de la peor manera posible, pero en el último instante pensó en su marido, en el resto de su familia, dio un paso atrás y hoy puede contar su historia. Una historia que obliga al lector a aceptar la palabra suicidio.

PERSONAL

Edad: 49 años (28 de noviembre de 1972).

Lugar de nacimiento: Madrid.

Trayectoria: Comenzó en los 90 en Noche, noche e Inocente, inocente, además de esporádicas apariciones en series como Farmacia de Guardia, Chicas de hoy en día, Canguros, Médico de familia y Este es mi barrio. Su mayor popularidad la alcanzó con Caiga quien caiga. Hizo pequeños papeles en películas como Morirás en Chafarinas y Abre los ojos. Consiguió personajes de mayor relevancia en Sobreviviré, Corazón de bombón o El rey de la granja

Actualidad: En los últimos años ha volcado su pasión interpretativa en el teatro. En estos momentos promociona un libro muy personal, Bipolar y a mucha honra, sobre esta enfermedad de la mente.

Ha descrito en su libro un capítulo muy importante de su vida que habla de la bipolaridad. ¿Qué es exactamente ser bipolar? Porque muchas veces utilizamos ese término de forma frívola para las personas con cambios de humor.

Es cierto que hay muchas clases de bipolaridades, algunas son más suaves y hay personas que tienen ciertos cambios de humor, pero en resumen la bipolaridad se define en dos fases: una de ellas son las manías y la otra responde a la depresión.

¿Y cómo se vive en esas dos fases?

En la manía se vive como una especie de alteración, con realidades distorsionadas y da mucho por la espiritualidad. Es un estado muy agradable, muy de efusividad, tienes mucha energía y eres capaz de dormir solo tres horas, levantarte y estar tan fresco.

Parece hasta bonito...

Parece, pero no lo es, porque tu visión de la realidad está distorsionada. Y si hablamos de la depresión tenemos que decir que son estados en los que hay mucha ansiedad y angustia. Lo ves todo negro, tienes miedo al futuro, a lo que te pueda pasar, y piensas que todo lo malo que pueda pasar te va a pasar a ti. Según la gravedad de la depresión puede haber hasta pensamientos suicidas.

Un pensamiento que tuvo usted en un momento dado.

Lo tuve y estuve a punto de hacerlo. De hecho, no lo hice por milímetros. El sufrimiento que vives es tan profundo, es tan intenso, que tienes la sensación de que no vas a salir de ahí jamás en la vida. Es muy importante decirle a la gente que se puede salir de la depresión.

¿No veía salida a su situación?

Claro que no. La última salida para una persona que se quita la vida es dejar de sufrir, o eso es lo que pensaba yo. Sí, mi única salida era quitarme la vida.

Martín está ahora haciendo teatro en Madrid. Jeosm

Pero frenó ese impulso. ¿Qué es lo que le hizo echarse atrás y no lanzarse al vacío desde la terraza de su casa?

Subido en la barandilla de la terraza pensé en todo lo que pasaría después. Me tiraría de esa séptima planta, alguien llamaría a la policía, alguien llamaría a mi marido y a las personas que quiero y les diría: Javi se ha quitado la vida. Pude ver en mi imaginación la cara de terror de todas las personas que quiero y el impacto que supondría una noticia como esa. En España hay cuatro mil suicidios al año y ese acto de una persona que quiere dejar de sufrir es una bomba en una familia.

Vivimos en una sociedad que casi no habla de la muerte, mucho menos del suicidio, y que esconde las enfermedades mentales.

Vivimos en una sociedad de happy flowers. Tenemos que mostrar que estamos siempre bien y salimos a las redes sociales estando estupendos. Además, la tristeza de los demás nos incomoda, no permitimos al otro que esté triste. Queremos sacarle de ese estado enseguida, decirle: No, si tú estás bien. Tienes amigos, tienes familia, tienes trabajo, te queremos... No entendemos que esa persona está así por cosas externas. Otras veces no hay razones, simplemente te ha venido la depresión y no puedes evitarla. ¿Te sientes incómoda hablando conmigo de este tema?

Tengo que reconocer que no es algo de lo que hablemos habitualmente y cómodo no es. A pesar de la incomodidad que podamos sentir, ¿qué podemos hacer ante una persona con depresión?

Entenderla, escucharla, recomendar que se ponga en manos de profesionales y seguir la medicación que ellos digan que hay que tomar.

¿Estaba diagnosticado cuando tomó la decisión de suicidarse o le pilló por sorpresa?

No, en ese momento no. Ni siquiera estaba yendo al psicólogo, ni al psiquiatra, ni nada parecido.

¿Hay buena atención para tratar las enfermedades mentales?

Queda mucho por hacer. Hay menos psicólogos que en otros países. Se necesitan planes de prevención del suicidio. Necesitamos educación emocional. Si necesitas un psicólogo o un psiquiatra no puedes esperar a que la sanidad pública te atienda, porque las listas de espera son tremendas. Cuando tienes un dolor de alma a lo mejor te dan cita para tres, o cinco meses. Entonces te atienden, pero los profesionales estás sobrepasados.

A usted le conocemos por la televisión, especialmente por Caiga quien caiga. ¿Cómo ha repercutido en su trabajo su enfermedad mental?

No soy consciente de si ha repercutido o no. Puede, pero yo no me he enterado. Veremos cómo repercute ahora que voy contando mi historia por los medios.

Nena Daconte, Ángel Martín y usted. Tres personas muy conocidas que han contado su relación con las enfermedades mentales que sufren o han sufrido.

Creo que en los tres casos hay una necesidad de ayudar a que se conozcan y de comentar que no es algo tan extraño como pueda parecer visto desde fuera. Hay que decir que es un momento de tu vida en el que se pasa mal, pero después las cosas se van calmando. Nosotros tenemos un altavoz, pequeño, mediano o grande, como sea, pero podemos llegar un poco más a la gente.

¿Cuál fue el detonante que le hizo caer en la bipolaridad?

Si hablamos de temas de manías es muy complejo y piensas que el mundo es como tú lo ves. Sobre todo es en la depresión cuando me di cuenta de que no estaba bien y que necesitaba ayuda.

Sin embargo, volviendo la vista atrás, siempre viene la imagen de un Javi Martín como reportero dicharachero en Caiga quien caiga.

Ja, ja, ja... Pues esto le puede pasar a cualquiera. Puede haber un tema genético, el abuso de drogas, porque yo también fui joven y tomé drogas y sustancias... Todo eso puede degenerar y llevarte a tener problemas mentales. Se dice que una de cada cuatro personas va a sufrir un tipo de trastorno mental a lo largo de su vida, y eso es el 25% de la población.

Hablemos de trabajo. Ha sido reportero, presentador y es actor. ¿Con qué se queda?

Me quedo con el teatro. He disfrutado todo lo que he hecho en mi vida. Caiga quien caiga fue una etapa maravillosa de mi vida y la disfruté muchísimo, pero realmente lo que me gusta es subirme a un escenario, estar en el teatro, ver las butacas, escuchar al público y sentir esa energía que se genera en el teatro y que no se genera en otros medios. Todo lo que he hecho en mi vida me ha aportado algo.

¿Cree que hoy podríamos ver en televisión un Caiga quien caiga?

Es más complicado. Los políticos han aprendido mucho sobre cómo hablar a los medios de comunicación. Cuando empezó el programa teníamos un elenco de políticos que daba mucho juego: Aznar, Isabel Tocino, Esperanza Aguirre, Trillo, Álvarez Cascos... Esa generación ya se ha perdido. Ahora hay otra donde son más listos.

¿Está seguro de que ahora son más listos?

Ja, ja, ja... Sé por dónde vas. Digo que son más listos en cuanto a relacionarse con los medios y saber torear a algún reportero que les ponga en un brete.

Siempre quedará Ayuso, al menos por el momento.

Eso sí. Da mucho juego. Para un programa de Caiga quien caiga Isabel Ayuso sí que sería estupenda.

¿Qué está haciendo ahora en teatro?

Sueños de un seductor en Madrid con la compañía Azorín. Es una comedia de Woody Allen, hago de su personaje y me divierto mucho.

12/11/2022